Capitulo 22 De El Capital
luiztoro30 de Octubre de 2012
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CAPITULO XXII
CONVERSION DE LA PLUSVALIA EN CAPITAL.
1. Proceso capitalista de producción sobre una escala ampliada. Trueque de las leyes de propiedad de la producción de mercancías en leyes de apropiación capitalista
Investigaremos como nace el capital de la plusvalía. El empleo de plusvalor como capital, o la reconversión de plusvalor en capital, es lo que se denomina acumulación del capital.
El valor del capital revestía forma de dinero desde el momento mismo de desembolsarse; en cambio, la plusvalía se presenta desde el primer momento como valor de una determinada parte del producto bruto. Al venderé esta y convertirse en dinero, el valor del capital recobra su forma primitiva, mientras que la plusvalía cambia de forma o modalidad. Pero, a partir de este instante, ambos elementos, el capital y la plusvalía, son sumas de dinero y su reversión a capital se efectúa del mismo modo, sin que medie ya diferencia alguna. El capitalista invierte varias sumas en comprar las mercancías que le permitan acometer de nuevo la fabricación de su artículo, esta vez sobre una escala ampliada.
La plusvalía solo es susceptible de transformarse en capital, por que el producto excedente cuyo valor representa aquella, encierra ya los elementos materiales de un nuevo capital, es decir, medios de producción y medios de vida.
Ahora bien, para hacer que estos elementos entren en funciones como capital, la clase capitalista necesita contar con nueva afluencia de trabajo, por lo cual, es forzoso incorporar a la producción fuerzas de trabajo adicionales, reproduciendo a la clase obrera como una clase supeditada al salario. Lo único que tiene que hacer el capital es incorporar a los medios de producción adicionales estas fuerzas de trabajo supletorias que la clase obrera le suministra todos los años, en diferentes edades, y con ello se habrá operado la conversión de plusvalía en capital.
Así el capital primitivo continuo reproduciéndose y produciendo plusvalía al lado de los capitales de nueva formación, y el mismo ocurre con todo el capital acumulado en relación con el capital adicional engendrado por él.
El capital primitivo se formo mediante las leyes de la producción de mercancías pero el capital adicional se forma con adquisición excedente.
Cuando el capital adicional emplea a su propio productor, este de una parte, tiene que seguir fomentando el valor de capital primitivo y, de otra parte, rescatar el producto de su valor anterior con mas trabajo del que costo. Así la clase obrera, con lo que trabaja demás este año, crea el capital necesario para dar al
Año siguiente entrada al trabajo adicional, lo que se llama producir capital con capital. La única condición en que descansa la apropiación actual de trabajo vivo no retribuido, en proporciones cada vez mayores, es la propiedad de trabajo pretérito sin retribuir. La plusvalía en que radica el capital adicional numero uno es el resultado de la compra de la fuerza de trabajo como una parte del capital originario lo cual se ajustaba a las leyes del cambio de mercancías; el capital adicional número dos y los siguientes son un mero resultado del capital adicional número uno, es decir, que cada una de esas transacciones responde constantemente a la ley de cambio de mercancías: El capitalista compra siempre la fuerza de trabajo y el obrero la vende. En estas condiciones, la ley de la apropiación se trueca en lo contrario de lo que es. El cambio de valores equivalentes, que parecía ser la operación originaria, se tergiversa de tal modo que el cambio es solo aparente, puesto que, de un lado, la parte de capital que se cambia por la fuerza de trabajo no es más que una parte del producto de trabajo ajeno apropiado sin equivalente, y, de otro lado, su productor, el obrero, no se limita a reponerlo, si no que tiene que reponerlo con un nuevo superávit. Ahora la propiedad, dista del lado del capitalista, se convierte en el derecho de apropiarse trabajo ajeno no retribuido, y, vista del lado del obrero, como la imposibilidad de hacer suyo el producto de su trabajo. El régimen capitalista de apropiación no brota de la violación De las leyes de apropiación, sino de su aplicación. Uno de los contratantes vende su fuerza de trabajo, que el otro le compra. Pero el trabajo útil no puede absorber los medios de producción sin transferir su valor al nuevo producto, el cual encierra, además, el equivalente del valor de la fuerza de trabajo y una plusvalía. El obrero, al cobrar el valor de cambio de su fuerza de trabajo, se desprende de su valor de uso, ni más ni menos que cualquier otro comprador.
