Vida De Francisco De Miranda
avili15 de Enero de 2013
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Francisco de Miranda
EMISIÓN CONJUNTA
Venezuela - Francia
Colombeia 1750 - 1816
Francisco de Miranda. Concepción universal del mundo y de su tiempo. Arquetipo del que hacer libertario. Fabricante de sueños. Su gran proyecto: ver libre a todo el Continente Hispanoamericano. Integrar política, cultural y económicamente el extenso territorio comprendido entre el Missisippi y el cabo de Hornos. Venezuela, epicentro para encender la antorcha libertaria del ámbito americano libre, integrado por las colonias españolas. Así surge la idea, en 1790 de Colombeia. Francisco de Miranda: Hombre trascendental. Trashumancia que ha hecho leyenda en hermoso transitar allende los mares.
Fue el primero - que conozca la historia- en plantear la necesidad de una Hispanoamérica unida y también el primero que habló al mundo en nombre de América. Concibió a Hispanoamérica como una gran Nación. Aporte trascendental, aún vigente, en la historiografía regional. Un pensamiento político y filosófico de proyecciones inconmensurables que habría cambiado el curso de la historia de los pueblos americanos y su relación planetaria.
El caraqueño Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez (1750-1816) provenía de un mestizaje; hijo del español (de origen canario) Sebastián de Miranda Ravelo y de la venezolana Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza, lo cual, acaso, le permitió enfrentarse con extraordinaria facilidad a escenarios que le abrieron las puertas para participar no sólo en ambientes sociales y culturales, sino, en las luchas revolucionarias que ocurrían en tres Continentes. Con extraordinaria sagacidad incursionaba en procesos políticos que aún cuando le eran ajenos en la distancia, no lo eran para la obtención de sus fines revolucionarios: lograr recursos para liberar del dominio español a los pueblos hispanoamericanos.
Políglota. Hablaba, además de su lengua madre, el español: francés, inglés, alemán, ruso, conocía suficientemente el árabe y el italiano, traducía del latín y griego. Amante de las artes, de fino y agudo oído para la música, no sólo para escucharla sino también para ejecutarla; siempre se hacía acompañar por su flauta, que tocaba con maestría y sensibilidad. Su biblioteca, superior a los 6 mil volúmenes, estaba conformada por una diversidad bibliográfica, que para el momento era considerada una verdadera joya o patrimonio. Además de sus documentos conformados por cartas y otros textos, contenía libros de distintas épocas, diarios, mapamundis, planos de batallas, prospectos medicinales, proyectos de leyes, constituciones e, incluso, misivas de amor. Leía con apasionada voracidad en sus años mozos a Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Locke, Buffon, Lalande, Humbolt, Hume, Diderot. En su peregrinar por España, a los 21 años de edad, ocultamente hace circular libros que por su contenido les consideraban prohibidos.
La educación de Miranda, como por designios históricos, estaba centrada en la formación de un soldado culto. De un hombre nuevo para su tiempo. De un ser que por su bagaje cultural era capaz de empuñar las armas al grado extremo como guerrero y como conductor de batallas. Pero, también, contar con la instrucción y conocimientos que requiere un estadista, un filósofo o un sabio. Es así como se inclina por el aprendizaje de idiomas que le permiten una amplia cosmovisión en el tiempo y espacio. Aprende francés para entrar en-las-profundidades de las ciencias y los derechos humanos e inglés para ampliar su acceso al conocimiento. Figuran además materias como matemáticas, filosofía, derecho de gentes, arte de la guerra, historia y Bellas Artes, entre otras.
Miranda, era un hombre exquisito que por su cultura e intelecto se relacionaba y llamaba la atención de personajes de la talla de George Washington, Alexander Hamilton, Thomas Paine, William Pitta, O' Higgins, Sucre, Catalina de Rusia, Dantón, San Martín; se le compara a Tomás Jeffreson, el gran humanista los Estados Unidos. Napoleón, dijo: “A ese hombre le arde en el pecho el fuego sagrado del amor a la libertad". El Libertador Simón Bolívar, lo llamó “ ... el más ilustre colombiano ... " . Su nombre está grabado en el Arco del Triunfo en París. Su retrato forma parte de la galería de los Personajes en el Palacio de Versalles; su estatua se encuentra frente a la del general Kellerman en el campo de Valmy.
