DESARROLLO DE LA CONCIENCIA MORAL
Paulina Cortés GutiérrezMonografía8 de Abril de 2018
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DESARROLLO DE LA CONCIENCIA MORAL
El tema del desarrollo de la conciencia moral ha sido muy discutido entre los psicólogos. De hecho, los autores están divididos. El consenso de una posible secuencia moral no es en absoluto unánime, siendo sus principales defensores los que más o menos acertadamente se consideran adscritos a la teoría cognitiva evolutiva.
Nosotros veremos el esquema que presenta Marciano Vidal que se apoya en la explicación del desarrollo cognitivo de la conciencia moral de Jean Piaget. [1]
Veamos previamente cuatro conceptos básicos:
2.1 LA ANOMÍA Se caracteriza por el comportamiento instintivo de supervivencia en la edad natal cuyas sensaciones o controles son de placer-dolor
2.2 LA HETERONOMIA MORAL
Es la moral de la obligación que se caracteriza por la presión moral del adulto que se traduce en el niño en respeto unilateral, vertical, de arriba a bajo. Este respeto es la base de la obligación y del sentido del deber. Esta moral es esencialmente heterónoma, la norma es externa. El origen y el fundamento de la obligación moral está en la voluntad del adulto. La relación de los niños con los padres son relaciones de presión. Sin embargo, hay un afecto mutuo, espontáneo, que empuja al niño desde el primer momento, a actos generosos y demostraciones afectivas que no están prescritas.
Este último factor es el punto de partida de la moral del bien que se desarrolla al margen de la moral del deber. No obstante, la moral que prevalece es la proveniente de la
presión. En sus consecuencias extremas la moral heterónoma desemboca en el realismo moral, o total dependencia de la norma externa.
2.3 LA SOCIONOMIA (o fase intermedia)
Es la fase en que el niño no solo obedece las órdenes del adulto, sino a la regla en sí, generalizada y aplicada de una manera original. (leyes del juego, del grupo, etc.)
Se trata de un afecto de la inteligencia, que trabaja con reglas morales, generalizándolas y diferenciándolas.
Surge así una aparente autonomía de la conciencia, que en el fondo no es más que una semiautonomía, ya que siempre hay una regla que se impone desde fuera sin ser el producto necesario de la propia conciencia. Puede prolongarse en la adolescencia-juventud y está muy trabajada en las estrategias de marketing en la publicidad para cualquier edad.
2.4 LA AUTONOMIA
Es la moral de la cooperación. La autonomía surge en el momento en que el niño descubre que la veracidad es necesaria en las relaciones de simpatía y respeto mutuo.
La reciprocidad, el tener al otro en cuenta como uno quiere ser también acogido, es un factor de autonomía y cooperación.
Hay una moral autónoma cuando la conciencia considera necesario un ideal independiente de toda presión exterior. Por ello, algo es bueno, no sólo porque alguien autorizado lo manda, sino porque uno descubre la objetividad y necesidad del bien, y es uno mismo el que se lo manda. O algo es malo, no porque alguien lo prohíba, sino porque uno descubre el objeto perjudicial que no conviene y por ello, uno mismo se lo prohíbe.
De hecho, sin relación con los demás no hay necesidad de ética o moral: el individuo en cuanto tal, conoce la anomia (etapa pre-moral) y no la autonomía. Por otra parte toda relación con los demás en que interviene solo el respeto unilateral conduce a la heteronomía.
Sólo la reciprocidad engendra autonomía.. Ahora bien, la reciprocidad surge cuando el respeto mutuo es lo bastante fuerte para que el individuo experimente desde dentro la necesidad de tratar a los demás como él quiere ser tratado.
Con la autonomía se constituye el sujeto ético-moral propiamente dicho. De ahí que la autonomía sea también el nivel decisivo de la conciencia ética adulta.
