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CONOCIMIENTO CIENTIFICO Y DEMOCRACIA

palme7 de Agosto de 2011

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Cts conocimiento cientifico, ciudadania y democracia (2)

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Speaker Notes on slide 1

Cts conocimiento cientifico, ciudadania y democracia (2) - Document Transcript

1. Conocimiento científico, ciudadanía y democracia Ana Cuevas (acuevas@usal.es) Universidad de Salamanca, EspañaDesde hace algunas décadas, el optimismo sobre los beneficios de la ciencia y la tecnología seha visto gradualmente desplazado por la desconfianza y el recelo hacia sus posibles riesgos.Paralelamente, ha cobrado fuerza el reclamo por lograr relaciones más fluidas y comprensivasentre los científicos, los ciudadanos y las instancias de toma de decisiones en esta materia. Esteartículo aborda la cuestión retomando el debate filosófico de la primera mitad del siglo veinteentre Dewey y Lippmann sobre la democracia en Estados Unidos y el papel que deberían jugarciudadanos corrientes, líderes, expertos y medios de comunicación. Retomar estas cuestiones 67puede servir para apoyar la necesidad de activar el modelo participativo, ya no sólo por razonesde conveniencia política, sino por motivos epistémicos y éticos. Si se facilitan nuevos canales decomunicación entre todos los miembros de la sociedad y se toman en cuenta sus consideracio-nes, habrá una mayor iniciativa ciudadana para colaborar en estos procesos; se podrá hablarentonces de una auténtica apropiación social del conocimiento científico.Palabras clave: participación ciudadana, democracia, apropiación social del conocimiento.Since a few decades ago, the optimism about the benefits of science and technology has beengradually displaced by distrust and suspicion of their possible risks. In parallel, a claim hasgrown for achieving more fluid and understanding relationships between scientists, citizens anddecision-making instances on this matter. This paper addresses the issue, reintroducing thephilosophical debate between Dewey and Lippmann on the democracy in the United States andthe role that common citizens, leaders, experts and the media should play in it. Picking up theseissues may be useful to support the necessity for activating the participative model, not only forreasons of political convenience, but for epistemic and ethical reasons. If new channels arefacilitated for a better communication between all the members of a society, and their argumentsare taken into account, there will be a better citizen initiative for collaborating in these processes.Thus, we will be able to speak of an authentic social appropriation of scientific knowledge.Keywords: citizen participation, democracy, social appropriation of knowledge. Revista CTS, nº10, vol.4, Enero de 2008 (pág. 67-83)

