ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

ANTIBIOGRAMA Y ACCIÓN DE AGENTES FÍSICOS Y QUÍMICOS EN LOS MICROORGANISMOS

Luciana1211Informe16 de Marzo de 2016

3.933 Palabras (16 Páginas)401 Visitas

Página 1 de 16

ANTIBIOGRAMA Y ACCIÓN DE AGENTES FÍSICOS Y QUÍMICOS EN LOS MICROORGANISMOS.

Luisa Fernanda Bello, Lina Ramírez, Joseph arias.

Tecnología en regencia de farmacia. Corporación Tecnológica de Bogotá.

OBJETIVOS

  • General

  1. Analizar el mecanismo de acción de desinfectantes y las características de hongos y parásitos.

  • Específicos
  1. Realizar la valoración de desinfectantes y las reacciones de inhibición del crecimiento según su estructura que se generan en los microorganismos.
  2. Observar las estructuras de hongos y parásitos presentes en alimentos y en desechos fisiológicos.

MARCO TEORICO

Control microbiano por Agentes Químicos

Aunque los objetos se desinfectan a veces con agentes físicos, las sustancias químicas se utilizan con más frecuencia para la desinfección y la antisepsia. Muchos factores influyen en la eficacia de los desinfectantes y antisépticos químicos, como ya se ha expuesto anteriormente. Hay que tener en cuenta factores como la clase de microorganismos potencialmente presentes, la concentración y naturaleza del desinfectante que se emplee y la duración del tratamiento.

Las superficies sucias deben limpiarse antes de aplicar un desinfectante o antiséptico. Un uso apropiado de los agentes químicos es esencial para la seguridad en los laboratorios y hospitales. Hay que destacar que los productos químicos se utilizan también para evitar el crecimiento microbiano en los alimentos.

Numerosos agentes químicos están disponibles para ser utilizados como desinfectantes, y cada uno tiene sus propias ventajas e inconvenientes. Para seleccionar un agente es importante tener presentes las características del desinfectante ideal. El paradigma de los desinfectantes debe ser eficaz frente a una amplia variedad de agentes infecciosos (bacterias Gram positivas, Gram negativas, y ácido-alcohol resistente, endosporas bacterianas, hongos y virus) tanto en diluciones elevadas como en presencia de materia orgánica.

Aunque el producto químico debe ser tóxico para los agentes infecciosos, no debe serlo para las personas ni corrosivo para los materiales comunes. En la práctica, este balance entre efectividad y baja toxicidad para los animales es difícil de alcanzar. Algunos compuestos químicos se utilizan a pesar de su baja efectividad ya que son relativamente no-tóxicos. Los desinfectantes deben ser estables al almacenamiento, sin olor o con un olor agradable, solubles en agua y lípidos para que puedan penetrar en los microorganismos, y con una tensión superficial baja, de manera que puedan entrar en los pequeños resquicios de las superficies. Si es posible, el desinfectante debe ser económico.

Sin embargo, el uso indebido de los desinfectantes puede conllevar serios problemas. Un ejemplo lo tenemos en el desinfectante triclosán, ampliamente empleado en productos tan variados como desodorantes, colutorios, jabones, e incluso en juguetes de niños. El triclosán parece encontrarse en cualquier lugar. Desgraciadamente, ya se ha detectado una cepa de Pseudomonas aeruginosa resistente al triclosán, que emplea una bomba activa para expulsar el antiséptico al exterior. Las bacterias parece que responden al abuso de los antisépticos de la misma forma como han reaccionado al abuso de los antibióticos {véanse las pp. 883-

886). Incluso, algunas evidencias señalan que el uso extensivo del triclosán también incrementa la frecuencia de resistencia a los antibióticos en bacterias. Así, el abuso en el empleo de los antisépticos puede presentar inesperadas consecuencias dañinas.

A continuación, se analizan las propiedades y usos de varios grupos de desinfectantes y antisépticos comunes.

Compuestos fenólicos

El fenol fue el primer antiséptico y desinfectante de uso generalizado. En 1867, Joseph Lister lo empleó para reducir el riesgo de infección durante las operaciones quirúrgicas.

Actualmente, el fenol y sus derivados, como cresoles, xilenos y ortofenilfenoles se emplean como desinfectantes en laboratorios y hospitales. El desinfectante comercial Lysol está elaborado a partir de una mezcla de compuestos fenólicos. Estos productos actúan desnaturalizando las proteínas y alterando las membranas celulares. Poseen algunas ventajas claras como desinfectantes: son tuberculocidas, eficaces en presencia de materia orgánica y permanecen activos en superficies después de mucho tiempo de su aplicación. Sin embargo, tienen un olor desagradable y pueden causar irritación cutánea.