2. 5 LA TEONOMÍA
La teonomía moral tiene su centro y referencia fundante en Dios según su fe y cultura monoteista. Si hablamos de Teonomía cristiana, la referencia fundante, el paradigma, en centro antropológico del ser, será la persona de Jesucristo en adhesión a la Iglesia, cuya misión es mostrar y testimoniar a su Señor.
La Teonomía moral supone el desarrollo de la Autonomía moral, es decir, la fe no es algo impuesto desde fuera, algo exógeno o heterónomo como algunos creen, sino todo
lo contrario, la fe es el valor fundante que se identifica con la necesidad del desarrollo y perfección del ser humano. Es más, para el cristiano, la fe da pleno sentido y fundamento a la libertad que genera la reflexión ética y la práctica moral. Dios es el autor y creador de la persona y por ello de la moral, el cual llama al hombre para que descubra su vocación personal y social a desarrollarse de manera inmanente y trascendente.
2.6 MODELOS DE OBEDIENCIA
La acción de obedecer implica la responsabilidad de cumplir las propias obligaciones ya sean con uno mismo, con la familia, el trabajo o la sociedad.
La pegunta es ¿por qué obedecemos normas o leyes? ¿qué nos mueve o motiva cuando obedecemos un reglamento?
Tres actitudes o modelos de obediencia.
A. SUMISIÓN: El modelo de obediencia por “sumisión” es motivado por el temor a perder algo o a alguien. El estímulo de ser premiado o el temor de ser castigado. El componente de la sumisión puede ser el poder de las figuras parentales, el poder de las leyes, el poder religioso…etc. uno se somete, pero también espera someter a otros. La sumisión en el adulto se caracteriza por la “heteronomía moral”, y es la raíz primitiva o cierta fijación de la infancia por modelos autoritarios.
B. IDENTIFICACIÓN: El modelo de obediencia por “identificación” es motivado por el atractivo personal que influye en el sujeto gustos o creencias llevadas por una situación que resulta agradable, o por un líder, por un grupo, por una moda. Este modelo de obediencia huye de cualquier sumisión, es más autónomo, pero también está dentro de la “socionomía moral” que obedece muchas veces por no ser excluido de una determinada moda o grupo social. De ser así, sería una heteronomía moral social.
C. INTERIORIZACIÓN: El modelo de obediencia por “interiorización” es motivado por la credibilidad. Una cosa no se hace u obedece por que lo mande o lo haga el líder de determinada autoridad, sino por la propia reflexión y responsabilidad personal. Una cosa no es buena porque está mandada, sino porque es buena en sí y por ello está mandada. O una cosa no es mala porque está prohibida, si no porque al ser perjudicial está prohibida y uno mismo se debe prohibir. La obediencia por “interiorización” corresponde al modelo de la ”autonomía moral” propia del adulto.
La “sumisión” es propia de la etapa de la heteronomía moral en la infancia como paso hacia la “identificación” en la pubertad con la etapa de la socionomía moral para llegar al desarrollo de la “interiorización” con la etapa de la autonomía moral.
Todo este proceso no se da en un estado puro, sino que tiene mezcolanzas, pero cuando más madura es una personalidad psicológica y moral, más capacidad tendrá para el desarrollo de la “interiorización”. Cabe recordar que para ser independiente (autónomo) primero hay que ser dependiente (heterónomo). Para tener la autonomía de correr, primero hay que tener la dependencia de saber andar.
“El problema no está en obedecer, sino en que nos manden bien”, es decir, que la norma sea justa y eduque para la autonomía e interiorización de la responsabilidad moral.
2.7 FORMACION DE LA CONCIENCIA
PREGUNTA: ¿El ojo crea el objeto de la visión? o ¿el ojo es la causa instrumental por la cual se da la visión? ¿La conciencia crea la norma moral, o tiene la capacidad para descubrirla? ¿La naturaleza la descubrimos o la creamos?
¿Soy yo el que descubre el bien, las leyes morales y por ello también puedo ignorarlas? ¿O yo, la sociedad, los individuos creamos los valores morales adaptándolos a nuestras necesidades?
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