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EL ORIGEN DE LAS ESPECIES Charles Darwin

juanxd1999Trabajo25 de Agosto de 2014

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EL ORIGEN DE LAS ESPECIES

Charles Darwin

Prólogo

Introducción

Capítulo I La variación en estado doméstico

Capítulo II La variación en la naturaleza

Capítulo III La lucha por la existencia

Capítulo IV La selección natural o la supervivencia de los más aptos

Capítulo V Leyes de la variación

Capítulo VI Dificultades de la teoría

Capítulo VII Objeciones a la teoría de la selección natural

Capítulo VIII Instinto

Capítulo IX Hibridismo

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Prólogo

Charles Darwin, el científico naturalista que más contribuyó a la historia de la

biología, nació en Shrewsbury el 9 de febrero de 1809. Quinto hijo de Robert

Darwin, un próspero médico rural, y de Susannah Potter, creció en el seno de una

sofisticada familia inglesa.

Luego de finalizar sus estudios en la escuela de Shrewsbury, ingresó en la

Universidad de Edimburgo para cursar medicina. En 1827 abandonó la carrera y

comenzó estudios de teología en la Facultad de Estudios Cristianos, en la

Universidad de Cambridge, con el fin de convertirse en clérigo rural, como lo

deseaba su padre. Allí inició una íntima amistad con John Stevens Henslow, cura

y botánico, que lo llevó consigo en largas expediciones para recolectar plantas y lo

recomendó al capitán Fitz Roy como tripulante del buque inglés Beagle.

Ya a fines del siglo XVIII, como en busca de un portavoz, la teoría de la evolución

rondaba lentamente la atmósfera de los naturalistas. Pero lo que le otorgó a

Darwin el crédito de descubrir la selección natural fue la publicación, el 24 de

noviembre de 1859, de El origen de las especies. Esta edición se agotó el día de

aparición y, con las subsiguientes, fueron seis publicaciones en total las que se

editaron en vida de Darwin.

El origen de las especies fue el resultado de un exhaustivo y profundo trabajo de

observación e investigación que Darwin comenzó desde muy joven, cuando se

dedicó a estudiar historia natural y reanudó sus colecciones de minerales e

insectos, que había comenzado en la escuela. Sin embargo, lo que realmente

consagró los años de estudio y reflexión fue su labor como naturalista en la

expedición alrededor del mundo, a bordo del Beagle. Tal como lo afirma en la

autobiografía: "El viaje en el Beagle ha sido el acontecimiento más importante de

mi vida y el que determinó toda mi carrera".

El origen de las especies fue el primer relato convincente y claro acerca de la

teoría de la evolución y de la selección natural. La obra de Darwin estaba narrada

en un lenguaje directo y coloquial, accesible a cualquier lector. En ella fue capaz

de explicar en forma simple que las especies cambiaban como resultado de una

necesidad nueva; que la lucha por la supervivencia eliminaba las variaciones

desfavorables y sobrevivían las más aptas; que el número de individuos de cada

especie permanecía más o menos constante; y explicó, por medio de

descripciones minuciosas, cómo variaban en todos los aspectos las distintas

especies según el entorno.

Una de las principales influencias en su teoría de la selección natural ha sido el

clérigo y economista británico, Thomas Malthus, con su Ensayo sobre el principio

de la población (1798). También se le atribuye gran importancia en la obra de

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Darwin al naturalista Alfred Russel Wallace (18231915), quien en su última

expedición a las islas de Malasia formuló su hipótesis acerca de la selección

natural. En 1858, a pesar de que no se conocían, Wallace le comunicó sus ideas a

Darwin, quien ya poseía una teoría similar. Unos meses antes de la publicación de

El origen de las especies, ambos científicos habían realizado una publicación

conjunta de extractos de los manuscritos.

Darwin narró en su Diario de viaje algunas vivencias que lo llevaron al comienzo

de una crisis religiosa; llegó a escribir: "...De hecho casi no puedo comprender

cómo haya nadie que pueda desear que la doctrina cristiana sea cierta". No

encontraba compatible la esclavitud, sustento de la economía de la burguesía, a la

que pertenecía, con la doctrina cristiana. Varios años después escribió con cierto

tono irónico: "Considerando la ferocidad con que he sido tratado por los ortodoxos,

parece cómico que alguna vez pensara ser clérigo".