El hexaclorofeno (Figura 7.7) ha sido uno de los antisépticos más comunes porque persiste activo en la piel después de su aplicación durante largos períodos de tiempo. Sin embargo, puede producir lesiones cerebrales, y actualmente únicamente se emplea en los departamentos infantiles de los hospitales frente a brotes infecciosos por estafilococos.

Alcoholes

Los alcoholes se encuentran entre los desinfectantes y antisépticos más utilizados. Son bactericidas y fungicidas, pero no esporicidas; destruyen también algunos virus con envoltura lipídica. Los dos alcoholes germicidas más comunes son el etanol y el isopropanol, empleados normalmente en una concentración del 70 a 80 %. Actúan desnaturalizando las proteínas y, quizás, disolviendo los lípidos de membrana. Se requiere una inmersión en estos alcoholes durante 10 a 15 minutos para desinfectar termómetros y otros instrumentos.

Halógenos

Los halógenos pertenecen al grupo VIIA de la tabla periódica (flúor, cloro, bromo, yodo y astatino). Existen en forma de moléculas diatómicas en estado libre, y forman sales con sodio y la mayoría del resto de los metales. Yodo y cloro son agentes antimicrobianos importantes. El yodo se utiliza como antiséptico cutáneo, y destruye los microorganismos al oxidar los constituyentes celulares y formar compuestos de yodo con las proteínas celulares. En concentraciones elevadas, puede incluso destruir algunas esporas. A menudo se aplica yodo como tintura de yodo al 2 % o más en una solución de agua y etanol de yoduro potásico. Aunque es un antiséptico eficaz, puede lesionar la piel, deja manchas y se pueden desarrollar alergias al yodo. Más recientemente, se ha combinado el yodo con un adyuvante orgánico para formar un yodóforo. Los yodóforos son hidrosolubles, estables, no tiñen y liberan el yodo lentamente para minimizar las quemaduras e irritación en la piel. Se emplean en hospitales como antiséptico preoperatorio y como desinfectantes en hospitales y laboratorios. Algunas marcas comerciales conocidas son Wescodyne como antiséptico cutáneo y desinfectante de laboratorios, y Betadine para heridas.

El cloro es el desinfectante habitual del agua municipal y de las piscinas, y se emplea también en las industrias lácteas y alimentarias. Puede aplicarse como cloro gas, hipoclorito sódico o hipoclorito cálcico, todos ellos producen ácido hipocloroso (HC1O) y, luego, oxígeno atómico. El resultado es la oxidación de materiales celulares y la destrucción de bacterias vegetativas y hongos, aunque no de esporas.

La destrucción de casi todos los microorganismos se produce en 30 minutos. La materia orgánica interfiere con la acción del cloro al reaccionar éste, por ello, se añade un exceso de cloro para asegurar la destrucción microbiana. Sin embargo, hay que tener en cuenta un problema potencial, y es que el cloro reacciona con la materia orgánica formando trihalometanos, compuestos cancerígenos, por lo que deben ser determinados periódicamente en el agua de bebida. En algunas ocasiones se ha empleado el ozono como alternativa al cloro en Europa y Canadá.

El cloro es también un excelente desinfectante para uso individual porque es eficaz, barato y fácil de manejar. Se pueden desinfectar pequeñas cantidades de agua potable con pastillas de halazona. Este producto (ácido dicloroamidobenzoico parasulfona) libera lentamente cloro cuando se añade al agua y la desinfecta en aproximadamente media hora. Las utilizan con frecuencia los excursionistas que no tienen acceso a agua potable no contaminada.

Las soluciones de cloro son muy eficaces para desinfectar laboratorios y hogares. Una combinación excelente de desinfectante y detergente puede prepararse a partir de una dilución 1/100 de lejía de uso doméstico (10 mL de lejía/L) y una suficiente cantidad de detergente no iónico (7.8 mL/L, para obtener una concentración de detergente del 0.8 %).

Esta mezcla elimina tanto la suciedad como las bacterias.

Metales pesados

Durante muchos años, los iones de metales pesados, como mercurio, plata, arsénico, cinc y cobre se han empleado como germicidas, aunque muchos metales pesados son más bacteriostáticos que bactericidas. Recientemente, se han sustituido por otros menos tóxicos y con un mayor poder germicida, aunque algunos de los tradicionales siguen utilizándose, como la plata. Una solución del 1 % de nitrato de plata se aplica a menudo en los ojos de los niños para prevenir gonorrea oftálmica (en muchos hospitales, se utiliza en su lugar eritromicina porque es eficaz frente a los géneros Chlamydia y Neisseria). La sulfadiazina de plata se emplea en quemaduras. El sulfato de cobre es un algicida potente muy utilizado en lagos y piscinas.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (28 Kb) pdf (766 Kb) docx (508 Kb)
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com