Biopirateria En El Perú
Lolly2r10 de Diciembre de 2013
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Introducción:
« La biopiratería es una negación del trabajo milenario de millones de personas y de cerebros trabajando por el bien de la humanidad » afirma Vandana Shiva (es una científica, filósofa y escritora india. Activista en favor del ecofeminismo, recibió el Premio Nobel Alternativo en 1993)
La biopiratería es un término utilizado para referirse al robo o hurto de los recursos genéticos, proceso que afecta a muchos países en todo el mundo, pero, principalmente a los pertenecientes al tercer mundo, que en general, son poseedores de una gran biodiversidad.
La biopiratería elimina los derechos de las culturas indígenas o autóctonas sobre los recursos genéticos de plantas, animales y microorganismos y los conocimientos que han desarrollado sobre ellos durante siglos.
Los biopiratas utilizan productos naturales libremente disponibles (las plantas, semillas, hojas, etc.), copiando así las técnicas de las comunidades que las usan cotidianamente y desde generaciones, para alimentarse o curarse. Son principalmente firmas farmacéuticas, agroalimentarias o cosméticas que explotan la biodiversidad para elaborar productos presuntamente “innovadores”, los cuales son monopolizados gracias al sistema de patentes.
La obtención de patentes, por parte de los grandes consorcios internacionales interesados en el monopolio de productos biológicamente activos, no es más que una repetición de las actividades de colonización que se ejercieron hace 500 años, cuando Cristóbal Colón y otros navegantes llegaron a las Américas y reclamaron el derecho a la propiedad del territorio recién descubierto, escudados en las Capitulaciones de Santa Fe y en la Bula Papal de Donaciones, quitándoles el derecho que los indígenas, sus legítimos dueños, tenían sobre las tierras.
Registrar una patente sobre procesos y conocimientos relativos a la biodiversidad de los pueblos rurales e indígenas, es como renegar una parte importante de los conocimientos milenarios. El conocimiento de los medios ambientes, el trabajo con las plantas para curarse y alimentarse, la gestión razonable de los espacios: todos estos elementos se encuentran de repente borrados por el otorgamiento de una patente que niega su existencia.
Gracias a la copia de esas técnicas tradicionales, las empresas economizan sumas considerables en término de Investigación y Desarrollo, garantizándose a la vez que los beneficios que resultan de la exclusividad de la explotación comercial de esas técnicas. Entonces pasamos de una utilización tradicional, generando beneficios para toda la comunidad, a una gestión comercial que suscita ganancias para unas pocas personas.
Esta es una forma incorrecta de aprovechar un recurso cuya “invención” y “exclusivida” no es tal, dado que el conocimiento de las propiedades alimenticias o medicinales es el resultado de largos procesos seguidos por los antiguos habitantes de países megadiversos. Pero lo más grave son las consecuencias de dichas pseudoinvenciones, pues el hecho de patentarlas implica el derecho protegido por las leyes de países primermundistas y ahora también por las normas internacionales sobre comercio de exigir el pago de derechos por la utilización de tales productos.
Aun peor, la patente transforma una técnica tradicional en acto ilegal. Jurídicamente, los pueblos que utilizan un producto o un proceso patentado actúan ilegalmente, y poco importa su uso ancestral.
Hablamos también de biopiratería cuando el acceso a los recursos no respeta los principios establecidos en el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Prospectar sin el consentimiento previo e informado de los pueblos viviendo en el territorio, o bien utilizar los recursos sin haber implementado mecanismos de repartición equitativa de los beneficios, son prácticas ilegales. Los Estados son los que tienen
que aplicar la CDB. Sin embargo, son muy pocos los que hicieron leyes nacionales para garantizar el respecto de la CDB. En concreto es muy difícil, aún si se establecen leyes nacionales, controlar estos actos delictivos que se realizan
a menudo con toda impunidad.
Muchos elementos, tal como la falta de financiamiento de las instituciones o la dificultad de probar el origen de un recurso, contribuyen a los objetivos de los biopiratas. Sin embargo, la sociedad civil y algunos Estados “proveedores” se organizan y desarrollan iniciativas que innovan para oponerse a la biopiratería.
