Aplicacion De La Ley Orgánica Del Sistema Y Servicio Eléctrico

Poner orden en un sistema tan vasto y complejo como el Sistema Eléctrico Nacional, haciéndolo capaz de prestar un servicio confiable y de calidad, con acceso universal y en condiciones de factibilidad económica, aun bajo patrones socialistas, no es cosa nada fácil si tomamos en cuenta de que se trata de un sistema diseñado en sus orígenes con el propósito de maximizar los beneficios de las empresas eléctricas privadas que prestaban el servicio, en Caracas y las más importantes ciudades del interior de la república: Valencia, Maracaibo y Barquisimeto, entre otras.

El solo caso de la C. A. Electricidad de Caracas, empresa propiedad de la familia paterna de la diputada María C. Machado es más que suficiente para demostrar el señalamiento anterior. En efecto, dicha empresa detentó por más de un siglo la concesión de prestación del servicio en lo que hoy se llama La Gran Caracas, esto es, el sector de mayor demanda eléctrica del país; como si esto no fuera suficiente para obtener ingentes ganancias, la empresa generaba sólo una ínfima cantidad de la energía que comercializaba, a pesar de que llegó a contar con una gran planta termoeléctrica, financiada por el Estado (Tacoa), pues el Estado ponía a su disposición la energía generada en el Complejo Hidroeléctrico de Guri, después de transportarla hasta Santa Teresa del Tuy. Tal situación se mantuvo hasta el año 2.007, cuando El Comandante Eterno, ordenó la nacionalización de la empresa gringa AE & S, que la había adquirido de los Machado en una clásica y mafiosa maniobra financiera en la Bolsa de Valores de Nueva York, a donde habían acudido éstos en su afán de obtener cada vez más ganancias con el dinero de los demás.

Si a este diseño inapropiado le agregamos unos hábitos de consumo exagerados, la extrema proliferación de tomas de electricidad ilegales y la “viveza criolla” de muchos comerciantes e industriales, así como de una cantidad importante de exponentes de nuestra clase media-alta y media-media, la que vive en quintas o grandes apartamentos, equipados con cuanto cachivache eléctrico produce la industria del consumismo, que hurtan descaradamente la energía eléctrica interviniendo de manera fraudulenta los medidores de sus instalaciones, debemos concluir que la tarea encomendada inicialmente al camarada Héctor Navarro y más recientemente al ingeniero Jesse Chacón E., no es cuestión de “soplar y hacer botellas”, como acostumbraban a decir nuestros padres.

A las adversas condiciones anteriores hay que añadir las acciones de sabotaje perpetradas presumiblemente por o con la complicidad de empleados opositores disociados, provenientes de las antiguas operadoras privadas, destinadas a producir apagones parciales, como preparación para un “soñado apagón total”, con las que han venido impactando la operatividad del Sistema Eléctrico Nacional, al menos desde el año 2.008, cuando se registraron varios grandes apagones en la ciudad de Caracas, dos de ellos en el día y hora de menor demanda (domingo de 9 a 11 am.), lo cual descarta de plano que se tratase de apagones producidos por sobrecarga del Sistema.

Afortunadamente, la Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico (LOSSE), sancionada por el Comandante Chávez en Diciembre del año 2.010 provee todo los mecanismos legales requeridos para enfrentar con éxito todas

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