Sabio proyecto. Partir de las luchas independentistas de Venezuela, para encender la llama de la libertad y la unión de América. Surge así, en 1790, la creación de un gran proyecto Estado americano libre, que nuclearia a las colonias españolas: Colombeia.
Ideó Miranda un territorio integrado desde el Misissippi hasta el cabo de Hornos. Le dio estructura de monarquía y estableció mecanismos de poder para su conducción político-administrativa. Forma de gobierno que combinaba una visión ancha del mundo con integración regional. Observadores políticos e historiadores, al ahondar en estudios sobre la figura de este insigne venezolano y su proyecto revolucionario, le atribuyen el don de haber sido para su momento el hombre de armas mejor formado en el campo de las letras y uno de los más lúcidos pensadores políticos del Hemisferio. "Poner la fuerza -como en cierto modo ya había insinuado Pascal- al servicio del derecho y la justicia. Los pueblos que aspiran a la libertad no tienen, a su parecer, ninguna necesidad de militares cegatos ni de civiles ineficaces. Necesitan de filósofos que no luchen más que por la conquista o la defensa de las libertades ...".
Sus biógrafos dan cuenta que nuestro personaje inicia sus estudios a los doce años de edad en la Universidad de Caracas. Cursa "Clases de Menores" que comprendía dos años de latín, Gramática y Catecismo. Entre 1764 y 1766 estudia "Clases de Mayores": latín a través de lecturas de clásicos de Virgilio y Cicerón; además de nociones de Historia, Religión, Aritmética y Geografía. Luego estudia Artes, complementando esa información con nociones de lógica, física y metafísica. Obtiene el título de Bachiller en 1767.
Decide Miranda antes de cumplir los veintiún años de edad, en 1771, partir para España con el objeto de servir en el Ejército Real. Desde allí inicia un periplo apasionante que le da a su vida un accionar revolucionario por tres continentes (Africa, Europa y América). Un sentido de trascendencia que raya en lo legendario y novelesco marca sus andanzas. Viajes, pasiones políticas, hazañas propias de la guerra, persecuciones, honores, temores precedidos de testamentos, interminables antesalas, palacios reales, burocracias a veces solidarias, a veces indiferentes, lecturas interminables, ilusiones, sueños y pesadillas productos de incertidumbres, cárceles y aventuras amorosas. En ese interminable deambular tras la brújula de la historia, Miranda conoce capitales, frecuenta pensadores, artistas y reyes. Conversa sobre derechos humanos con Thomas Paine, de filosofía con el Abate Raynal, toca la flauta con Joseph Haydn, o disfruta hablando de literatura con Gustavo II de Suecia. Su presencia es disputada en los salones de las cortes. Habla de la América Exótica. Crea emociones al referirse con especial atracción a las guerras libertarias. Sus audaces ideas asombran a los políticos más importantes. Doblega el alma de banqueros y ministros de finanzas.
Todo ese mundo lleno de mágicas vivencias, con extraordinario sentido de la historia nos lo lega Francisco de Miranda, en 14 mil 740 páginas, publicadas en su mayoría bajo el título de Colombeia.
Este hombre participa en tres de los acontecimientos más importantes de la Historia Universal contemporánea: La Revolución Francesa, la Independencia de los Estados Unidos de América, y la Revolución de Independencia de Hispanoamérica.
Su carrera militar comienza en 1772 como Capitán del regimiento de Infantería de la Princesa, nombrado por el Rey Carlos III de España. En esa actividad incesante de la milicia pasa el siguiente año a las tropas españolas en el Norte de Africa. Allí le toca participar en la defensa de Melilla (1774-1775) contra las fuerzas del Sultán de Marruecos y en la expedición contra Argel (1775). Es nombrado capitán del Regimiento de Aragón y Edecán del General Juan Manuel Cajigal, a quien luego acompaña en 1781 con las tropas españolas, que refuerzan el sitio puesto a la plaza de Pensacola, que estaba ocupada por los ingleses en la Florida Occidental de los Estados Unidos.
Colombeia. El proyecto integrador. Después de Pensacola, en plena efervescencia de la independencia de los Estados Unidos, Miranda (con 31 años de edad) recorre lugares importantes de los Estados Unidos para conocer in situ la forma como se propaga la democracia racional. Presenta a George Washington, Alexander Hamilton, Thomas Paine y Gilbert de La
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