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Adolecencia


Enviado por   •  4 de Febrero de 2015  •  2.406 Palabras (10 Páginas)  •  230 Visitas

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Adolescentes

Si bien se trata de un grupo de edad relativamente saludable que ha superado ya la etapa crítica de mortalidad y morbilidad de la infancia, y aún no se enfrenta a los problemas de salud de la etapa adulta, los adolescentes contribuyen, de forma más que proporcional a su peso poblacional, a condiciones de salud que son consecuencia de comportamientos que comprometen su bienestar presente y futuro. Se ha documentado que las decisiones tomadas en la adolescencia son determinantes para el futuro de un individuo; la adolescencia es una etapa en la que se establecen patrones de comportamiento para la vida al transitar de la niñez a la edad adulta.

Este aspecto de mayor vulnerabilidad por la fase de estructuración y formación ha sido reconocido en el diseño de políticas, como se manifestó en el Programa de Acción de Atención a la Salud de la Adolescencia. Los comportamientos de riesgo y sus consecuencias son preocupaciones centrales para la salud de los adolescentes, e incluyen accidentes, consumo de sustancias adictivas, violencia, inicio temprano de actividad sexual, prácticas sexuales sin protección, infecciones de transmisión sexual, entre otras. Por otra parte, se han comenzando a observar a edades más tempranas padecimientos crónicos (diabetes e hipertensión), lo que implica la necesidad de monitorear estas condiciones.

Al seguir la definición de las encuestas previas, y de acuerdo con el consenso internacional, los adolescentes comprenden a los individuos entre 10 y 19 años.

Durante la ENSANUT 2012 se entrevistó a un total de 21 519 adolescentes, los cuales representaron al conjunto de 22 804 083 estimados como residentes en México en 2012 (cuadro 4.1). Esta población es equivalente a 20.2% del total de habitantes en el país. De este total, 50.3% son hombres y 49.7% mujeres, lo que muestra una tendencia de mayor porcentaje de mujeres, al considerar que para la ENSANUT 2006 el porcentaje de mujeres fue de 49.2%. El tamaño de la población de adolescentes representa un decremento de 0.3% en relación con el tamaño del mismo grupo en la ENSANUT 2006 (cuadro 4.1).

Cartilla Nacional de Salud

Los programas de vacunación han disminuido la incidencia de las enfermedades prevenibles. Sin embargo, aunque han disminuido notablemente los casos de sarampión, rubéola y difteria en este grupo poblacional, las coberturas de vacunación son difíciles de evaluar al no disponer de documentación probatoria de las dosis de vacuna aplicadas.1 En el país se implementó la distribución de la Cartilla de Nacional de Salud (CNS) con la finalidad de registrar y dar seguimiento a la estrategia de vacunación para los adolescentes.2 Al respecto, la encuesta permitió estimar que aproximadamente la tercera parte de los adolescentes mostró algún tipo de cartilla (32.8%), más de la mitad señaló que cuenta con algún tipo de cartilla pero no la mostró

(53.9%) y más de 10% no tiene este tipo de documento (cuadro 4.2 y cuadro 4.3). Por otra parte, es necesario mencionar que probablemente las dosis aplicadas en adolescentes no se registran en los documentos probatorios de vacunación debido a que de forma rutinaria estas vacunas se aplican en las escuelas.

Debido al bajo porcentaje de adolescentes con cartilla y a las limitaciones en el registro en las mismas, las cifras de reporte no permiten ofrecer un panorama sobre la situación de la vacunación en este grupo de edad, por lo que será hasta que se cuente con información de los análisis de laboratorio de las muestras de sangre obtenidas en la ENSANUT 2012 que se pueda describir con precisión la cobertura de protección por vacunas en la adolescencia en México

Tabaquismo

La prevalencia de consumo de tabaco entre los adolescentes se definió como aquel individuo que había fumado 100 cigarros o más en su vida. Entre el año 2000 y 2012 no se observa un cambio en el porcentaje total de adolescentes que consumen tabaco (9.7% en 2000; 9.2% en 2012). Entre los adolescentes hombres se observa un ligero descenso (14.5% en 2000; 12.3% en 2012, diferencia estadísticamente significativa) y en las mujeres ha permanecido estable (5.0% en 2000; 6.0% en 2012) (figura 4.1). En promedio, los adolescentes fumaron por primera vez un producto de tabaco a los 14.6 años y no se observa diferencia entre hombres y mujeres. El 15.8% inició a los 12 años o antes, 50.5% entre los 13 y los 15 años y 33.7% de 16 a 19 años.

