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Desertificacion Y Perdida Del Suelo


Enviado por   •  23 de Octubre de 2012  •  2.752 Palabras (12 Páginas)  •  884 Visitas

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Introducción:

Una buena parte de los problemas que padece la humanidad obedecen a la degradación y pérdida de los suelos. Cuando esto ocurre, el ser humano no puede cultivar, o las producciones de las cosechas son exiguas. Lo mismo ocurre con las praderas y pastos. Del mismo modo, el hombre y la biosfera se contaminan, pudiendo llegar a degradarse enfermar o morir (según afecte a uno u otro), como veremos más adelante.

Pérdida de Suelo

Erosión del Suelo

La erosión del suelo puede producirse ya sea por el agua, el viento, el hielo, o la propia gravedad. Hablamos entonces de erosión hídrica, eólica, glaciar-periglaciar, y mecánica respectivamente. En la mayoría de los casos, los tipos hídricos, glaciar-periglaciar y mecánicos requieren que el suelo se encuentre en posiciones fisiográficas de pendiente (laderas de montañas, colinas, etc.). Por el contrario, en el caso de erosión eólica tal requisito no resulta necesario. En cualquier circunstancia, el factor externo al suelo que más influye sobre la erosión es la pérdida total o considerable de la cobertura vegetal. La vegetación recubre el suelo y evita que las gotas impacten directamente sobre él, ya que en caso de hacerlo su energía cinética destruye los agregados de los que hablamos en el primer post, liberando las partículas elementales que lo constituyen (arenas, limo, arcilla) que son más fácilmente arrastradas por el agua de escorrentía (en el caso de las arcillas también pueden exportarse en suspensión a través del perfil hacia ríos o aguas subterráneas). Del mimo modo, las raíces de las plantas, retienen el suelo entre su entramado, resistiendo mejor las fuerzas que tienden a arrastrarlo hacia otros lugares. Por otro lado, el viento, en ausencia de la cobertura vegetal, levanta las partículas y las exporta, ya sea por suspensión en el aire (las más finas) o por reptación (las más gruesas). Existen muchos subtipos de erosión para cada uno de los cuatro grupos principales que hemos mencionado. Así por ejemplo, en el caso del agua, podemos hablar de erosión laminar, surcos, cárcavas, etc. En el caso de la gravedad, de deslizamientos, avalanchas, etc., y así sucesivamente. En una contribución anterior, ya os explicamos con más detalle, una clasificación de los mismos . Como habréis observado, muchos cultivos dejan extensas áreas de suelo desnudas, por lo que este queda más expuesto a los agentes erosivos. Por estas razones, suele recomendarse que entre las especies agrícolas sembradas (cuando se trata de plantas perennes) se siembren otros herbáceos que tapicen y protejan el suelo. Se trata de lo que se denomina cultivos de cobertera. Si el agricultor siembra especies anuales y los suelos requieren descanso para recuperarse (barbechos), es pertinente sembrar otros que lo cubran mejoren sus propiedades. Hablamos de rotación de cultivos. Las tradicionales terrazas o bancales , originadas por diversas culturas independientemente, rompen la pendiente de las laderas en escalones, ayudando a impedir los procesos erosivos. Todas ellas pueden considerarse buenas prácticas de conservación de suelos .

Sellado del Suelo

El sellado , no ha sido un grave problema para la conservación de los recursos edáficos hasta los últimos decenios. La densidad de población no era lo suficientemente elevada, como para tener que sellar grandes extensiones de suelo. Sin embargo, conforme el número de habitantes del planeta ha ido aumentado a toda velocidad, también lo han hecho el de de ciudades e industrias, así como las infraestructuras viarias requeridas para ponerlas en contacto. Actualmente, millones y millones de Km2, se encuentran sepultados bajo asfalto y cemento, llegando a extenderse en ciertos países industrializados hasta ocupar más del 20% de su territorio. Pero el problema fundamental estriba en que estas obras humanas suelen instalarse en los suelos más fértiles y productivos de cada país, compitiendo y desplazando a la agricultura. La causa fundamental de este problema proviene de que las industrias, urbes y carreteras son más fáciles de construir en zonas llanas que en las montañosas, y si hay recursos hídricos cercanos mucho mejor. Generalmente, allí también se encuentran los suelos más fértiles, como las vegas de los ríos, llanuras costeras, deltas, etc. El caso de las presas o embalses es más singular aun, ya que inevitablemente deben situarse en los valles fértiles de las montañas, inundando también los suelos en donde se asentaban los cultivos, pastos y praderas más productivos e indispensables para sus moradores. Una vez construidas, la población debe emigrar, ya que por lo general las laderas tienen suelos poco profundos y por su ubicación en pendiente son muy susceptibles erosión muy severa. El resultado final se traduce en la destrucción de las culturas de las de montaña o serranas.

