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EL ESQUEMA CORPORAL . El concepto de esquema corporal se refiere a la representación que tenemos de nuestro cuerpo


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2015  •  Ensayos  •  1.497 Palabras (6 Páginas)  •  953 Visitas

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EL ESQUEMA CORPORAL

El concepto de esquema corporal se refiere a la representación que tenemos de nuestro cuerpo, de los diferentes segmentos corporales, de sus posibilidades de movimiento y acción, así como de sus diversas limitaciones. Esas complejas representaciones se van construyendo lentamente como consecuencia de las experiencias que realiza con el cuerpo y de las vivencias que de él tenemos. Gracias a dicha representación conocemos nuestro cuerpo y somos capaces de ajusta nuestra acción motriz a nuestros propósitos.

Solo se puede llegar a poseer una representación del esquema corporal y de las relaciones cuerpo-medio, a través de un largo proceso de ensayos y errores, de ajuste progresivo de la acción del cuerpo a los estímulos del medio y a los propósitos de la acción. A través de un proceso en el que la imagen corporal inicial, embrionaria y poco precisa, se va ajustando y afianzando en función de las experiencias por las que se va pasando. Lo que esto significa es que el esquema corporal es una construcción progresiva en la que nuevos elementos se van añadiendo como consecuencia de la maduración y de los aprendizajes que se van realizando.Estos elementos son de distinta naturaleza: Perceptivos, motores, representaciones cognitivas e, incluso, la experiencia verbal. El bebe, desde los primeros meses comienza a percibir elementos de su propio cuerpo y de las personas que los rodean. Mira repetidamente sus manitas y pies y pronto conseguirá llevarlos voluntariamente a la boca. Pero a la información sobre la forma, el color y el gusto de sus propias manos y pies se van a asociar progresivamente otro tipo de percepciones: Las llamadas cenestesias. Estos conceptos, hacen referencia a la información que tenemos sobre la postura que adopta alguna parte de nuestro cuerpo, o a los movimientos que realizamos. El sentido externo del tacto se asocia a una especie de sentido interno, con censores repartidos por músculos y articulaciones, con lo que llegamos a conocer a ciencia cierta que movimiento realizamos y que posición corporal realizamos y que posición corporal adoptamos, aunque no los estemos viendo. El proceso del que hablamos anteriormente, es más bien un paulatino acumular y relacionar la experiencia de la visión del propio cuerpo con la experiencia de sentir el propio movimiento. En la construcción del esquema corporal no son suficientes la maduración neurológica y sensorial, ni el ejercicio y la experimentación personal que actualizan esa maduración. Como en tantos otros aspectos evolutivos, es decisiva aquí también la experiencia social. Antes de llegar a conocer el cuerpo de uno mismo, se conoce el del otro. El bebe de pocos meses ya explora el rostro de la madre, y poco a poco va identificando, reconociendo y atribuyendo significado. El niño aprende a sonreír cuando percibe la sonrisa de quien se coloca cara a cara con él. Del mismo modo, se llega a obtener información sobre otros elementos del cuerpo y su estructuración postural, que se perciben en los demás, y esa información se va entretejiendo con la experiencia del propio cuerpo percibido y la experiencia del propio movimiento y postura sentida. Hay otro hecho social relevante para la construcción de las representaciones del cuerpo: El desarrollo del lenguaje. Aun antes de que exista un lenguaje expresivo, el niño se somete a juegos que cumplen con la triple función de aumentar su vocabulario, ayudarle a conocer su cuerpo y divertirle. Las diversas palabras sirven para etiquetar realidades diferenciadas, y como tal van siendo diferenciadas. Tras las palabras se esconden conceptos que organizan el mundo exterior de los objetos y el mundo del propio cuerpo. Las palabras serán los primeros instrumentos para codificar la realidad y hacerla comprensible. La percepción de la globalización corporal es posterior a la percepción de los elementos separados, por que obliga a un nivel más alto de simbolización y organización. El cuerpo no es algo estático, sino que se mueve en el espacio y se relaciona con el mudo circundante. También en esto cumple el lenguaje alguna misión importante. Hay etapas en las que el niño preescolar va a hablar para sí mientras juega, y con su hablar va a dirigir su acción. Este tipo de habla va a acompañar la secuencia de actos motores, a interacciones entre el cuerpo y el resto del mundo, que van a quedar organizadas y controladas por el código simbólico del lenguaje. Hay funciones neurológicas imprescindibles para el control