Aparato Digestivo

El aparato digestivo

Métodos de diagnóstico

Muchas de las afecciones del aparato digestivo se diagnostican a través de la historia clínica, el método más tradicional y que conserva toda su vigencia. Mediante la anamnesis averiguamos las características de los síntomas del paciente y relacionamos unos con otros.

En relación a la exploración física de un paciente, el tacto rectal constituye el procedimiento por el cual el médico explora, con el dedo, el interior del recto. Para hacerlo, lógicamente, introduce su dedo en el ano del paciente, lo que es completamente indoloro. Así, el médico comprueba si padece cáncer de recto, una forma de tumor maligno que afecta a muchas personas, sin distinción de sexo. El tacto rectal también sirve para valorar el tamaño de la próstata.

Cuando la historia clínica no es suficiente para afirmar la normalidad de una persona, o cuando se quiere estudiar a fondo una enfermedad, los médicos recurren a los métodos de diagnóstico del aparato digestivo. Son útiles los análisis de sangre y los análisis de heces, la radiografía simple del abdomen y la contrastada, la endoscopia y la biopsia, la ecografía, la tomografía axial computada y la resonancia nuclear magnética.

Análisis de sangre

Los análisis de sangre aportan valiosa información relativa a distintos aspectos. Pueden facilitar el diagnóstico de una infección o la detección de ciertas formas de cáncer, e indicar el estado de nutrición o desnutrición, de hidratación o deshidratación, de una persona.

Cuando la enfermedad que afecta al paciente es una infección bacteriana, el número de leucocitos que se observa en el hemograma es más alto de lo normal, pero si la infección está producida por un virus, el número de leucocitos es el normal. Como casi todo en medicina, esto tiene sus excepciones. Una de ellas es la gastroenteritis, una enfermedad que casi siempre está provocada por un virus y que, sin embargo, se puede presentar con un aumento de leucocitos en el análisis de sangre. Si el problema lo han provocado parásitos intestinales, serán los eosinófilos quienes verán aumentado su número en el hemograma.

El hemograma también puede indicar algún grado de anemia en un enfermo que consultó, por ejemplo, por heces negras y pegajosas. La conclusión es que esas heces contienen sangre y que esta sangre perdida provoca la anemia (luego habrá que averiguar por qué el intestino está sangrando).

En los análisis de sangre podemos ver si el paciente tiene la costumbre de comer sano o si, por el contrario, un aumento en el colesterol indica que abusa de las grasas. Las proteínas también pueden mirarse: son inferiores a lo normal cuando el cáncer u otra enfermedad crónica impide una alimentación correcta.

Ciertos tumores malignos producen sustancias que un análisis específico podría detectar; estas sustancias reciben el nombre de marcadores tumorales, que son útiles sólo para algunos tumores. Se interpretan así: si al paciente se le detecta un marcador tumoral en el análisis de sangre (y en una determinada cantidad), puede pensarse que tiene cáncer, por ejemplo, en el esófago, en el estómago o en el recto. Si no se detecta marcador tumoral alguno en el análisis de sangre, no puede decirse que tenga o no cáncer. Cuando el nivel sanguíneo de este marcador tumoral disminuye mientras el paciente recibe tratamiento antitumoral, debe interpretarse que el tumor se está haciendo más pequeño, y si el marcador desaparece y luego reaparece, podemos pensar que aquel tumor maligno ha reaparecido.

Análisis de heces

El análisis de las heces sirve para saber, por ejemplo, si una diarrea es de origen bacteriano; si fuera así, qué bacteria la produce y qué antibiótico sería el más adecuado para el paciente. Técnicamente, este análisis constituye un coprocultivo. Un análisis parasitológico de las heces sirve para identificar si el paciente tiene parásitos en el intestino y, en ese caso, de qué parásito se trata. También el laboratorio puede indicar si existe sangre en las heces, si hay grasas o si existen restos de comida que no se digirieron de forma debida. Lamentablemente, no puede indicar si el paciente tiene cáncer o no.

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