Degradación del Suelo

Los procesos de degradación del suelo son excesivamente numerosos como para poder explicar todos y cada uno de ellos. En general, son producto del mal uso que el hombre realiza de los recursos edáficos. Seguidamente, abordaremos la descripción de los más relevantes, sin pretender ser exhaustivos.

Pérdida de materia orgánica: Cuando el hombre cultiva la tierra y no repone la materia orgánica que pierde (recordar que al cosechar se exporta de los agroecosistemas mucha biomasa, que de esta forma limita la que retorna al suelo como necromasa), los agregados del suelo terminan por deshacerse en sus partículas constitutivas (pérdida de geles húmicos), empeorando su estructura y todas aquellas propiedades asociadas a lo que en el susodicho post anterior denominamos “esponjamiento”. En consecuencia, resulta ser de suma importancia adoptar técnicas agrarias y pecuarias que eviten la pérdida de la materia orgánica de los suelos (laboreo sin labranza, etc,). La perdida de materia orgánica, como veremos más adelante también favorece la pérdida de biodiversidad de organismos del suelo (falta de alimento) y su compactación. Estos son oscuros en superficie cuando atesoran mucha y claros cuando albergan muy poca.

Salinización y sodificación: se trata de los procesos que tienen lugar al aumentar el contenido de sales potásicas y sódicas del suelo , en detrimento de otros cationes, que como el calcio, son vitales para la nutrición vegetal. Bajo estas circunstancias, el pH del suelo aumenta en exceso (por encima de 8.5), generándose una captura muy descompensada de los nutrientes que requieren las plantas. Más aun, cuando las sales son principalmente sódicas, los agregados del suelo terminan siendo muy inestables, destruyéndose con facilidad, y modificando la morfología del perfil y su estructura negativamente. Prácticas frecuentes que provocan la salinización del suelo son el riego con aguas relativamente salobres bajo un clima con déficit estacional de humedad. Un abonado inadecuado también puede inducir ciertos tipos de salinización. Si la salinización no es muy acusada puede revertirse, haciendo uso de la ingeniería hidráulica o abonados específicos. Tales procesos, como hemos comentado, suelen ocurrir justamente en los biomas con déficit estacional de agua, por lo que como veremos más adelante, aparecen en los ambientes más susceptibles de ser desertificados. En cualquier caso, no debemos confundir los suelos que son salinos en condiciones naturales, de aquellos en los que la salinización la induce el incorrecto uso del suelo. Estos últimos pueden tener un gran valor ecológico por las comunidades vegetales y fauna que sustentan.

Acidificación: La acidificación es también un proceso que genera la descompensación del balance de nutrientes, como la salinización. Podríamos decir que, al igual que en los animales o el hombre, las plantas requieren una “dieta equilibrada”. Cuando no es el caso, los vegetales absorben unos elementos químicos masivamente en detrimento de otros, que son también imprescindibles para su correcta nutrición. Como resultado los cultivos no se desarrollan vigorosamente, mermando la productividad de las cosechas. En el caso de la acidificación, la mayor parte de los nutrientes son lavados (es decir exportados) del suelo por el agua, siendo sustituidos por el hidrógeno, o lo que resulta ser peor, aun el aluminio. Así el pH de los suelos desciende de 4.5 (muy ácidos), y la pobreza de nutrientes merma la producción de la biomasa (ya sea en cosechas, prados o pastos). Cuando el ión que termina por dominar el suelo es el aluminio, el pH puede alcanzar valores inferiores a 4, produciéndose problemas de toxicidad. Prácticas y fenómenos que inducen a que el suelo se acidifique son entre otros: la lluvia ácida asociada a los suelos de climas húmedos en regiones muy industrializadas que emiten sustancias tóxicas a la atmósfera, como las que son las ricas en azufre, un incorrecto abonado, la repoblación del suelo con especies forestales que por su naturaleza tienden a acidificarlo (por ejemplo, las repoblaciones forestales con coníferas –pinos, abetos, etc.-), el drenado de suelos encharcados litorales (para su puesta en cultivo) que sustentan la vegetación de los manglares, y otros. Como en el caso precedente, debemos discernir entre suelos que por su naturaleza son ácidos, de aquellos en los cuales la acidez es inducida por una inadecuada gestión del suelo. Este proceso de degradación suele darse con más frecuencia en climas hiperhúmedos (y generalmente fríos), es decir todo lo contrario que en el caso de la salinización.