La prevalencia de consumo diario de tabaco se redujo entre los adolescentes de 4.8% en 2000 a 2.6% en 2012, por lo que esta diferencia es estadísticamente significativa. El promedio de cigarros que consumen los adolescentes fumadores diarios disminuyó de 4.8 cigarros/día en 2000 a 3.7 cigarros/día en 2012 (diferencia estadísticamente significativa). De los adolescentes fumadores diarios, 6.6% refiere que fuma su primer cigarro en los primeros 30 minutos después de levantarse, lo cual es un indicador de adicción a la nicotina. En cuanto a la percepción de los adolescentes fumadores frente a la implementación de las nuevas advertencias sanitarias en los empaques de productos de tabaco, 23.5% refiere que las advertencias le hacen pensar mucho en los daños que causa fumar, 23.4% refiere que le hacen pensar bastante, 31.9% le hace pensar poco y 21.1% que no le hacen pensar en nada (figura 4.2).

Consumo de alcohol

La prevalencia de consumo de alcohol entre los adolescentes se definió como el consumo de una bebida alcohólica de forma diaria, semanal, mensual u ocasional en el último año. Entre los años 2000 y 2012 no se observa un cambio estadísticamente significativo en el porcentaje total de adolescentes que consumen alcohol (24.8% en 2000; 25% en 2012). En 2012, 28.8 y 21.2% de los hombres y las mujeres, respectivamente, refirió consumir alcohol. No se observaron cambios significativos en el consumo respecto al año 2000 (figura 4.3). El abuso de alcohol entre los adolescentes se definió, en el caso de los hombres, como el consumo de cinco copas o más por ocasión; y en el caso de las mujeres, cuatro copas o más por ocasión. Menos de 1% de los jóvenes abusa del alcohol diariamente, 2.3% lo hace de manera semanal, 5.8% mensual y 7.2% ocasionalmente. Se observa una diferencia en el abuso de alcohol entre los adolescentes hombres y mujeres (figura 4.4).

Salud reproductiva

La salud sexual y reproductiva es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no meramente la ausencia de enfermedad en todas las cuestiones relativas al aparato reproductor y sus funciones y procesos;3 es un componente esencial de la capacidad de los adolescentes para transformarse en personas equilibradas, responsables y productivas dentro de la sociedad.4 Los adolescentes tienen necesidades de salud particulares que difieren en aspectos importantes de las que tienen los adultos, donde la equidad de género es un componente imprescindible para satisfacerlas y asegurar la salud sexual y reproductiva a lo largo de todo el ciclo vital.5

En este sentido, es importante la información que los adolescentes tienen para el cuidado de su salud reproductiva y en especial de los métodos anticonceptivos.

De acuerdo con las cifras de la ENSANUT 2012, 90% de la población de 12 a 19 años de edad a nivel nacional reportó conocer o haber escuchado hablar de alguno de estos métodos, cifra superior a la reportada en la ENSANUT 2006 de 82% y en la ENSA 2000 de 69% (figura 4.5). Con el fin de saber si los adolescentes poseen información correcta sobre métodos anticonceptivos, se

les preguntó cuántas veces se puede usar un condón masculino. Los resultados muestran que 84.5% del total de adolescentes respondió correctamente que una sola vez, con un porcentaje mayor entre hombres en relación con mujeres, 88.1 y 80.8%, respectivamente. En cuanto a la pregunta sobre la utilidad del condón masculino para evitar un embarazo o una infección de transmisión sexual, 78.5% respondió de manera correcta al decir que se utiliza para ambas situaciones, y el porcentaje de respuesta correcta por sexo fue similar. El porcentaje de adolescentes de 12 a 19 años de edad que han iniciado vida sexual alcanza 23%, con una proporción mayor en hombres con 25.5%, en relación con las mujeres, con 20.5%. Esta cifra es superior a la reportada en la ENSANUT 2006, que reportó 15% de adolescentes de entre 12 y 19 años que habían iniciado vida sexual, 17% entre los hombres y 14% entre las mujeres, y a la de la ENSA 2000, que registró 17% para el total, 17.5% entre los hombres y 16% entre las mujeres (figura 4.6). El inicio de vida sexual es un evento crucial

de los individuos porque tiene implicaciones para la vida futura que implica asumir nuevos roles y patrones de comportamiento que tendrán efectos en su salud sexual y reproductiva que modificarán su desarrollo durante la adultez.6 Del total de adolescentes sexualmente activos, 14.7% de los hombres y 33.4% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en la primera relación sexual (cuadro 4.4), lo que representa una reducción notable en relación con 2006, cuando 30% de los hombres y 57% de las mujeres reportaron no haber utilizado ningún método en la primera relación, y en referencia con el reporte de la ENSA 2000, en la que 47.5% de los hombres y 79% de las mujeres reportaron no haber usado método alguno en su primera relación sexual (figura 4.6). Entre los métodos más utilizados por este grupo de edad se ubica el condón, con 80.6%, y cerca de 6.2% indicó el uso de hormonales. En las mujeres, la utilización reportada es menor: 61.5% mencionó que su pareja usó condón y 7.3% usó hormonales.