Por lo tanto, la transformación originaria del dinero en capital se desarrolla en la más completa armonía con las leyes económicas de la producción de mercancías y con los títulos de propiedad derivados de ella. No obstante, esta operación da por resultado:
1.- Que el producto pertenezca al capitalista, y no al obrero.
2.- Que el valor de este producto encierre, además del valor de capital desembolsado, una plusvalía que al obrero le ha costado trabajo y al capitalista no le ha costado nada y que, sin embargo es legítima propiedad del segundo.
3.- Que el obrero alimente y mantenga en pie su fuerza de trabajo, pudiendo volver a venderla si encuentra comprador.
La reproducción simple no es más que la repetición periódica de esta primera operación, consistente en convertir, una vez y otra, el dinero en capital.
Los términos de problema no cambian cuando la reproducción simple es sustituida por la reproducción de la escala ampliada, por la acumulación. En la primera el capitalista devora toda la plusvalía; en está, acredita sus virtudes civiles
Gastando una sola parte y convirtiendo el resto en dinero. Así, mientras en cada acto de cambio se guarden las leyes del cambio de mercancías, el régimen de apropiación puede experimentar una transformación sin tocar a para nada los títulos de propiedad inherentes a la producción de mercancías. Al paso que esta producción se desarrolla, obedeciendo sus propias leyes inmanentes, para convertirse en producción capitalista las leyes de la propiedad inherentes a la producción de mercancías se trueca con las leyes de apropiación del capitalismo.
2. Concepción errónea, por parte de la economía política, de la reproducción en escala ampliada.
Así como las mercancías que el capitalista compra con una parte del plusvalor para su propio consumo no le sirven como medios de producción y de valorización, el trabajo que adquiere para la satisfacción de sus necesidades naturales y sociales no es trabajo productivo. Mediante la compra de esas mercancías y de ese trabajo, en vez de transformar el plusvalor en capital, efectúa una operación inversa: lo consume o gasta como rédito. . Rescatar el dinero de la circulación sería precisamente lo contrario de valorizarlo como capital, y acumular mercancías para atesorarlas, pura necedad. La acumulación de mercancías en grandes cantidades es el resultado de que la circulación se ha estancado o de la sobreproducción. La economía clásica acierta, todo el plus valor que se transforma en capital se convertiría en capital variable. Por el contrario se distribuye al igual que el valor Adelantado originariamente en capital constante y capital variable, en medios de producción y fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo es la forma bajo la cual el capital variable existe dentro del proceso de producción. En este proceso ella misma es consumida por el capitalista. Por medio de su función el trabajo ella consume medios de producción. A la vez, el dinero pagado en la adquisición de la fuerza de trabajo se transforma en medios de subsistencia que no son consumidos por el "trabajo productivo" sino por el "trabajador productivo". A través de un análisis cabalmente equivocado, Adam Smith llega al resultado absurdo de que aun cuando cada capital individual se divida en un componente constante y otro variable, el capital social se resuelve únicamente en capital variable, o sea se gasta exclusivamente en el pago de salarios.
3. División del plus valor en capital y rédito.
La proporción en que se divide el plus valor entre capital y rédito varía incesantemente y está sujeta a circunstancias que no hemos de examinar aquí. El capital empleado en un país, pues, no es una magnitud fija, sino fluctuante, una fracción siempre variable y elástica de la riqueza existente que puede funcionar como capital. Puesto que el producto del trabajo ajeno que él adquiere sin cambiarlo por equivalente de ningún tipo se le presenta como incremento periódico de su patrimonio privado, resulta también natural que la división de este plus valor o plus producto en capital suplementario y fondo de consumo esté medido por un acto voluntario ejecutado por el capitalista.
En cuanto capital personificado, su motivo impulsor no es el valor de uso y el disfrute, sino el valor de cambio y su acrecentamiento. Como fanático de la valorización del valor, el capitalista constriñe implacablemente
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