Corrientes De Interpretación
RominaGenova8319 de Octubre de 2013
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¿Cuál es el argumento que sostiene a la concepción de “la educación como adaptación”, y que rol le cabe a la transmisión cultural y a la cohesión social?
A partir del análisis de las corrientes de interpretación en Sociología de la Educación observamos que la función de la escuela es eje para lar argumentaciones de las posturas asumidas por diferentes autores. En nuestro caso, tomaremos como punto de partida lo expuesto por Xavier Bonald en su obra Sociología de la educación. Una aproximación crítica a las corrientes contemporáneas.
El análisis sociológico que sostiene la concepción de la educación como medio de adaptación social es propio de los fundamentos de la sociología positivista de siglo XIX. De acuerdo con lo expuesto por Bonald, a la educación se le asigna un “papel social” necesario para asegurar la “comunión moral de la sociedad” y la adherencia de los ciudadanos a aquellas ideas socialmente compartidas. Es decir que la escuela, ese producto de la Modernidad, se convierte en la institución promotora del orden social.
En sintonía con lo arriba expuesto podemos citar palabras de Emile Durkheim, a partir del análisis de George Ritzer, cuyo trabajo sobre la educación y la socialización puede estudiarse a la luz de su preocupación por la decadencia moral y las formas de evitarla:
“El conjunto de las reglas morales forma alrededor de cada hombre una especie de barrera ideal, al pie de la cual viene a morir la marea de las pasiones humanas, sin poder pasarla. Así es posible satisfacer las pasiones humanas, por cuanto están contenidas. Tanto, que si la barrera se debilita en un punto cualquiera, las fuerzas humanas contenidas hasta entonces se precipitan tumultuosamente por la brecha abierta; pero una vez liberadas no encuentran término en donde detenerse.”
Lo que arriba citábamos enmarca la meta del análisis de Durkheim, quien sostenía la necesidad de proporcionar a los individuos la disciplina necesaria para controlar sus pasiones. Así, en lo que respecta a la educación de las jóvenes generaciones, el autor considera que solo a través de esta disciplina se podía desarrollar en los niños un sentimiento de respeto a la sociedad y a su sistema moral. Para lograr esto, la escuela se convierte en el mejor mecanismo para asegurar la adaptación social. A esto, Bonald añade que si en otro tiempo, esta función le correspondía a la Iglesia, ahora es la institución escolar la que llevará adelante la internalización de las costumbres sociales.
Sumado a lo anterior, la Sociología de la Educación positivista sostiene no solo la importancia de la transmisión de saberes de adultos a niños sino también la unificación de hábitos y valores específicos de la sociedad en un tiempo y contexto determinados. En palabras de Bonald podemos exponer que el individuo se adapta a la “sociedad como un todo orgánico”. En consecuencia, la educación se promueve como un proceso activo de cohesión social necesario para el fortalecimiento social y de los fundamentos democráticos. El mismo autor cita también en su trabajo a Durkheim al afirmar que la educación de los niños no se ajusta a los deseos de los adultos sino que ésta obedece a principios sociales que se van transmitiendo con un objetivo adaptativo y cohesivo:
“[…] Es vano creer que nosotros educamos a nuestros niños como queremos. Estamos forzados a seguir las reglas que reinan en el medio social en que vivimos. La opinión nos la impone y la opinión es una fuerza moral… Todas las prácticas educativas, cualquiera que sea, tienen en común su carácter esencial: todas resultan de la acción ejercida por una generación sobre la generación siguiente con el fin de adaptar ésta al medio social en que debe vivir”.
El autor describe la concepción meritocrática: ¿en qué consiste? ¿qué limitaciones presentaría hoy esta concepción y que aspectos puede rescatar de la misma?
La meritocracia surge a mitad del siglo XX, como respuesta al contexto histórico de aquella época, el desarrollo del Estado de bienestar. Emilio Tenti Fanfani, dice al respecto: “[…] El desafío de los sistemas nacionales de educación consistió en producir concretamente esa igualdad en nombre de la cual los Estados decían actuar. […]La escuela se convirtió entonces en un dispositivo de extraordinario valor para unificar las experiencias de ingreso en el conjunto social de todos los miembros jóvenes de las sociedades nacionales, independientemente de sus diferencias de cuna”
Sostiene que la educación es un factor fundamental para producir la movilidad social como resultado de la capacidad y el esfuerzo individual.
La escuela adquiere gran importancia como institución para el desarrollo de una política de igualdad de oportunidades y la relación entre educación y empleo.