2. Ana Cuevas Construir la democracia significa asegurar que aquellos que son afectados por las decisiones de sus gobernantes tengan una justa participación en la elaboración de las mismas. (J. Dewey) La apropiación social de la ciencia: sobre la necesidad de la participación ciuda- dana en las controversias científico-tecnológicas No hace falta ser un profundo conocedor de la historia de la ciencia para caer en la cuenta de que el conocimiento producido por ésta ha cobrado una importancia sin parangón en los últimos sesenta años de historia. Podría argumentarse sin mucha difi- cultad que su relevancia comenzó más atrás, desde la llamada Revolución Científica del siglo diecisiete.1 Se han producido desde antiguo acontecimientos quizá poco lla- mativos pertenecientes a la historia del pensamiento científico y tecnológico que cam- biaron el rumbo de los acontecimientos humanos. La publicación en 1546 del libro De contagione et contagiosis morbis et eorum curatione por Girolamo Fracastoro, en el que describe todas las enfermedades que en ese momento podían clasificarse como contagiosas, así como la forma de contagio a través de los seminaria contagiorum; la utilización del carbón de coque y la subsiguiente necesidad de perfeccionar los hor- nos en los que se quema este combustible, o la patente del primer tinte artificial, la púrpura de anilina, concedida a su inventor William Henry Perkin en 1856, por citar68 sólo tres, son acontecimientos derivados de una u otra manera del conocimiento cien- tífico-tecnológico que han tenido repercusiones importantísimas para las sociedades, su estructura o su economía. Sin embargo, suele considerarse que el surgimiento de la "gran ciencia" después de la Segunda Guerra Mundial marca un antes y un después con respecto a las relacio- nes que existen entre la ciencia y la sociedad. El proyecto Manhattan tuvo diversas repercusiones. Por un lado, desde el estamento político hubo quien se dio cuenta de la importancia del conocimiento científico: teorías que aparentemente no tenían cone- xión alguna con el desarrollo de armamento habían dado lugar a una de las bombas más mortíferas que el ser humano hubiera inventado. Por otro, los científicos se per- cataron de la necesidad de trabajar en grupos de investigación interdisciplinarios, de buscar financiación a gran escala (con la esperanza de obtener resultados de tamaño similar), y de reclamar un lugar en la sociedad que hasta entonces no se les había otor- gado. Y estas no fueron las únicas repercusiones. Aunque no inmediatamente, se comenzó a percibir cierto malestar con la orientación que se estaba dando a los esfuerzos científicos. La asociación entre la ciencia y el poder, que ya tenía cierta his- toria,2 se iba materializando de manera cada vez más evidente. En un primer momen- 1 Sin quitar notabilidad a hitos tan importantes para el pensamiento como fueron las propuestas de Copérnico, Kepler, Galileo y del mismísimo Newton, lo cierto es que los temas de los que trataban estos pensadores tuvie- ron una repercusión más bien escasa en la vida de sus contemporáneos. 2 Ver, por ejemplo, la reedición del libro de Sánchez Ron (2007). Revista CTS, nº10, vol.4, Enero de 2008 (pág. 67-83)

3. Ana Cuevasto se esperaron grandes beneficios desde la ciencia: el bienestar de la humanidadestaría garantizado en unos pocos años gracias a los avances y desarrollos de la cien-cia y la tecnología. Sin embargo, la convulsión de la década de 1960 afectó también aeste prejuicio: la energía nuclear que se había prometido desde "Átomos para la paz"no llegaba de manera tan inmediata a todos los puntos del globo, era peligrosa y gene-raba un gran número de residuos con un potencial contaminante no sólo para el pre-sente sino también para el futuro remoto. En la década siguiente la crisis vino de lamano de otra fuente energética: el petróleo. Los desastres ecológicos derivados de unmal uso de la tecnología comenzaron a hacer mella en las conciencias y la balanza sefue inclinando paulatinamente del lado de la desconfianza. Desde el plano intelectual, comenzaron a surgir diversas voces discrepantes con elmodelo de la ciencia vigente hasta entonces. Recordemos, además, que simultánea-mente en la filosofía de la ciencia se comenzaban a criticar las posturas esencialistasy positivistas. Con más o menos acierto se pasó de una concepción de la cienciacomo un conocimiento ajeno a las circunstancias de quien lo generaba, a una visiónde la ciencia como un producto más de la cultura humana, un resultado que, depen-diendo del filósofo, podía ser provisional, sensible al medio económico, político oincluso de género, hasta llegar a posturas más radicales que lo equiparaban con cual-quier otra forma de conocimiento, sin que la ciencia tuviera características que la dis-tinguiesen de, pongamos por caso, la magia o el chamanismo. La sociología de laciencia, otrora complemento de la epistemología positivista, se une a la crítica y searroga el privilegio de ser quien ha de encargarse del estudio del conocimiento cientí-fico. Se llega a apuntar que la verdad y la falsedad son cuestiones internas a un con-texto3 y que el éxito o fracaso de una teoría sólo depende de la mayor o menor habi- 69lidad de sus partidarios para demostrar su superioridad.4 Si bien el modelo de la concepción heredada no era muy acertado, como suelesuceder con los extremos, tampoco las nuevas maneras de comprender la ciencia lehacían justicia. Sin embargo, estas posturas llegaron en un momento en el que el climacon respecto a la ciencia y la tecnología estaba, cuando menos, revuelto. El relativis-mo de la sociología de la ciencia tampoco ayudaba a mejorar las cosas.5 La ciencia seconvirtió, en el mejor de los casos,

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