Síndrome General De Adpatación
Elanette28 de Enero de 2014
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Síndrome de adaptación por el Dr. Hans Selye:
El Dr. Hans Hugo Bruno Selye nació en el año 1907, en Viena; hijo de un cirujano militar húngaro, casado con una dama austríaca.
Completó sus estudios superiores en la Universidad de Praga en 1929. Luego emigró para realizar un posdoctorado, primero en la Universidad John Hopkins (Baltimore, EEUU) y después en la Universidad de McGill (Montreal, Canadá). Fue durante su desempeño en esta última donde tuvo lugar la concepción de la idea del Síndrome general de adaptación (SAG) y el origen de la palabra stress.
Sobre el cuál escribió por primera vez en el British Journal Nature en 1936, en un artículo llamado Un síndrome producido por diversos agentes nocivo; donde hablo sobre su nuevo paradigma:
Independientemente de la naturaleza del estímulo nocivo, el organismo responde de manera estereotipada. Esta reacción representa un esfuerzo del organismo para adaptarse a la nueva condición a la que es sometido, y la denominó Síndrome general de adaptación (SAG).
El SAG, tal como lo describió Selye, incluye tres etapas universales:
Primero hay una “señal de alarma”, a partir de la cual el cuerpo se prepara para “la defensa o la huida”. No obstante, ningún organismo puede mantener esta condición de excitación, por ello existe la segunda etapa.
La segunda etapa permite al mismo, sobrevivir a la primera, en ésta se construye una resistencia. Finalmente, si la duración del estrés es suficientemente prolongada, el cuerpo entra a una tercera etapa
La tercera etapa es de agotamiento; una forma de envejecimiento debida al deterioro del organismo por mantener constante el desgaste durante la resistencia.
Unos años más tarde, Selye utilizó el término stress (que significa tensión, presión, coacción) para definir la condición con la que el organismo responde a agentes nocivos (“stressors”), estos estresores podían ser r cualquier cosa, desde la privación prolongada de alimento hasta la inyección de una sustancia extraña al cuerpo, inclusive, un buen trabajo muscular.
Por “estrés”, él no sólo se refirió al “estrés nervioso” sino a la “respuesta no específica del cuerpo frente a cualquier demanda”.
Todo este trabajo fue el resultado de los experimentos iniciales de Selye los cuales estuvieron orientados a descubrir una nueva hormona sexual; para lo cual inyectó extracto de ovario en ratas y observó que los cambios producidos incluían, entre otros, hipertrofia de la corteza adrenal, atrofia del sistema retículo endotelial y la aparición de úlceras gástricas y duodenales. Asimismo, la magnitud de estos cambios fue proporcional a la cantidad de extracto ovárico inyectado.
Dado estos resultados el Dr. Selye pensó que se hallaba ante al descubrimiento de una substancia extraña que producía efectos antes no descriptos. Más sin embargo al comprobar el origen ovárico de esta nueva hormona, también inyectó a las ratas extractos de hipófisis y placenta, donde también observo los mismos resultados con tales productos.
No obstante, suponiendo que esta hormona no proviniera exclusivamente del ovario, administró a sus ratas extractos de hígado, riñón y otros órganos. Nuevamente el resultado obtenido fue similar. En un último intento para establecer la existencia de esta supuesta substancia, que aparentaba haber descubierto, inyectó formalina a los animales. Al comprobar la presencia de resultados idénticos a los anteriores, la hipótesis inicial se derrumbó: la hormona nueva no existía.
Su trabajo aparentaba haber sido en vano, y mientras resolvía qué hacer con su línea de investigación, de pronto recordó algunas de las observaciones que había formulado en los primeros años de su formación médica en la Universidad de Praga. Fue allí donde realizó el primer contacto con
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