del acto motor, y se ejercen cuando el niño dirige su propia conducta con su habla. La palabra se convertirá así en un instrumento que facilitará el control de la corteza cerebral sobre la experiencia psicomotriz. El lenguaje aporta significación e integra la experiencia del cuerpo la secuencialidad, las partes y las globalidades, la diversidad, la unidad, enriquece y organiza la presentación simbólica de la percepción y el movimiento corporal. El esquema corporal es, sobre todo, un conjunto de representaciones simbólicas. El entramado de percepciones, movimientos y conceptos verbales se archiva como representaciones del cuerpo en relación con el espacio circundante y los ejes de simetría que definen al mismo cuerpo dentro del espacio. Un esquema corporal bien establecido supone conocer la imagen del propio cuerpo, saber que ese cuerpo forma parte de la identidad de uno. Percibir cada parte, pero sin perder la sensación de unidad. Conocer las distintas posiciones que el cuerpo va adoptando y, finalmente, anticipar todas las nuevas posiciones que se pueden adoptar, y las consecuencias que estas posiciones y secuencias de movimientos pueden tener sobre el mismo cuerpo o sobre el entorno. De los dos a cinco años, varones y mujeres aumentan la calidad y discriminación respectiva respecto a su cuerpo. Se enriquece el repertorio de elementos conocidos, así como de la articulación entre ellos. El desarrollo de habilidades motrices, como una presión más exacta y una locomoción mucho más coordinada, facilita la exploración del entorno y de las interacciones que éste establece con su cuerpo. Sin embargo, una verdadera construcción del yo corporal no se da hasta los cinco años aproximadamente. El movimiento se comienza a “flexionar”. El proceso de lateralización proporciona referentes externos estables. Comienzan a sentirse los ejes corporales, y el mundo puede organizarse con referencia a la posición del cuerpo. De siete a doce años, culminara el proceso de construcción del yo corporal, con la potenciación de las representaciones mentales del propio cuerpo y el movimiento con relación al espacio y al tiempo. El cuerpo puede ser descrito con eficacia, para llegar hasta aquí fue preciso recorrer un largo camino de tres grandes etapas, en el que la primera fue de exploración de uno mismo y de los demás, la etapa intermedia sirvió para tomar conciencia de lo que se poseía y lo que se podría lograr y, finalmente, la etapa de la coordinación, la estructuración y la integración. La imagen corporal es un concepto dinámico, intuitivo, que encierra en si todas las relaciones entre sujeto y espacie que lo rodea con inclusión de las personas y objetos. El esquema corporal va tomado de la mano con el crecimiento infantil, ofreciendo en cada etapa una imagen elaborada de sí mismo, y diferenciada del contexto ambiental. Hay dos factores que juegan un papel sumamente importante, en este proceso de estructuración corporal: El dolor, y el control motor de los miembros. El dolor constituye un factor de trascendental importancia, que ayuda a decidir que es lo que se quiere tener cerca o no. Decisión que está íntimamente relacionada con la actividad motriz. La experiencia óptica que relaciona al niño con su medio, cumple también un importante papel en la formación del esquema corporal. Experiencia que también está relacionada con la actividad, y que ayuda a dar forma final al yo corporal. Los dibujos infantiles reflejan, según Schilder, el conocimiento y la experiencia sensorial que el niño tiene de su propia imagen, representa aquellas porciones corporales que han despertado su interés y atención. Según Piaget para los niños de 5 a 8 años, derecha o izquierda solo tienen un significado relativo, en relación con el propio cuerpo. También agrega que se pueden señalar tres momentos: El egocentrismo, el de la socialización, y el de la objetividad completa. En este proceso de estructuración, la gimnasia, la expresión corporal y en general todos lo movimientos expresivos favorecen el proceso de estructuración y conocimiento de las distintas partes del cuerpo. La imitación es muy importante, favorece la asimilación de un modelo postural. También debemos destacar el papel que cumplen las ropas como elemento modificador de la imagen corporal, y el alto valor que para el niño tiene el poder seleccionar sus ropas y disfrazare. Una mala estructuración del esquema corporal se traduce en un mal manejo de datos perceptivos, una dificultad de desplazamientos, que acarrea torpeza, incoordinación, dificultando al mismo tiempo el normal establecimiento de relaciones con las personas que lo rodean. Esto demuestra claramente la importancia que tiene en este proceso, y por que debe ser especialmente incluido en la planificación preescolar.

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