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Displacias En Perros

thefortunate24 de Febrero de 2013

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INTRODUCCIÓN

La displasia de cadera es el problema ortopédico canino más frecuente que afecta al desarrollo normal de dicha articulación. A pesar de una extensa investigación sobre la condición, quedan muchas preguntas sin respuesta y numerosas ideas falsas están presentes entre el público en general, por ello el propósito de este trabajo es recopilar los conocimientos actuales sobre el desarrollo de la displasia de cadera, los factores de cambio, y las actuales técnicas de diagnóstico y tratamiento.

Comencemos definiendo displasia de cadera como un desarrollo anormal de la articulación coxofemoral, lo que conlleva la aparición de una inestabilidad articular y la consiguiente lesión degenerativa de la articulación (Henricson 1966, Lust 1973, Lust 1980).

La displasia de cadera, es una alteración del desarrollo que afecta, principalmente, a perros de talla mediana a grande, se caracteriza por la inestabilidad de la articulación coxofemoral, cambio que en la mayoría de las veces es bilateral. Puede ser detectada en las evaluaciones radiográficas como una subluxación de la cabeza femoral en las caderas afectadas de los perros jóvenes y como osteoartritis en las caderas de los perros gerontes. La subluxación de la cadera causa sinovitis y osteoartritis de la articulación afectada, dando lugar a dolor articular y claudicación. Debido a que con frecuencia las articulaciones de los hombros, los codos, las rodillas y las vertebras lumbares de los perros displásicos tienen osteoartritis, la displasia de cadera puede ser el signo mas llamativo de una anormalidad mas generalizada. Con fines descriptivos y etiológicos, nos referiremos a la displasia de cadera del canino como una característica determinada por la constitución genética del perro y a la osteoartritis concomitante y mecánicamente inducida por la enfermedad.

Durante las primeras fases de la enfermedad, el diagnóstico clínico se inicia por la manifestación dolorosa que muestra el animal a nivel de la cadera y a que rehúsa hacer determinado tipo de movimientos (Riser 1967). Al realizar el examen de las articulaciones coxofemorales se observa cierto grado de laxitud articular, así como un gran dolor al movilizar dichas articulaciones (Barlow 1962, Brinker 1971, Wright 1977,Chalman 1985). En el examen radiológico pueden observarse variaciones en los ángulos cervicodiafisario femoral, de anteversión femoral, o de inclinación acetabular, acompañado de un menor recubrimiento de la cabeza femoral por parte del acetábulo y de un cierto grado de subluxación articular (Bardens 1972, Henry 1973a, Morgan 1985, Smith 1990). Por el contrario, cuando la enfermedad ya se encuentra en una fase avanzada, además de los signos mencionados anteriormente puede observarse atrofia muscular marcada de la zona, marcha con pasos cortos, ruidos de crepitación al movilizar la articulación, a la vez que signos radiológicos evidentes de lesión degenerativa articular (Riser 1967, Riser 1973, Riser 1981, Morgan 1985, Brinker 1990).

PERSPECTIVA HISTÓRICA

La displasia de cadera del canino fue descrita por primera vez en 1935 en los Estados Unidos. La conformación de la cadera de la cadera en las radiografías ventrodorsales convencionales es evaluada por medio del grado de subluxación y osteoartritis. A tales efectos se utiliza una escala de 7 puntos descrita en la década de 1960 por la Orthopedic Foundation for Animals que determina la calidad de articulación. Riser propuso que el mal desarrollo estaba relacionado con el crecimiento asincrónico entre el soporte muscular y el crecimiento condroepifisiario. Los trabajos de Ihemelandu y Lust apoyaron el concepto de una musculatura pélvica anormal en el desarrollo de la displasia de cadera del canino.

El papel del ambiente en particular la tasa de crecimiento, en la expresión de la displasia coxofemoral canina y la osteoartritis de cadera fue explorada durante los años 70 y 80. Los estudios pioneros de Olson implicaron al rápido crecimiento y al abundante consumo de comida en la promoción de la subluxación y la progresión de la enfermedad. Lust encontraron que las restricciones tempranas de crecimiento disminuían la expresión de la displasia de cadera canina y la osteoartritis. En los años 90, Kealy confirmaron los trabajos de Hedhammer y Lust acerca de que la restricción en la dieta dio lugar a la disminución de la tasa de crecimiento en caninos de la raza labrador y produjo una importante reducción de la expresión de la displasia coxofemoral y la osteoartritis de la cadera y en otras articulaciones, incluyendo el hombro, la rodilla y las articulaciones intervertebrales lumbares.

MITOS SOBRE LA DISPLASIA DE CADERA CANINA

Mito n° 1. La displasia de cadera en los perros no es una enfermedad muy común y sólo los perros grandes la sufren.

