Edad Media

EL MUNDO ROMANO

La ciudad de Roma fue cuna de una magnífica civilización. Situada en torno al Mar Mediterráneo y entre colinas, siendo este un lugar de comunicación estratégica que con el tiempo fue expandiéndose.

La civilización romana alcanzó su expansión en base a las guerras que se dieron con otras civilizaciones para obtener más terreno limítrofe y así pasaron de la monarquía y la república a formar un imperio organizado que tuvo gran inestabilidad.

La inseguridad creció en factores socio-económicos, político-militares e ideológico-culturales hasta llegar a su fin con la caída del último emperador Rómulo Augústulo en el año 746 d.C.

A pesar de la caída del mundo romano, éste dejó un valioso legado para la formación posterior de Europa. Entre esta herencia se destaca la lengua, el derecho y la religión.

Origen y Geografía

La península Itálica fue el origen de la civilización romana, estaba situada a unos 20 kilómetros del mar Tirreno cerca del río Tíber y sus afluentes, éste resultó fundamental para el desarrollo de la ciudad.

Los romanos eligieron preferentemente aquellos lugares en los que el clima era templado y similar al que existía en Roma, su capital, estos territorios eran sus preferidos porque en ellos podían cultivar los tres productos que constituían la base de su economía: el trigo, la vid y el olivo.

Roma, como todos los pueblos a lo largo de la historia posee mitos y leyendas que intentan explicar sus orígenes. Según la leyenda más famosa, la ciudad fue fundada por Rómulo y Remo, hermanos gemelos descendientes de Enas príncipe troyano que fue destronado por su hermano Amulio. El nuevo rey para evitar venganzas futuras, ordenó que los dos nietos gemelos de Numitor que tenían algunos días de nacidos fueran arrojados al río Tíber. La cuna fue llevada por las aguas hasta el pie del monte Palatino, donde una loba los rescató y los amamantó. Años después, ya mayores, fundaron Roma en el lugar en donde fueron criados.

Gobierno y Sociedad

La civilización romana se extendió desde la fundación de la ciudad en el año 735 a.C. hasta el fin del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C.

Durante la época de influencia etrusca, Roma fue una monarquía gobernada por un rey asistido por un senado. Posteriormente, los romanos expulsaron a los monarcas etruscos e instauraron la República. Cuando la corrupción y los enfrentamientos internos acabaron con este sistema de gobierno, comenzó el Imperio, que duró unos 500 años.

El gobierno romano se dividió en tres etapas: la Monarquía, la República y el Imperio, con la cual los romanos organizaron el ejercicio del poder político, primero en su ciudad y luego en su imperio.

La monarquía romana abarca el período comprendido entre su fundación en el año 753 a.C. al año 510 d.C.

El primer rey de la ciudad fue Rómulo, quien creó las primeras instituciones: el Rey (Rex), el Senado (Senatus) y el Pueblo (Popolus).

El Rey era la cabeza del gobierno, su poder comprendía atribuciones políticas, judiciales, religiosas y militares. El Senado consistía en un consejo asesor del Rey, estaba formado por jefes de distintas gens de la ciudad denominados padres. El nombre de "Senado" aludía a la avanzada edad que solían tener sus integrantes (Senex, anciano).

EL régimen republicano de Roma antigua abarca el período desde el año 510 a.C. y el año 27 d.C. La constitución de la República Romana se basaba en el equilibrio de tres órganos que se controlaban mutuamente: Magistrados, Comicios y Senado. La unión entre ellos se plasma en la expresión SENATUS POPULUS ROMANUS.

El principado abarca el periodo comprendido entre el año 27 d.C. y el año 284 d. C. El principado fue una monarquía colegiada a la cual sucede el Dominado que se caracterizó por ser una monarquía absoluta, sin asociados al gobierno, a diferencia del principado que es una democracia autoritaria. El Principado evolucionó notoriamente hacia una autocracia fundada en el poder militar.

El Dominado significó para el príncipe dejar de ser tan sólo el primero de los ciudadanos a pasar a convertirse en "señor y dios". Todo poder tuvo el emperador, quien se constituyó en la cabeza y punto de convergencia de nuevas estructuras administrativas; civiles, judiciales y militares.

Las Guerras Púnicas

Las Guerras Púnicas fueron un enfrentamiento entre Roma y Catargo en los siglos III y II a.C. luchando por el control de la isla de Sicilia. La causa principal del enfrentamiento entre ambas fue el conflicto de intereses entre las existentes colonias de Catargo y la expansión de la República de Roma. EL primer choque se produjo en Sicilia, parte de la cual se encontraba bajo control cartaginés. Al principio de la Primera Guerra Púnica, Catargo era el poder dominante en el Mar Mediterráneo, controlando un extenso imperio marítimo, mientras que Roma era el poder emergente en Italia. Al final de la Tercera Guerra Púnica, Roma conquistó todas las posesiones cartaginenses y arrasó la ciudad de Cartago. Roma quedó como el poder dominante en el Mediterráneo, y la más poderosa ciudad del mundo clásico.

Expansión romana

El inicio de su expansión fue por la necesidad de protegerse de los ataques de los pueblos vecinos. Los avances fueron lentos y con algunas derrotas que llegaron a amenazar la supervivencia de la propia Roma.

La conquista del sur de Italia por Roma amenazaba la hegemonía de Cartago en el Mediterráneo, desencadenando las Guerras Púnicas. La derrota de Catargo permitió a Roma ocupar todo el Mediterráneo Central y Occidental. Terminada la conquista del Mediterráneo Occidental, la expansión por el Mediterráneo Oriental únicamente se puede explicar por ambiciones imperialistas.

A finales del silo I a.C. el Mediterráneo se convirtió así en un largo romano hasta el extremo de denominársele Mare Nostrum.

Arquitectura

Los romanos eran unos excelentes constructores. Como arquitectos, crearon una serie de técnicas que todavía hoy se siguen empleando.

Los edificios romanos eran muy sólidos. Ello se debía en parte a que estaban construidos con dos nuevos materiales: cemento y hormigón. Los romanos adoptaron muchas técnicas de los griegos, aunque también aportaron elementos de construcción propios.

Los arquitectos romanos extendieron el uso del arco y la bóveda. Estos elementos les permitieron cubrir espacios mucho más grandes

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