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Agroecosistema Drenaje

Freddypipe_largoDocumentos de Investigación1 de Marzo de 2016

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Drenaje relacionado al agroecosistema

Las tierras irrigadas cubren aproximadamente 275 millones de ha en el mundo, representando el 18% del total de las tierras cultivables (1,8% de la tierra total) y el 40% de la producción agrícola mundial. Claramente, los números evidencian la crucial importancia de la gestión del agua en general y para la irrigación en particular y especialmente para el futuro de la agricultura mundial. La agricultura bajo riego está presente en todos los continentes, siendo particularmente importante en Asia Oriental y

Meridional, como así también en el Cercano Oriente, región en la cual la irrigación constituye una práctica cultural milenaria y base de las primeras civilizaciones. En India más de la tercera parte de las tierras cultivadas son irrigadas, mientras que en China éstas superan el 40% del total. China e India conjuntamente poseen más del 40% de las tierras irrigadas del planeta (50 millones de ha cada uno aproximadamente).

Los agricultores no trabajan más, como se solía decir sobre los ecosistemas, sino sobre los agroecosistemas, o sea sobre sistemas creados y gestionados durante más o menos tiempo por sociedades humanas con el objetivo de producir los alimentos, fibras y materiales necesarios para su sobrevivencia y progreso. En general la expansión de la frontera agropecuaria se produce sobre terrenos con algún grado de explotación, sea ganadera o forestal, y las zonas de crecimiento sobre áreas vírgenes constituyen casos especiales y muy poco comunes. La mayor parte de la agricultura se verifica sobre terrenos ya cultivados anteriormente y la evolución de los mismos está condicionada por los cultivos seleccionados, el cambio tecnológico, la intensidad mecánica y química de los procesos productivos, las restricciones ambientales y sobre todo por los mecanismos y decisiones gestionales de los agricultores y las comunidades relacionadas. Entre estos procesos tecnológicos de los últimos años y en especial referencia a los cultivos de secano de nuestro país (región pampeana, NEA y NOA), merecen destacarse sobre todo el desarrollo de la agricultura en red, la mecanización indirecta por medio de procesos de desestructuración productiva, la intensificación en el uso de agroquímicos y sobre todo el uso de semillas genéticamente modificadas. En las agriculturas bajo riego, merecen destacarse también los procesos tecnológicos que han afectado los sistemas productivos, como por ejemplo la expansión de los sistemas de irrigación presurizada, como el goteo, la reconversión varietal en viñedos, olivares y en frutales, con enfoques en general de mejoramiento cuantitativo y cualitativo de la producción.

 Un agroecosistema es un ecosistema construido por los agricultores a favor de las culturas agrícolas y de las producciones animales (Veyret, 2007). Este agroecosistema incluye los suelos más o menos transformados, trabajados durante muchos años por generaciones de agricultores, otorgando a este concepto una dimensión histórica.

Estos agroecosistemas tienen una localización y extensión geográfica y una historia más o menos extensa y compleja. Frecuentemente los agricultores son presentados como 2 destructores de ecosistemas cuando en realidad son constructores de agroecosistemas y más aún hábiles gestores de agroecosistemas en constante evolución.

 La introducción del riego en agroecosistemas de secano, la ampliación y/o la modernización de los agroecosistemas irrigados como así también la construcción de acueductos ganaderos, constituyen cambios tecnológicos integrales, completamente transformadores de los agroecosistemas, de su capacidad productiva, de su ambiente, de sus relaciones técnicas y gestionales y sobre todo de las condiciones de vida de los agricultores directamente involucrados y de sus comunidades.

 En el transcurso de la evolución de los agroecosistemas, muchos de ellos han sido maltratados, sus suelos y su biodiversidad han sido empobrecidos o sus aguas contaminadas, por lo que muchos modelos productivos no son viables en el futuro debido a su agresividad ambiental. Pero también se verifica una evolución en la gestión de los mismos tratando de preservar e incrementar la biocapacidad de los ambientes productivos, la biodiversidad y mantener tanto cuantitativamente como cualitativamente las capacidades productivas de los agroecosistemas. Es decir que desde el proceso de la revolución verde (intensificación química, genética y mecánica y en muchos casos irrigación) a la actualidad, se reconoce la necesidad de una nueva revolución verde, doblemente verde, que mantenga e incremente la productividad física, pero también la calidad de los productos y del ambiente del agroecosistema.

Eliminación de excesos hídricos y control de régimen salinos

El drenaje subterráneo se efectúa generalmente mediante un sistema de drenaje horizontal (es decir con zanjas o tubos enterrados), pero también son aplicables sistemas verticales (con pozos bombeados).