Según la meritocracia: se obtiene un trabajo y la posibilidad de progreso social por mérito propio y no en función del apellido o la fortuna.
Se considera a la escuela como un ámbito abierto para todos.
La educación es el medio para conseguir un mejor status porque premia al alumno en función de su rendimiento.
En la actualidad la concepción meritocrática es cuestionable, ya que en estos tiempos, principalmente en América Latina, la falta de movilidad social y la acentuación de las desigualdades son una realidad que deja sin efecto este principio.
La principal crítica de hoy hacia la meritocracia consiste en mostrar que sus consecuencias se oponen a la necesidad de la inclusión. Una y otra se presentan cada vez más como nociones irreconciliables.
"Si la escuela sólo se centrara en una estricta meritocracia, nos quedan muchos en el camino y en el camino se van a la esquina, y en la esquina no tienen destino." Así decía el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, el 21 de septiembre pasado en su homenaje a Sarmiento.
"Una sociedad meritocrática es en principio más justa que una sociedad de herencia” sin embargo "es extremadamente difícil, producir una escuela meritocrática porque el origen social y el capital cultural de los alumnos condicionan muy fuertemente su mérito escolar. El problema es que el punto de partida de cada alumno es muy desigual." explicaba el sociólogo francés François Dubet.
Pareciera que” se responsabiliza a los perdedores por no haber hecho el esfuerzo necesarios para ganar” Así lo explica el sociólogo e investigador principal del Conicet Emilio Tenti Fanfani.
Por otro lado ¿tiene sentido establecer el valor de una persona por el diploma que posee? "En una empresa tiene mérito aquel que tiene un buen desempeño y encarna los valores de su organización. El mérito no se reduce a los títulos", dice el profesor del IAE Rubén Figueiredo
En ese sentido, los sistemas de evaluación de recursos humanos se esfuerzan por incorporar más variables -liderazgo, relaciones interpersonales, trabajo en equipo- para determinar el mérito. Todas variables subjetivas. Y tan discutibles como los títulos.
Como conclusión: La meritocracia en cuanto justicia, no debiera ser incompatible con la inclusión. El triunfo de los que más se esfuerzan no necesariamente debe ser la causa generadora de la exclusión de los más débiles. Quienes plantean esto como única alternativa no hacen más que reducir las posibilidades a sus propias conveniencias ideológicas.
La sociología crítica nace como respuesta a ciertas condiciones sociales, ¿Cuáles son? ¿Cuáles son los argumentos y teóricos que a partir de la década del 70 sitúan al conflicto como eje de debate sociológico? ¿Cuál es el rol del docente según esta teoría? ¿De qué manera la escuela produciría el fracaso del alumno de clase popular?
-A principios de los años 70 se produce una crisis económica, que se refleja por un conflicto social con movilizaciones estudiantiles, desempleo de personas especializadas, subempleos, sobreeducación y mayor cantidad de recursos humanos frente a una menor demanda laboral, producto de la masificación del sistema educativo.
Todos estos aconteceres provocaron el fracaso de las políticas de igualdad de oportunidades y la caída de los argumentos que aseguraban que la “inversión pública en educación es el motor del desarrollo y el crecimiento económico”.
Como respuesta, resurgen las ideas marxistas y la crítica al principio funcionalista, que toman una postura totalmente opuesta a la teoría del capital humano.
La sociología crítica argumenta que la escuela propicia la desigualdad social y forma parte de un sistema capitalista opresor que solo permite la reproducción de las clases altas.
Esta nueva corriente de pensamiento pone al conflicto como centro de discusión de los fenómenos sociales de la época y surgen teóricos tales como Bourdieu, Althusser y Passeron en Fracia, Bernstein en Inglaterra,.
Bourdieu considera que la reproducción de la desigualdad se manifiesta a través del capital cultural, que son los recursos y los pre-saberes que ofrecen las familias cultivadas a sus hijos. No provienen de la escolaridad, son adquiridos en el seno familiar, como el lenguaje, los buenos modales, etc. No todos poseen los mismos pre-saberes, esta desigualdad tiende a perpetuarse.
Bernstein sostiene que cada clase social tiene un código de comunicación diferente. El código restringido es utilizado por la clase trabajadora (lenguaje simple) y el código elaborado, usado por la clase media (de construcciones gramaticales más complejas). La escuela toma el lenguaje elaborado, por lo cual la clase obrera se encuentra con dificultades para comprenderlo,
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