Adaptacion De Las Poblaciones A Los Ambientes
bettyliliaave22 de Agosto de 2013
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Índice
Carátula……………………………………………………………………………….hoja 1
Índice…………………………………………………………………………………..hoja 2
Introducción………………………………………………………………….hoja 3/4
Desarrollo………………………………………………………………………hoja 5/20
Anexos…………………………………………………………………………hoja 21/27
Conclusión…………………………………………………………………………hoja 28
Introducción
Cada una de las especies que habita el planeta se encuentra distribuida en él y conforma poblaciones. Dentro de cada población, los individuos pueden cruzarse y dejar descendencia fértil; el libre flujo genético entre ellos y a lo largo de las generaciones da como resultado la existencia de ciertas características que pueden ser favorables para su adaptación al ambiente.
El comportamiento de las poblaciones es dinámico. Para describir la situación de una población en un momento dado y predecir posibles cambios en ella, es necesario conocer el tamaño poblacional, la densidad y todos los parámetros que los modifican, como la natalidad, la mortalidad y las migraciones.
Distribución de las especies
Una población es un conjunto de organismos pertenecientes a la misma especie que ocupan un área dada, durante un periodo determinado. Para describir la distribución de la especie, es necesario tener en cuenta todas sus poblaciones.
La distribución de cada especie en las distintas regiones del mundo está dada por las características de los organismos y por las condiciones del ambiente. Si se halla ampliamente distribuida, es probable que tenga un alto rango de tolerancia a las diferentes condiciones ambientales. Las poblaciones con elevada variabilidad genética son más aptas para explotar los recursos del medio, adaptarse a los cambios, y colonizar nuevos ambientes.
El hecho de que algunas regiones no estén habitadas por determinada especie en un momento dado puede deberse a que existan barreras geográficas, posibilidades de desplazamiento de los organismos, conductas de selección de hábitats o las condiciones físicas o químicas del ambiente y las interacciones que se establecen entre las poblaciones presentes en cada región.
Factores que inciden en la distribución de las poblaciones:
El ambiente físico y la vida
Los diferentes ecosistemas se caracterizan por sus condiciones físicas, por las especies que los habitan y por las interacciones que se establecen entre ellos. La comunidad interactúa con el medio y lo modifica. Se denomina factores bióticos a los seres vivos que la componen, así como a los restos y desechos de los mismos.
Las condiciones físicas y químicas de un ambiente condicionan en parte que tipos de organismos pueden subsistir en él.
Los parámetros físicos y químicos que inciden sobre los organismos de la comunidad constituyen los factores abióticos de un ecosistema. Algunos de ellos, como la luz solar, la temperatura, la composición del aire, se encuentran determinados en gran medida por la latitud y/o la altitud.
Desarrollo
Los factores abióticos
La vida en la Tierra depende de la condiciones físicas y químicas, no solo porque los seres vivos usan el agua y muchos de los elementos que componen el suelo y el aire para construir las sustancias que constituyen sus estructuras, sino también porque las condiciones de luz, presión, temperatura, humedad, salinidad y acidez del ambiente inciden sobre los procesos que se llevan a cabo en los organismos.
La permanencia de los seres vivos bajo determinadas condiciones físicas depende de sus características morfológicas y fisiológicas, y de las estrategias que usan para responder ante los cambios ambientales. Dichas características y estrategias son el resultado del proceso de evolución, durante el cual las condiciones ambientales actúan como agentes de selección natural.
Respuestas de los organismos al cambio ambiental
El buen funcionamiento de los organismos depende de su capacidad para mantener su medio interno dentro de un rango de condiciones, en el cual se llevan a cabo todos los procesos vitales. Las condiciones internas de los seres vivos suelen ser diferentes de las de medio exterior, en el cual se producen cambios permanentemente.
Algunos de esos cambios ocurren con regularidad, como el ciclo anual de las estaciones y los periodos de luz y oscuridad; otros son menos previsibles y se producen en forma irregular, como ciertos cambios climáticos que alteran las condiciones de un ambiente. Las respuestas de los organismos dependen, en parte, de la regularidad y de la velocidad de con que se producen los cambios ambientales en relación con la duración de la vida de los individuos de la especie.