El desconocimiento de nuestra biodiversidad puede ser utilizado en nuestra contra y en contra de nuestros recursos. La resistencia a la biopiratería, es la resistencia ante el intento de colonización de la vida, de nuestro futuro y el de nuestros descendientes, es la defensa de las tradiciones de nuestros pueblos, es la batalla por conservar nuestra diversidad biológica y cultural
Actualmente, existe enorme interés en la obtención de productos naturales de organismos acuáticos, especialmente marinos, que tengan alguna propiedad farmacológica, biológica o industrial. Estos organismos, por vivir en un ambiente diferente al de las plantas y animales terrestres, han desarrollado compuestos, algunos para su defensa, que actúan mediante mecanismos distintos de los conocidos en organismos terrestres.
Biopiratería:
La biodiversidad es la variedad de especies de todos los organismos vivos en su medio ambiente. Mientras algunos de los países con mayor biodiversidad, denominados megadiversos, como Brasil, Ecuador, Perú, India, Madagascar, México, entre otros, trabajan por tener leyes que les permitan el mejor aprovechamiento de estos recursos, los países industrializados presionan por el establecimiento de regímenes más abiertos que hagan posible su acceso a esa diversidad.
Las reguleraciones para acceder a los componentes de la biodiversidad, con lleva un proceso de permisos, tramites y documentos que no todas las personas están dispuestas a cumplir parcial, o totalmente, especialmente para aquellos recursos que son de difícil adquisición, que por su rareza tienen un saldo tienen un alto precio en el mercado y que a la vez, son son altamente protegidos.
La manera ilícita a travez de la cual se accede, vende intercambia o moviliza un recurso de la biodiversidad es lo que se le llama BIOPIRATERÍA esto se le conoce como la imposibilidad de hacer negocios multimillonarios con el aprovechamiento de los recursos provenientes de la biodiversidad, que no es más que el saqueo, contrabando, hurto o robo y apropiación de los recursos genéticos y biológicos, así como la apropiación de conocimientos de comunidades tradicionales e indígenas referente al uso de recursos naturales, haciendo uso de las nuevas tecnologías como la biotecnología, en desacuerdo con los principios establecidos por convenciones internacionales de diversidad genética. Puede entenderse como un robo de la riqueza biológica y mayormente florística de los pueblos del mundo, que utilizando medios legales de propiedad intelectual los convierten en propiedad privada.
La industria farmacéutica, por ejemplo, extrae compuestos químicos que, una vez convertidos en medicamentos e industrializados, generan ganancias enormes, lo que supone patentar dichos compuestos para lograr la defensa del derecho de propiedad. En los últimos años se han presentado diversos casos de BIOPIRATERÍA que han involucrado a países del llamado primer mundo.
Países “utilizadores” y países “proveedores”:
¿Dos grupos de Estados claramente distintos?
Las convenciones internacionales que tratan del uso de los recursos biológicos reconocen dos grupos de países, los “utilizadores” y los “proveedores”. Los países proveedores serían los países en vía de desarrollo, más ricos en biodiversidad, mientras los utilizadores serían los países desarrollados u occidentales. Sin embargo, la repartición de los papeles no es tan simplista, como lo demuestra el caso de Francia. Este país es por un lado “utilizador”, por la explotación del mercado de la biodiversidad realizada por sus empresas, pero por otro lado es “proveedor”: sus territorios de ultramar constituyen una gran reserva en biodiversidad amenazada por biopiratería.
En los países llamados “utilizadores” de recursos biológicos (Estados Unidos, Europa y Japón principalmente), la demanda en productos cosméticos y farmacéuticos ‘naturales’ y ‘biológicos’ se intensi- fica. Las empresas responden a esa demanda con los productos presentes en las reservas mundiales de biodiversidad. Además, muchas son las empresas que integran la biodiversidad en su estrategia comercial de ‘greenwashing’: construir una imagen de empresa “verde” puede atraer nuevos clientes. Las empresas respetuosas sí existen, y constituyen una alternativa apropiada para el consumidor exigente.
Estos países concentran también la mayoría de las multinacionales y de las patentes: el 50% de las patentes registradas por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) provienen de empresas estadounidenses o japonesas.
En los países llamados “proveedores” de recursos biológicos, se encuentran las mayores reservas de biodiversidad. Amazonia, Sudáfrica o India, por ejemplo, concentran enormes riquezas medio ambientales.
Estas zonas de biodiversidad son muchas veces pobladas por comunidades indígenas poseedoras de conocimientos muy elaborados ligados al uso de estos recursos.
La comercialización de recursos biológicos y conocimientos tradicionales de las poblaciones locales e indígenas se realizó durante mucho tiempo,
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