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CARACTEROLOGÍA


Enviado por   •  28 de Abril de 2015  •  2.375 Palabras (10 Páginas)  •  148 Visitas

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CARACTEROLOGÍA

Comprende los estudios relativos a lo que hay de específico en las diferentes variedades de individuos y a lo originalmente personal de los mismos; es, pues, el conocimiento y clasificación de los caracteres, tema implicado con el de los temperamentos, por lo que existen diversas clasificaciones según que los autores asimilen más o menos el carácter al temperamento o viceversa.

Comprende los estudios relativos a lo que hay de específico en las diferentes variedades de individuos y a lo originalmente personal de los mismos; es, pues, el conocimiento y clasificación de los caracteres, tema implicado con el de los temperamentos, por lo que existen diversas clasificaciones según que los autores asimilen más o menos el carácter al temperamento o viceversa.

Ya en la antigua Grecia, Demócrito quiso enunciar un principio de caracterología diciendo en forma rígida que «el carácter de un hombre hace su destino». Hipócrates y más tarde Galeno, mediante la teoría de las cuatro constituciones humorales, plantearon una caracterología que ha seguido influyendo de algún modo hasta la medicina del siglo XII. Cuatro humores del organismo: sangre, bilis, atrabilis y pituita, se relacionarían con los cuatro elementos naturales: fuego, tierra, aire y agua, y determinarían, según su predominio en el cuerpo, los tan conocidos cuatro caracteres humanos: el sanguíneo, el colérico, el melancólico y el flemático.

Por otra parte, la escuela francesa, desde Montaigne, se interesó ampliamente por el estudio. de los caracteres, multiplicándose a partir de 1890 las clasificaciones. Muchos nombres se pueden citar entre los que han aportado clasificaciones caracterológicas. Entre ellos, los tipologistas o caracterólogos adheridos preferentemente a la sistematización. En el centro de estos trabajos merece citarse la clasificación de Groninga, llamada así porque fue obra de dos profesores de esa Universidad: un psicólogo, Heymans y un psiquiatra, Wiersma. Y la clasificación de Klages, en una descripción de la estructura del carácter que comporta tres elementos: la reactividad, la afectividad y el querer. Más tarde Bleuler, con la noción de sintonía, considerada como una aptitud para ponerse al unísono con la vecindad en que uno vive. Y Kretschmer, que construye una clasificación interesante por su valor histórico y su concepción humoral: ciclotímicos y esquizotímicos. Posteriormente Eugenio Minkowski (el psiquiatra y psicólogo francés defensor de las corrientes antropológicas en la clínica de nuestro tiempo), explica y sistematiza los caracteres por «la insuficiencia del contacto vital».

Entre las clasificaciones fundadas en la llamada Psicología profunda ha alcanzado cierta difusión la de Jung. Los tipos descritos por el fundador de la Psicología analítica o de los complejos hacen referencia a dos disposiciones fundamentales, la extroversión y la introversión, de las que dice deben su existencia a una causa inconsciente, instintiva, algo con raíz biológica precedente. Distingue Jung dos disposiciones generales de la conciencia, las ya citadas de extroversión e introversión, y cuatro funciones psicológicas fundamentales: el pensar, el sentir, el percibir y el intuir. Según predomine una de estas funciones surgirá el tipo reflexivo, sentimental, perceptivo o intuitivo, dentro de cada una de las disposiciones extravertida e intravertida; es decir, en total se originarán ocho tipos psicológicos.

Clasificación fenomenológica

La caracterología actual se ha desarrollado, sobre todo, partiendo de los estudios de los psicopedagogos y los fenomenólogos clínicos. La influencia de estos últimos ha trascendido del ámbito psicopatológico al sociológico y cultural. Por su importancia en este sentido merece destacarse la caracterología de Spranger. Teniendo en cuenta que el carácter corresponde a la capa intelectivo-volitiva de la personalidad y siendo la inteligencia y la voluntad los atributos de la vida del espíritu, este autor define el carácter como el conjunto de actos o vivencias referidos a la cultura. La cultura se concreta en la dirección de la ciencia, el arte, la economía, la religión, etc.; en cada una de estas ramas se tiende hacia unos valores determinados: intelectuales, estéticos, materialmente utilitarios, éticos y religiosos. Habrá, por tanto, hombres que orienten sus acciones de manera preferente hacia alguno de estos valores. Así describe Spranger el hombre teorético, el hombre estético, el económico y el religioso. Pero no sólo puede el hombre enfrentarse con la naturaleza, sino también con el otro hombre y frente a su oponente puede adoptar dos posturas: de poder o de simpatía, dando lugar a otros dos tipos caracterológicos: el hombre político y el hombre social.

La clasificación de Spranger no puede aceptarse de modo rígido, como es evidente, pues aunque cada uno puede efectivamente desarrollar más alguna de las varias «direcciones» a que está llamado su espíritu, en realidad tales direcciones no se excluyen mutuamente sino que se superponen, se autocorrigen, etc.; y algunas, como la que llama religiosa, o la social, etc., son más que una dirección, son algo que deben o pueden abarcar toda la vida y cualquier tipo de carácter. Teniendo en cuenta los límites de esa clasificación, indiquemos las líneas aproximadas de cada uno de los seis tipos:

El hombre teorético

El mundo que rodea al hombre teorético es considerado como objeto de conocimiento. Su actitud espiritual se orienta preferentemente hacia ese afán cognoscitivo. Para él es secundario lo bello y lo feo, lo útil o lo perjudicial, etc. Las realidades son simplemente verdaderas o falsas. Una sola cosa le apasiona: el conocer objetivo. El hombre orientado teoréticamente en exclusividad, se siente inválido ante los problemas prácticos de la vida. Dentro de la esfera social, se encuentra como un individualista de silueta inconfundible. La simpatía hacia los demás, la participación de íntima convivencia es algo que se contradice con su actitud mental, objetivamente fría. Desde el punto de vista religioso puede tender a ser dogmático con gran aversión al misticismo, a lo meramente sentimental, no aprensible en categorías intelectuales escritas. En sus relaciones humanas, pone la veracidad sobre todas las cosas: su ética es especialmente la verdad.

El hombre económico

Su mundo está constituido por bienes materiales de utilidad o no utilidad. Vive enlazado a la Naturaleza, pues de ella depende el mantenimiento de su vida; de materias y energías aptas para satisfacer unas necesidades cada

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