Algunas respuestas, como la aceleración del metabolismo o la búsqueda de un sector más cálido de hábitat ante un descenso de temperatura, no requieren de una modificación estructural del organismo. Otros, como la formación de gruesas capas de grasa en ciertos animales durante el periodo invernal, involucran cambios estructurales en el organismo.
Se pueden conocer dos tipos de respuestas que incluyen modificaciones estructurales: la aclimatación y las respuestas de desarrollo. Ninguna de estas respuestas involucra cambios a nivel genético en el individuo, sino que las distintas características morfológicas, fisiológicas o de la conducta se pueden manifestar en un organismo de acuerdo con la información genética que este posee.
La aclimatación es un cambio reversible de una estructura del organismo que favorece el mantenimiento del equilibrio interno en respuesta a modificaciones ambientales persistentes y generalmente, cíclicas; por ejemplo la producción de enzimas con diferentes temperaturas óptimas de funcionamiento según las variaciones de la temperatura del ambiente (estos cambios se pueden producir en cada individuo varias veces a lo largo de su vida).
Hay organismos cuya vida transcurre por completo dentro de una de las etapas de un cambio ambiental cíclico y, por lo tanto las condiciones para este individuo son más o menos contantes, pero para la generación anterior o la siguiente, pueden ser diferentes. Este tipo de organismos presenta frecuentemente respuestas de desarrollo. Por ejemplo, algunas especies de insectos que nacen en primavera están expuestas a diferentes condiciones que las que nacen en verano, entonces, los individuos de una generación pueden diferir en algunas características de los de otra. Los cambios se producen durante es desarrollo de las larvas, de tal modo que los adultos resultantes presentan características distintas según las condiciones a las que estarán expuestos.
En muchas regiones del planeta, las condiciones imperantes durante gran parte del año son muy rigurosas. Ante la sequía prolongada, las temperaturas extremas o la escasez de luz, las respuestas de muchos organismos suelen ser drásticas, ya que no pueden realizar normalmente sus actividades.
Una respuesta posible es la migración o abandono temporal de la región que habita una determinada población en busca de otra en la cual las condiciones sean aptas para continuar su desarrollo.
Otra forma de resistir a las condiciones ambientales que superan el rango de tolerancia de los organismos es el letargo, durante el cual el metabolismo es muy lento y, por lo tanto, el gasto energético y de nutrientes es mínimo. El letargo suele incluir una serie de cambios previos, como la acumulación de grasa, la deshidratación o la producción de sustancias anticongelantes.
El agua
Una de las condiciones indispensables para la existencia de vida en un ambiente es la presencia de agua, pues su abundancia o carencia produce marcados efectos sobre los otros factores ambientales y condiciona en gran medida el tipo de organismos que lo habitan.
La disponibilidad de agua para los seres vivos en la naturaleza, a su vez, depende de otros factores ambientales. La temperatura del medio, por ejemplo, determina el estado en el cual se entrega. La composición del suelo influye en el contenido de sales disueltas en el agua y este, a su vez, incide en los intercambios que se produce entre el ambiente y el interior de los organismos. Al mismo tiempo, los distintos tipos de suelo son más o menos permeables al agua según su composición; esto condiciona su disponibilidad para los seres vivos (especialmente para los vegetales) que habitan en él.
De la totalidad de agua que hay en la Tierra, solo una cantidad mínima se encuentra fácilmente disponible para los seres vivos. Esto se debe principalmente a que el agua de los mares (el 97% del total del agua del planeta) resulta poco aprovechable debido a su concentración salina. Además, no toda el agua dulce puede ser usada por los organismos.
La importancia del agua para los seres vivos se debe a que posee propiedades físicas y químicas particulares respecto de otras sustancias.
Adaptaciones para mantener el equilibrio hídrico
Todos los seres vivos deben mantener el contenido de agua en proporciones constantes para mantener el equilibrio hídrico interno Las adaptaciones de los seres vivos para la regulación del equilibro hídrico se relacionan especialmente
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