CONSTITUCION DOGMATICA DEI VERBUM SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN

CONSTITUCION DOGMATICA DEI VERBUM

SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN

CAPITULO I: LA REVELACION EN SI MISMA

- Naturaleza y objeto de la Revelación: Quiso Dios en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina. Así, pues, por esta revelación Dios invisible movido por su gran amor, habla a los hombres como amigos y trata con ellos, para invitarlos y recibirlos a la comunión con El. Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación

- Preparación de la revelación evangélica: Dios, creando y conservándolo todo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio.

- La revelación hay que recibirla con fe: Cuando Dios revela hay que prestarle «la obediencia de la fe, y para profesar esta fe necesitamos la gracia de Dios que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da «a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad».

- Las verdades reveladas: Mediante la revelación divina quiso Dios manifestarse a sí mismo y manifestar los eternos decretos de su voluntad acerca de la salvación de los hombres, «para comunicarles los bienes divinos, que superan totalmente la comprensión de la inteligencia humana».

CAPITULO II: TRANSMISION DE LA REVELACION DIVINA

- El hecho de la inspiración y de la verdad de la Sagrada Escritura: El Evangelio prometido por los profetas, lo completó y lo promulgó nuestro Señor Jesucristo íntegramente a los Apóstoles; los cuales lo trasmitieron fielmente a sus sucesores, los obispos. Ambos, La Sagrada tradición y la Sagrada escritura son el depósito de la Fe que la Iglesia recibió por custodia de esta sucesión apostólica.

- La Sagrada Tradición: La predicación apostólica, debía de conservarse hasta el fin de los tiempos, por la suscepción continua; esto se conoce como la Sagrada Tradición; del cual el Espíritu Santo es el garante que llevará a su Esposa a la verdad completa. Esta Tradición, progresa en la Iglesia por la asistencia del Espíritu Santo; quien prometió que estaría con ella hasta el final de los tiempos.

- Mutua relación entre la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura: La Sagrada Tradición y la Sagrada

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