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Cambios Biologicos En Personas Mayores


Enviado por   •  23 de Marzo de 2014  •  7.516 Palabras (31 Páginas)  •  545 Visitas

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Cambios biológicos en personas mayores

Todas las células presentan cambios con el envejecimiento y por extensión también los tejidos y órganos, ya que éstas los forman.

Con el paso de los años los órganos cambian de forma gradual y progresiva, con una disminución de su función, es decir, una pérdida de la capacidad para realizar su trabajo, y con una menor reserva para realizar sus atribuciones más allá de las necesidades habituales, de manera que ante un evento estresante (enfermedad, cambios en el medio ambiente o en el ritmo de vida, etcétera) el organismo no puede dar respuesta a un aumento de las necesidades corporales. Asimismo, la recuperación del equilibrio interno del organismo se hace más difícil y requiere más tiempo.

Estos cambios pueden ser morfológicos, que afectan a la forma o al tamaño de los órganos, o funcionales, que alteran la capacidad y la eficacia de los mismos para realizar su función.

Aunque muchos de estos cambios son muy característicos del envejecimiento, éstos ocurren a un ritmo y una intensidad diferentes, de manera que no hay forma de predecir con exactitud cómo se va a envejecer, al contrario de lo que ocurre con los cambios en la adolescencia. Cada individuo envejece de una forma única y a un ritmo individualizado.

Sistema esquelético

El envejecimiento también se refleja en los huesos y las articulaciones. Con el tiempo su “desgaste” produce limitaciones en el movimiento y una fragilidad muy propias de las personas ancianas.

El envejecimiento también se refleja en los huesos y las articulaciones. Con el tiempo su “desgaste” produce limitaciones en el movimiento y una fragilidad muy propias de las personas ancianas.

El sistema esquelético lo componen los huesos, que confieren un punto de apoyo a los músculos, así como protección a órganos vitales (por ejemplo, el cráneo protege al cerebro, y las articulaciones, las uniones entre los huesos. De éstas las hay fijas, que sólo son uniones simples entre dos huesos (por ejemplo, las del cráneo), o móviles.

Las articulaciones móviles son unas estructuras complejas, ya que para que se realice el movimiento que producen los músculos son necesarios ligamentos para dar estabilidad, liquido articular para lubricar las estructuras (producido por la membrana sinovial), y cartílagos que recubra el hueso articular para dar resistencia y flexibilidad.

Con el paso del tiempo hay una disminución de la densidad del hueso a causa de una pérdida del calcio óseo, mucho más evidente en las mujeres tras la menopausia (por la disminución de los estrógenos femeninos), pero también presente en los varones, ya que el equilibrio de renovación de hueso se decanta por la destrucción. Este proceso viene determinado básicamente por factores genéticos pero empeora por la disminución de la actividad física (enfermedades limitantes, dolor crónico, etc.), estilos de vida no saludables (tabaquismo, ingesta pobre de calcio y otros nutrientes, consumo excesivo de alcohol) y el uso de ciertos fármacos.

Esta pérdida de masa ósea hace que el hueso sea más frágil, con mayor riesgo de fractura ante traumatismos mínimos en los casos más extremos. Dicha osteopenia se presenta con diferente intensidad en los diversos huesos y es evidente que la fragilidad no sólo dependerá del grado de afectación del hueso, sino también de las fuerzas a las que estará sometido; es decir, no tendrá la misma trascendencia la pérdida de densidad en una falange de los dedos de la mano que en el cuello del fémur.

También es muy frecuente la aparición de desgaste articular, la artrosis. Este desgaste se inicia con la deshidratación del cartílago articular, que pierde sus propiedades elásticas y de absorción de los traumatismos. De esta manera el cartílago se va degradando, desgarrando y en último extremo puede llegar a desaparecer. El hueso articular se engrosa y deforma para soportar las fuerzas que ya no absorbe el cartílago. Éstas y otras alteraciones más sutiles son las responsables de la disminución del arco de movimiento, del dolor al realizar algún ejercicio físico (y a veces en reposo), de la deformidad y de la inestabilidad y la pérdida de la función articular.

Las articulaciones afectadas dependerán de la actividad que se haya tenido a lo largo de la vida o de la aparición de sobrecargas y lesiones, aunque no se puede negar también una cierta predisposición genética, sobre todo en ciertas formas de artrosis, como por ejemplo la artrosis nodular de las articulaciones pequeñas de los dedos de las manos.

Sistema endocrino

Como en todo el organismo, el sistema endocrino también se ve afectado por el paso del tiempo, de manera que las personas mayores también sufren un aumento o descenso de los efectos de diversas hormonas.

El sistema endocrino lo componen múltiples glándulas que secretan unas sustancias, las hormonas, que regulan otros muchos sistemas. Existen órganos diferenciados cuya única función es producirlas, como el tiroides, mientras que otros, como el páncreas, tienen una doble función (en este caso digestiva y endocrina al ser el encargado de producir insulina).

Los cambios en la secreción y función de las hormonas a lo largo de los años son sutiles. Lo más destacable es la disminución de la sensibilidad a la acción de la insulina, a pesar de una normal secreción por parte del páncreas, por resistencia de los receptores celulares de la insulina, lo que ocasiona intolerancia a la glucosa y en casos más avanzados, diabetes.

También se producen cambios en las hormonas sexuales, que en la mujer, al producirse la menopausia, son más acusados. La función ovárica está pre programada en las mujeres desde la etapa embrionaria (hay tantos óvulos para desarrollar en tanto tiempo), de manera que cuando se “acaban” los óvulos cesa de forma bastante brusca el ciclo menstrual habitual y baja radicalmente la producción de hormonas femeninas. Por esto la mujer se vuelve infértil y se deterioran los caracteres sexuales secundarios: se produce un empobrecimiento del vello en las zonas sexuales, se da un cierto grado atrofia genital, así como del tejido mamario glandular, cuyo tamaño puede mantenerse a expensas del tejido graso, y se producen cambios psicológicos y de la libido.

En los hombres se da también una disminución de la secreción de testosterona, pero mucho más lenta y progresiva que conlleva una atrofia de los genitales y dificultades para conseguir y mantener una erección correcta.

En las personas mayores es frecuente ver también una disminución de la capacidad de reacción del tiroides, de manera que al organismo le es más difícil

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