En cuanto a la utilización de métodos por grupos de edad en la primera relación sexual, en los hombres se observa un mayor porcentaje en el uso de condón en los adolescentes de 12 a 15 años de edad, mientras que en mujeres el uso es similar por grupos de edad. El uso de hormonales en las mujeres más jóvenes en su primera relación sexual resultó ser tres puntos porcentuales mayor que en el grupo de 16 a 19 años de edad (cuadro 4.4). En la última relación sexual el uso de métodos anticonceptivos sigue una tendencia similar a la de la primera relación, aunque con algunas variaciones. Por ejemplo, el condón disminuyó en el total de adolescentes, por grupos de edad y en hombres; en mujeres la disminución en la utilización del condón masculino es más pronunciada y se observa un leve incremento en el uso de hormonales y de otros métodos (cuadro 4.4).

La importancia del uso de métodos anticonceptivos en la población que inició vida sexual implica que el acceso a éstos sea prioritario, tal como el uso del condón, en cuyo caso 32.7% reportó haberlo recibido de forma gratuita. Los adolescentes recibieron en promedio 7.7 condones gratuitos en los últimos 12 meses y recibieron condones principalmente del ISSSTE/ISSSTE estatal (14.4), lo que contrasta con los recibidos por IMSS Oportunidades y servicio médico de escuelas (5.4 y 5.8, respectivamente). La recepción promedio de condones gratuitos por sexo muestra diferencias, pues las mujeres reportaron recibir 6.9 y los hombres 8.3. Las principales instituciones de salud que distribuyeron condones gratuitos en el caso de las mujeres fueron otras instituciones de seguridad social (Pemex, Semar y Sedena) (13.8) e ISSSTE/ISSSTE estatal (12.4), en tanto que los hombres los recibieron principalmente de ONG (11.2), IMSS (10.2) y centro de salud/hospital de la SSa (10.1) (cuadro 4.5). l

En cuanto a las consultas médicas por infecciones de transmisión sexual, se encontró que del total de adolescentes que iniciaron vida sexual, 2.3% reportó haber recibido atención en los últimos doce meses, lo que puede reflejar prácticas sexuales protegidas. Del total de adolescentes, 3.5% de ellos se realizó alguna vez en la vida la prueba para detectar el VIH. De estos, 65.6% reportó habérsela hecho en los últimos 12 meses, y de los que se hicieron la prueba, 85.1% conoce los resultados (cuadro 4.6). Esta última cifra denota el compromiso que esta población tiene con su salud, ya que el asesoramiento y la realización de las pruebas del VIH son una oportunidad para que los adolescentes den la debida importancia a los temas relacionados con su conducta sexual, incluida la prevención de otras infecciones de transmisión sexual.6 En cuanto al embarazo adolescente, los resultados muestran que del total de las mujeres adolescentes de 12 a 19 años de edad que tuvieron relaciones sexuales, la mitad (51.9%) alguna vez ha estado embarazada y 10.7% estaba cursando un embarazo al momento de la entrevista. Destaca que la proporción de alguna vez embarazada es menor a la registrada en 2006, que fue de 61%. La tasa de fecundidad en 2011 de las mujeres de 12 a 19 años de edad fue de 37.0 nacimientos por cada 1 000 mujeres, superior a la observada en 2005 para la ENSANUT 2006 de 30.0 nacimientos por cada 1 000 mujeres. Este incremento resalta la relevancia de las acciones de promoción de la salud sexual entre los adolescentes, en particular lo que se refiere a las relaciones sexuales protegidas. Es importante señalar que ante la caída de la fecundidad general, el aporte relativo que hacen las adolescentes a la fecundidad total es cada vez mayor y este fenómeno adquiere, por tanto, mayor importancia.7 En relación con la atención prenatal, se tiene que del total de adolescentes con antecedentes de embarazo en los últimos cinco años, 97.3% recibió atención durante su último embarazo, que se brindó principalmente por médicos en 91.2% de los casos y en 7.2% por enfermeras; sólo 1% de las adolescentes fueron revisadas por partera tradicional y el resto por otro tipo de personal de salud (promotora auxiliar o asistente de salud). La atención prenatal en el primer trimestre del embarazo en mujeres de 12 a 19 años tuvo un incremento de diez puntos porcentuales en los últimos doce años, aumento que fue más relevante en los últimos seis años al pasar de 64.7% en 2000 a 65.2% en 2006, para alcanzar

Como parte de la atención prenatal básica, las pruebas para detectar sífilis y VIH, así como la prescripción de consumo de acido fólico durante el embarazo, son primordiales para dar seguimiento a este periodo.8 En el cuadro 4.7 se muestra que a 43.6% de estas adolescentes les realizaron la prueba de detección de sífilis, a 59.6% la prueba de VIH, y 98.1% informó que le prescribieron ácido fólico. Respecto a las mujeres adolescentes que tuvieron un hijo nacido vivo en los últimos cinco años, 99.8% de los partos fue atendido por personal de salud; de este porcentaje, 93.6% fue atendido por médico (figura 4.8).

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