Compactación: Se trata de la pérdida de la estructura del suelo, es decir de aquellas propiedades de esponja de las que hablamos en el post precedente, que son las que diferencian a las rocas de los suelos. Por lo tanto, el suelo pierde espacio poroso y volumen tornándose más denso y pesado. Como ya comentamos, la pérdida de materia orgánica favorece la compactación de los horizontes superficiales, lo cual resulta ser especialmente grave cuando estos últimos carecen de vegetación (o es muy escasa) por cuanto las gotas de lluvia impactan sobre el mismo, destruyendo sus agregados. Sin embargo, existe otro proceso que también afecta a la compactación de los horizontes profundos. Este último deviene del uso de la maquinaria agrícola excesivamente pesada que comprime la estructura haciéndola perder porosidad.

Contaminación: La contaminación del suelo es un proceso muy grave y que se extiende como una plaga por la edafosfera. Sin embargo, antes de comenzar a comentar el tema conviene discernir entre contaminación y polución, aspecto que no suele ser tenido en cuenta casi nunca. Hablamos de polución cuando un elemento que aparece normalmente en los ambientes edáficos, en cantidades moderadas, alcanza magnitudes tan exageradas que afectan a su estructura y dinámica. Este sería el caso por ejemplo de un abonado excesivo que induce la acumulación de nitratos y fosfatos, entre otros compuestos. Desde este punto de vista y aunque suelen tratarse por separado, la salinización inducida por el himbre debiera ser entendida como un proceso de polución. Por el contrario, el vocablo contaminación debería reservarse para todos aquellos procesos que inducen la acumulación en el suelo de elementos o compuestos que son ajenos al mismo. Un caso típico es el de los plaguicidas, y otros compuestos elaborados sintéticamente por el hombre. También podría incluirse aquí a las sustancias radioactivas (si bien pueden encontrarse de forma natural en algunos tipos de suelos en ínfimas cantidades) que se escapan al ambiente tras accidentes de las centrales nucleares.

Los procesos de contaminación y polución pueden dividirse en “locales” y “difusos”. Los primeros dan cuenta de una “brutal” acumulación de contaminantes en áreas relativamente pequeñas, ya sea por vertidos incontrolados, accidentes de industrias químicas y plantas nucleares, etc. Se habla entonces de “sitios contaminados”. Por el contrario, la contaminación difusa acumula menos sustancias contaminantes o polucionantes, pero afectando a territorios muy amplios. Un caso típico deviene del uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas en los paisajes agrarios. Obviamente la contaminación puntual es más seria que la difusa. Sin embargo, al afectar a áreas reducidas, permite utilizar técnicas de descontaminación, caso que no ocurre con la difusa, por cuanto habría que tratar extensiones muy bastas, lo cual resulta económicamente prohibitivo si se aplican ciertas tecnologías y absolutamente imposible con otras.