El sistema de drenaje diseñado para el control de la salinidad del suelo también baja el nivel freático (la tabla de agua). A fin de reducir los costos, el sistema debe diseñarse de manera que la bajada del nivel freático sea lo mínimo posible.

En muchos casos una profundidad promedia estacional del nivel freático por debajo de la superficie del terreno de 0.6 a 0.8 m es suficiente29(véase el gráfico de cosechas). Ya que el nivel freático siempre fluctúa, esto implica que la tabla de agua a veces alcanza la superficie del terreno después de una lluvia o una aplicación de riego grande, pero también que la tabla de agua se profundiza a más de 1 m. La fluctuación ayuda larespiración del suelo expulsando al subir el dióxido de carbono (CO2) producido por las raíces y jalando al bajar el oxígeno (O2) fresco necesario.

El mantener de la profundidad mínimo de la tabla de agua ofrece la ventaja de que entregas de agua de riego demasiado grandes serán desalentados por que la cosecha se reduciría a un nivel elevado de la tabla de agua. Así el agua de riego se ahorra promoviendo el uso más efectivo.

La tesis planteada arriba es muy general ya que en algunos casos se necesitan niveles freáticos todavía menos profundos, por ejemplo en el cultivo de arroz en arrozales inundados, mientras que en otras instancias se requieren niveles más profundos como para árboles frutales y para caña de azúcar en su período de maduración. La determinación de la profundidad más apropiada es sujeto de «criterios de drenaje».

  1. Pronóstico, diagnostico y corrección del régimen salino de suelos para riego.

Pronóstico: los científicos y técnicos están acostumbrados a tratar con unidades diferentes de medida pero, para el profano en la materia, no es obvio cómo comparar las diferentes medidas.

La salinidad es la medida de la cantidad de sales disueltas en el agua, tradicionalmente se mide en partes por mil (%) o como el Total del Solido Disuelto (TSD) Lo cual no es más que la concentración de una solución. (1ppm = 1miligramo/litro, y 1% = 1 gramo/litro)

Diagnóstico: las sales están presentes en todos los suelos. El tema radica en que existen diferentes tipos de sales, de acuerdo a su solubilidad. Esta propiedad y el pH de los suelos determinan que tipo de sales se pueden encontrar y determinar en los distintos tipos de suelos. Si el pH es cercano a 7,0 (neutro), estamos en presencia de un suelo normal (no salino), y las sales más comunes son: ClK, SO4K2, y CO3K2. No incluyo a los NO3- debido a su efímera existencia en el agua del suelo.

Si el pH del suelo está comprendido entre 7,0-8,5, estamos en presencia de un suelo salino, y las sales más comunes son: ClNa, SO4Na2, SO4Mg; Cl2Mg; Cl2Ca y SO4Ca. Generalmente en estos suelos salinos no vas a encontrar carbonatos. Normalmente, la determinación de la salinidad del suelo se efectúa con una relación suelo / agua variable, en la que la cantidad de agua agregada varía de acuerdo a las propiedades del suelo. La salinidad de un suelo se puede expresar de dos formas: i) como Resistencia Eléctrica de la pasta del suelo, y ii) como Conductividad Eléctrica del extracto de saturación. Actualmente, el uso de la Resistencia Eléctrica de la pasta del suelo está muy restringido por su falta de precisión.

La Conductividad Eléctrica es una forma de expresar la cantidad de sales disueltas en una solución de suelo. Esta técnica parte del principio que indica que la concentración salina de la solución del suelo afecta a los cultivos básicamente a través de la modificación del potencial osmótico. El procedimiento consiste en tomar una muestra de suelo, luego añadir agua destilada hasta su saturación y extraer el agua de la pasta resultante mediante succión a través de un filtro que no deje pasar las partículas del suelo. El agua así obtenida se denomina extracto de saturación, que es una mezcla entre la solución inicial del suelo y el agua destilada.

Corrección: Existen 3 tipos de enmiendas que se pueden utilizar:

 1) Sales solubles de calcio.

2) Ácidos o formadores de ácidos

3) Sales de calcio de baja solubilidad.

La efectividad de cada mejorador depende de ciertas condiciones de los suelos, en especial el contenido de carbonato de Calcio y Magnesio. Una vez decidido cual mejorador es el indicado, decisión que debe tomar el técnico, es necesario calcular las cantidades del mismo que se requieren aplicar para corregir el pH a valores que mejoren las características del suelo. Las sustancias que pueden utilizarse como correctores son: cloruro de calcio, yeso, azufre, ácido sulfúrico, sulfato ferroso, sulfato de aluminio, polisulfuro de calcio y otros productos regionales como ser conchilla marina molida, espumas azucareras.

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