La gran mayoría de las razas grandes o gigantes pueden estar afectadas por la Displasia de Cadera Canina (DCC), pero cualquier raza puede ser afectada, de hecho puede aparecer en razas medianas y pequeñas (en menor proporción), mayormente con menos consecuencias para el animal (al ser más livianos) y también se encuentra en razas grandes de gatos, con las mismas características que en los perros. El ser humano puede padecer también displasia de cadera, pero como enfermedad congénita detectada en el momento del nacimiento del bebé.

En los perros, si bien la Displasia de Cadera Canina (DCC) es altamente heredable, no es congénita y al nacimiento no está presente. La gran mayoría de perros, tenidos como mascotas y reproducidos sin control presentan una incidencia mayor de la enfermedad que los controlados en los clubes de razas.

Mito n° 2.Sólo las articulaciones de la cadera y los tejidos circundantes se ven afectados.

No solo la cadera puede ser afectada por cambios degenerativos – artrosis – en los cartílagos , por el contrario, es frecuente que los hombros , las rodillas y las articulaciones intervertebrales puedan mostrar cambios similares, como la pérdida de cartílago, la inflamación de la cápsula articular y la proyección de la enfermedad al hueso subcondral. La Displasia de cadera canina es simplemente la más notable - y más dolorosa – de las manifestaciones de este tipo de artrosis.

Mito n° 3. La ausencia de displasia de cadera canina en los padres es garantía de libres de displasia para los cachorros.

La probabilidad de tener un perro con Displasia de Cadera Canina (DCC) es del 25%, incluso si ambos padres tienen "buena" o "excelente" conformación de sus caderas. Este porcentual de aparición de la enfermedad sube mucho si cualquiera de los padres tiene displasia, si ambos tienen displasia o si los hermanos de los reproductores la presentan.

La enfermedad es poligénica, es decir concurren un conjunto de genes que determinarán las característica de cada uno de los componentes de las articulaciones (ilion, isquion, pubis, acetábulos, cabezas y cuerpos femorales) Los genes anormales pueden no aparecer o expresarse por algunas generaciones, haciendo que el control y eliminación de la enfermedad sea aún más difícil. Se considera que la influencia genealógica es directa en por lo menos 3 generaciones (padres, abuelos y bisabuelos) y un poco menor hasta por 7 generaciones anteriores.

Mito n° 4. Una dieta abundante ayuda a evitar la displasia de cadera.

Por el contrario, los perros que tienen genéticamente mayor tendencia a padecer Displasia de Cadera (DCC) se benefician de una (o bien alimentados pero flacos) durante sus dos primeros meses de vida y por el contrario se perjudican cuando los cachorros son criados “gorditos” con dietas ricas en energía.

En un estudio realizado en la Universidad de Davis (USA) a partir de las ocho semanas de edad, a las crías que se les disminuyó en un 24 % el peso de la ración, tuvieron un 46 % menor incidencia de displasia de cadera que las crías que pudieron comer libremente. Se considera hoy que no se debería estimular el crecimiento y el peso en los primeros meses de vida para que la influencia negativa ambiental sea mínima, en los perros predispuestos genéticamente, a la displasia de cadera.

Por lo tanto, perros secos, delgados pero bien alimentados, crecen mejor, desarrollan mejor sus radios y sus articulaciones, que los cachorros gorditos, “hermosos” que solemos elegir como mascotas.

Mito n°5. Los perros con displasia deben ser sacrificados.

Hoy en día los perros pueden vivir muchos años con buena calidad de vida, con displasia de caderas. Es una enfermedad grave funcional pero no es grave vital. Solo nombrarla asusta, pero una vez detectada es factible de ser tratada.

Hace años, en la gran mayoría de los animales de compañía, las enfermedades de la cadera se diagnosticaban sólo, cuando los perros mostraron signos avanzados de dolor. Hoy, el diagnóstico radiográfico es sencillo y con el aumento del conocimiento sobre las enfermedades del crecimiento, las mismas pueden ser diagnosticadas y tratadas muy precozmente. Las opciones de tratamiento disponibles en la actualidad pueden garantizar una vida larga y “normal”, incluso para los perros con enfermedad avanzada.

ANATOMÍA ARTICULAR

La estabilidad de la articulación se ve reforzada periarticularmente por los tendones o músculos del psoas mayor, ilíaco, articular de la cadera, pectíneo, aductor, gracilis, obturador externo, obturador interno, gemelos, cuadrado femoral, glúteo profundo, glúteo medio, glúteo superficial, tensor de la fascia lata, semimembranoso y piramidal (Evans

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