CASO DE NIÑOS CON CEGUERA CONGENITA

Pedro tiene 13 años y acaba de empezar en el instituto. Apenas conoce a

nadie, ni sabe dónde están las distintas aulas, el patio, la biblioteca o los

servicios. Pedro siente gran inseguridad. Ve un poquito pero, claro, le da mucha vergüenza que los demás lo sepan, de tener que utilizar delante de sus

compañeros unas gafas tan feas y unas lupas tan grandes. No quiere pasar otra vez por aquello de tener que explicar por qué no ve bien. ¿Quién le contará lo que hay escrito en la pizarra? ¿Con quien hablará en el recreo?

¿Hay algún voluntario para acercarse a él y darle una oportunidad de

conocerse?

Su madre está muy preocupada. Otra vez volver a lo mismo de siempre, la

incertidumbre de cómo se adaptará su hijo al centro, cómo responderán los

profesores y, sobre todo, cómo se comportarán sus compañeros. Le preocupa

más la inclusión social del chico que la académica. Al fin y al cabo, hasta ahora

ha ido aprobando sin problemas. Pero, ahora mismo, Pedro no tiene amigos ¿le aceptarán sus compañeros? ¿respetarán sus limitaciones? ¿valorarán y

respetarán al chaval?

Paula es compañera de Pedro y está intrigada. Le ha visto el primer día de

clase y es la primera vez que se relaciona con alguien que no ve. Le gustaría

preguntarle muchas cosas, pero tiene demasiadas dudas: ¿cómo debo

acercarme a él? ¿Qué le digo? ¿Me presento y ya está? ¿Le sentará mal si le

digo que tiene una mancha de tiza en el pantalón? ¿Le digo que si hablamos en el recreo? ¿Le digo que me diga si necesita ayuda?

RESPUESTA:

En este caso, Pedro ya ha pasado por una experiencia previa, al haber realizado estudios anteriores afrontándolo en la condición en que se encuentra y, por lo visto en la institución anterior supieron entender y comprender sus limitaciones para brindarle oportunamente el apoyo necesario para que saliera adelante es así como en esta nueva etapa tiene que hacer frente a nuevos retos que se le presentan como es: una nueva institución de formación, nuevos compañeros, nuevos maestros, nuevas aulas, etc. Y como toda persona, tiene miedo a lo desconocido más aun teniendo sus limitaciones, ser visto como un ser raro por sus compañeros, o ser posiblemente el centro de las burlas por usar unas gafas. y, una serie de interrogantes que cruzan por su cabeza .

Con la misma preocupación se encuentra su madre, temiendo que su hijo no pueda adaptarse a su nueva etapa de vivencia escolar, con sus nuevos compañeros, nuevo profesor a los cuales no los conoce y si lograran aceptarlo o no.

Este tipo de situaciones, no solamente de limitaciones en la visión, sino también en retardos y defectos en los miembros, etc. son típicos en nuestra sociedad y por lo tanto son relegados en los colegios siendo excluidos de poder llevar una educación normal y, muchas veces son la burla de sus compañeros , sufriendo humillaciones, insultos y apelativos . Esto debido a que nuestra sociedad aún no está preparada para afrontar estos retos, que hoy en día va avanzando de menos a más como es la “La Educación Inclusiva”.

Para nuestro caso, Lo primero que debe de hacer la mamá de pedro, es dirigirse a la dirección de la institución y poner de manifiesto al director acerca de su inquietud de la situación de su hijo, a su vez, el director, debe de tener una reunión con el docente que va a estar a cargo de pedro y poner de conocimiento de las limitaciones que tiene pedro y sugerirle que debe de prestarle una atención muy especial para que no se sienta relegado.

Por su parte el profesor, al tener conocimiento del caso de pedro, tiene que recurrir a especialistas para poder saber cómo poder enseñarle, que materiales debe de preparar para este caso y sobre todo, buscar la forma en que no sea dejado de lado

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