Vida Y Obra

Se puede hablar sobre la existencia de una cultura universitaria? Aparentemente, nuestra región se encuentra invadida por infinidad de universidades de todos tipos que ofrecen ya los grados académicos de licenciatura, maestría y doctorados. Los padres de familia hacen sus esfuerzos para mantener a sus hijos en estas instituciones y logren titularse, porque se piensa que es la forma de lograr mejores niveles de vida, o el acceso a mayores salarios.

La realidad pudiera ser otra: que el muchacho que sale de las universidades se encuentre con dificultades para acceder a un trabajo y que ese trabajo no represente el sueldo que nos suponíamos, lo cual suponga una decepción en muchos sentidos.

A veces, se valora de más las cosas cuando no se indaga sobre ellas con profundidad. El haber creído automático la relación título-sueldo es lo que da con la decepción. Hace falta algo más; por principio de cuentas, una verdadera vocación en lo que se hace; concepto que ha perdido su vigencia porque hoy por hoy, tanto la vocación como el servicio, han pasado a la historia de tal manera que muchos lo que procuran es enriquecerse por medio del fraude al ejercer su oficio.

La carrera de uno es la vida, se casa con ella, es lo que va a hacer por el resto de su vida, si no está dispuesto a la entrega de seguro va a fracasar; lo que me trae a la segunda variable que produce profesionistas exitosos, la entrega al trabajo; si ésta no existe, con dificultad se llegará al éxito.

Muchos de los estudiantes ni tienen vocación ni están dispuestos a entregarse al trabajo, por eso mismo se conforman con entregar el mínimo esfuerzo a todas las exigencias que se les hace. Creen que pasando el tiempo se les ha de entregar un título y este es el medio más que suficiente para que alguien les dé un trabajo bien remunerado. No creo que exista en el mundo nadie que pague a alguien un sueldo que no le produzca ganancia. Si se llega a obtener se perderá el trabajo por no haber sabido dar el ancho en el puesto o no haberse hecho indispensable.

Las universidades producen estudiantes mediocres por habernos metido en el sistema de producir jóvenes con título que no responden a lo que dice el título que representa. Ni siquiera como distinción social sirve, por no reflejar una cultura mínima general de muchos que lo poseen. La corrupción a muchos niveles ha terminado con el prestigio que antes suponía ser titulado y eso afecta al nivel de salarios a los que se puede acceder, sobre todo al principio de la carrera profesional.

Al sistema le conviene. Entre más existan, menos valen. Si en una región se producen muchos profesionales de los mismos, baja su nivel de sueldos. Como las universidades han vendido sus objetivos a los empresariales, se convierten en aparato productor de profesionistas a bajos salarios y con conocimientos y destrezas únicamente dedicados a satisfacer las necesidades de la empresa que no tiene interés alguno en servidores críticos o servidores cultos, sino simplemente serviles dóciles que puedan ser reemplazados con suma facilidad.

Por ello, tampoco la existencia de tanta universidad se refleja en el incremento de calidad del artículo cultural que consume. Nos conectamos con los campañas de la necesidad de la lectura; los profesionistas por su campo de acción deberían de sentirla, de consumir información puesta al día en su área. ¿Cuántos de ellos consumen libros o revistas especializadas? ¿A cuántos no les interesa ni siquiera tener una biblioteca?

Como hemos sido incapaces de inventar nuestra propia tecnología, lo que está necesitando la industria son técnicos que sepan hacer, que puedan utilizar las nuevas máquinas; mas la concepción del técnico está subvalorada. Pero de un profesionista malo a un buen técnico, yo prefiero lo segundo. Si el muchacho no tiene capacidad para el estudio, ¿a qué obligarlo a hacer una cosa que va a realizar mal?

Cuántos se quedan en el camino y acaban trabajando en algo que no estudiaron u optan por tomar el oficio fácil de la delincuencia, porque en realidad es lo que han buscado siempre, y las universidades, en lugar de ser una coladera, se ha convertido en parte del sistema que produce profesionistas patitos, mal pagados, sin vocación, perdedores y fracasados.

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