La contaminación (como también la polución) aunque pudiera parecer un proceso local en primera instancia, puede llegar a ser global, como vamos a mostrar. El medio edáfico atesora una cierta capacidad de absorber contaminantes, cuya cantidad depende del tipo de suelo concreto. Sin embargo, si se sobrepasa un cierto umbral las sustancias contaminantes o pulucionantes pasan a las aguas que drenan el suelo, y de allí a los acuíferos (aguas subterráneas) y/o a los cauces fluviales. En cualquier caso el agua, una vez contaminada, afecta a la salud del hombre y los animales que la beben directamente o indirectamente (por ingerir a otras plantas y animales ya contaminados). De este modo, las sustancias mencionadas pasan del suelo al agua y/o los vegetales, y de allí a los animales herbívoros (o el ser humano), que a su vez afectan a los carnívoros que los depredan o consumen, y finalmente, o al propio ser humano. Por tanto la contaminación termina por afectar a toda la cadena trófica. Unos contaminantes pueden degradarse en pocos años, mientras que otros mantienen sus efectos letales durante siglos o milenios. La organización mundial de la salud considera que la contaminación-polución, es la causa directa o indirecta que genera mayor número de muertes en los países pobres, o en vías de desarrollo.

El empleo abusivo y generalizado de agroquímicos es una de las principales causas de la contaminación de los suelos y aguas. En particular, nitrógeno y fósforo, van a parar a las aguas subterráneas y/o ríos en grandes cantidades. En el primer caso, provoca que las aguas potables se tornen insalubres, e incluso venenosas. Las aguas ricas en contaminantes que van a parar al mar envenenan la cadena trófica marina. En el caso del nitrógeno y el fósforo, que suelen acarrear los grandes cauces que drenan bastas regiones agrícolas fertilizadas en exceso, terminan por generar lo que se denominan floracional algales y finalmente los puntos muertos (carentes prácticamente de vida) en los océanos. Se trata de un tema que por su complejidad no vamos a tratar aquí, pero que está contaminando tanto la vida acuática como mermando las capturas de pescado de todos los océanos del mundo. El número de estos puntos muertos crece sin cesar.

No debe olvidarse tampoco la contaminación biológica por patógenos, ya afecte al ser humano y/o la vida vegetal y animal. En el caso del hombre y animales, cabe mentar que la ingesta e incluso el riego con aguas residuales (ricas en patógenos de diversa índole), representa un grave problema de salud para cientos de millones de personas. Por otro lado el agua de riego, aun siendo sana, puede arrastrar organismos fitoparásitos de unas parcelas de campo a otras, generando la propagación de epidemias fitopatológicas que generan graves pérdidas en la agricultura mundial.

Desertificación y Anegamiento

La desertificación es la degradación de tierras en ambientes áridos, semiáridos y seco-subhúmedos (estos últimos conciernen a los mediterráneos y subtropicales con ligeros déficits estacionales de agua), es decir con una gran o moderada escasez de recursos hídricos. Como podéis observar, se habla de degradación, sin embargo se hace en sentido amplio, es decir incluyendo también la pérdida del recurso suelo. En consecuencia, no se trata de un proceso en su mismo, sino de la manifestación fenomenológica de todos los procesos que afectan al deterioro y pérdida, bajo unos climas concretos (cuando el agua comienza ser un bien escaso). En estas condiciones, el paisaje se torna más árido, perdiendo cobertura vegetal y biomasa, así como disminuyendo la materia orgánica y actividad biológica de los suelos.

Sin embargo, la degradación y pérdida de suelos en ambientes muy húmedos y fríos (escasa evapotranspiración), también acarrea graves consecuencias para los ecosistemas y vuelven a manifestarse en el paisaje, pero de una manera radicalmente distinta. En estos casos, los ecosistemas no son capaces de evacuar todo el agua que reciben por las precipitaciones, por lo que los suelos se encharcan, comenzando a aparecer vegetaciones adaptadas a soportar tales volúmenes de aguas en el medio edáfico (poros totalmente anegados, es decir con ausencia de aire, que impiden la respiración de las raíces y las reacciones biogeoquímicas que requieren de oxígeno). Se inicia sí un proceso al que denominamos hidrometría que terminará modificando la estructura y dinámica de los suelos. De este modo lagunas, turberas, juncales dan al paisaje un aspecto verde, pero excesivamente “acuoso”. Mientras la desertificación torna nuestras vestimentas polvorientas, la anegación induce a que el barro se adhiera a la indumentaria y calzado que llevamos. Estos procesos son típicos de ambientes boreales, sub-boreales muy húmedos o de la alta montaña en los de clima templado.

Conclusión: es muy importante tanto para el suelo como para la biodiversidad esperamos que no sea el ultimo relato sobre dicho tema, desde ya mucha gracias por preocuparse por el suelo.

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