Caxadores De Microbios Capitulo 1

Los cazadores de microbios

Capítulo I

Antonio Van Leeuwenhoek

“El primer cazador de microbios”

Este libro habla que hace doscientos cincuenta años nació Antonio Van Leeuwenhoek en Delf Holanda, y que él fue el primero en asomarse a un mundo nuevo, poblado de millares de especies diferentes de seres pequeñísimos de los cuales el nunca se imagino lo que en realidad era. Por esos tiempos la investigación no era tomada como una ciencia. El provenía de una familia muy responsable. Pero uno de los obstáculos que tubo fue el haber nacido en Holanda pues esto significaría que su lengua natal seria esta y esta era considerada por la gente de la alta sociedad como un lenguaje vulgar. Leeuwenhoek no era nada, no era ningún científico ni intelectual pero cuando le atraía algo no lo dejaba.

A los 21 años comenzó a trabajar para poder mantener a sus hijos. Leeuwenhoek comenzó a trabajar como un intendente y más delante de esa profesión aprendería a tallar lentes pues se dio cuenta que al observar a través de pedazos de vidrio las cosas lograban verse mas grandes, esto lo llevo a fabricarse sus propios lentes y a hacerlos cada vez con un poco más de aumento y así fue maravillándose con todos los objetos que el se ponía a observar y los veía en un tamaño mucho más grande que al que pudiera llegar el ojo humano. Y es aquí donde él crearía el primer microscopio del mundo.

Muchos consideran que Antonio Van Leeuwenhoek era un completo ignorante de la ciencia, no obstante hizo el mayor descubrimiento para la ciencia y para el mundo pues el siendo un “ignorante”, descubrió unos seres que pueden matar a seres millones de veces más grandes que estos (a nosotros). El hizo un descubrimiento grandioso e inigualable, pues Alejandro Magno cuando llego a la India descubrió los enormes elefantes pero para los hindús estos eran cosa normal y así mismo los hindús descubrieron a los caballos pero para los griegos estos eran los animales más normales. Otro descubridor fue César quien encontró en Inglaterra a los salvajes británicos pero estos se conocían unos entre otros como los centuriones conocían al César; pero Leeuwenhoek este conserje de Delf había descubierto un mundo fantástico de seres subvisibles, criaturas que habían vivido, se habían multiplicado, habían batallado habían muerto, ocultas por completo de todos los hombres desde el principio de los tiempos; seres de una casta que destruye y aniquila razas de hombres que son diez millones de veces más grandes que ellos mismos; seres de una casta que destruye y aniquila razas enteras de hombres diez millones de veces más grandes que ellos mismos; seres más terribles que los dragones que escupen fuego, o los monstruos con cabeza de hidra; asesinos silenciosos que matan a los niños en sus cunas tibias y a reyes en sus seguros palacios. Este es el mundo fantástico, fabuloso, al que Leeuwenhoek, entre todos los hombres de todos los países, fue el primero en asomarse. Grande fue este día para Leeuwenhoek (y en mi opinión para la humanidad también).

Leeuwenhoek trabajo durante veinte años tallando miles de lentes, fue observando las diminutas partículas de la piel, el acaro del queso, trabajo con resina de pimienta, y atreves de la observación de los pequeños bichos durante varios experimentos con las gotas de agua logro captar la atención de la “Real Sociedad” (antiguamente llamada “invisible Collage” donde estaban puros intelectuales que creían en cosas que en el presente son consideradas unas completas tonterías), que con el tiempo lo reconoció y lo respaldo para lograr construir el primer microscopio. Antonio Van Leeuwenhoek también descubrió los espermatozoides de los hombres y logro clasificas pequeñas especies.

Y así fue pasando el tiempo y se fue dando cuenta que no sólo había microorganismos en el agua sino también en muchas otras

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