Luego de cinco años de expedición (18311836) redactó, sobre la base de los

apuntes tomados a bordo, el Diario de viaje.En 1842, después de realizar una

travesía por el norte de Gales con el fin de observar los glaciares, la mala salud de

Darwin se acentuó. Siempre había sido hipocondríaco, pero los males

comenzaban a hacerse reales. Renunció al cargo de Secretario de la Sociedad

Geológica y buscó, junto a su prima, Emma Wedgwood -con la que se había

casado en enero de 1839- un lugar retirado, en los alrededores de Londres. Halló

una casa en Down House, en las afueras de Seven Oaks, que fue su último hogar.

Entonces mantuvo una vida apartada de los compromisos sociales y dedicó unas

horas por día a ampliar aspectos de su teoría.

Murió el 19 de abril de 1882 de lo que luego se conoció como Mal de Chagas.

Aunque algunos médicos, contrariando a los familiares, sostuvieron que, en

realidad, la causa de su muerte fue la constante angustia. Es autor de: Arrecifes

coralinos (1842), Mis diversas publicaciones (1844), Diario de viaje (1845), El

origen de las especies (1859), Fertilización de las orquídeas (1862), El origen del

hombre (1871), La expresión de las emociones en el hombre y en los animales

(1872), Vida de Erasmus Darwin (1879) y, por último, Power of Movement in

Plants (1880).

Darwin vaticinó la inmortalidad de su obra y fue, sin duda, quien echó más luz

sobre las tres áreas principales que cultivó: la geología, la botánica y "el misterio

de los misterios", como se llamaba por esos años a los problemas de la evolución

y de la selección natural.

Margarita Rodríguez Acero

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Introducción

Viajábamos a bordo del Beagle, buque de guerra inglés, en calidad de

naturalistas, cuando nos impresionaron mucho ciertos hechos observados en la

distribución de los seres orgánicos que habitan América del Sur, y en las

relaciones geológicas existentes entre los actuales habitantes de aquel continente

y sus antecesores. Estos hechos parecían arrojar luz sobre el origen de las

especies. De vuelta a nuestra patria en 1837, se nos ocurrió que quizás algo

podría sacarse en limpio de esta cuestión, acumulando con paciencia, para

reflexionar sobre ellos, toda clase de hechos que pudieran tener alguna relación o

conexión con el problema. Después de un trabajo de cinco años, nos permitimos

especular sobre el asunto, y formamos algunas cortas notas que ampliamos en

1844.

Al considerar el origen de las especies se concibe perfectamente que el naturalista

que reflexiona sobre las mutuas afinidades de los seres orgánicos, sobre sus

relaciones embriológicas, su distribución geográfica y otros hechos semejantes,

puede llegar a deducir que las especies no han sido creadas independientemente,

sino que han descendido como variedades de otras especies. A pesar de todo, tal

conclusión, aun estando bien fundada,

no sería satisfactoria hasta poder demostrarse cómo han sido modificadas las

innumerables especies que habitan este mundo, hasta adquirir esa perfección de

estructura y coadaptación que con justicia excita nuestra admiración.

Continuamente los naturalistas la atribuyen a condiciones externas, clima,

alimento, etc., como única causa posible de variación, y aunque en sentido

limitado, todavía consideramos absurdo atribuir a meras condiciones externas la

estructura, por ejemplo, del muérdago, que toma su alimento de ciertos árboles,

que posee semillas que necesitan ser transportadas por ciertos pájaros y que

ofrece flores de sexos separados que requieren absolutamente la acción de

ciertos insectos para llevar el polen de una flor a otra. Es igualmente, a nuestro

entender, absurdo querer explicar la estructura de este parásito y sus relaciones

con los varios seres orgánicos distintos, por los efectos de condiciones externas o

de hábito, o por voluntad de la misma planta.

Es, por lo tanto, de la mayor importancia llegar a la clara percepción de los medios

de modificación y coadaptación, por lo cual desde el principio de nuestras

observaciones nos parecía probable que el cuidadoso estudio de los animales

domésticos y de las plantas cultivadas ofrecería más probabilidades para aclarar

tan oscuro problema.

Nadie se sorprenderá de lo mucho que todavía queda por explicar con respecto al

origen de las especies y variedades, si se tiene en cuenta nuestra profunda

ignorancia acerca de muchos de los seres que viven en nuestro derredor. ¿Quién

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puede explicar por qué una especie extiende en todas direcciones

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