El Aborto Terapéutico
elcun11 de Diciembre de 2014
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Gran revuelo ha causado dentro de todos los sectores el anuncio sobre la despenalización del aborto terapéutico que emitió M. Bachelet en su cuenta pública. Y no es para menos, ya que algunos argumentan que esto sería un atentado contra la vida y los derechos humanos; mientras que el resto creemos que es un avance progresivo para nuestra sociedad en todos sus ámbitos. El proyecto de ley que plantea la despenalización del aborto terapéutico tiene como fin interrumpir el embarazo de manera voluntaria, y que esto no signifique consecuencias legales ni penales, tanto para la madre como para el médico que lo haga, exclusivamente en caso de inviabilidad del feto, riesgo de vida de la madre o violación.
En nuestro país las mujeres están obligadas a tener bajo cualquier condición a sus hijos, aunque éste sea diagnosticado médicamente que no va a vivir –casos de acefalía–; que el embarazo es inviable –embarazo ectópico, o sea que se desarrolla donde no corresponde, como por ejemplo, las trompas de Falopio–; o que la mujer ha sido víctima de violación. ¿Por qué se le condena? Para algunos, la mera palabra “aborto” genera un espanto exorbitante, el cual alude rápidamente a los derechos humanos, y el respeto a la vida, lo cual es un argumento constante. Pero, ¿y el respeto a los derechos humanos de la mujer? ¿Los derechos propios de la mujer?
El aborto terapéutico es justificado por razones médicas, como lo mencioné anteriormente. Y de esa misma manera lo considero justo y necesario en esos tres casos, y no en otros. Esto, debido a que en primer lugar si el embrión o feto es diagnosticado con una enfermedad congénita o genética muy grave, que puede llevarlo inclusive a la muerte, la mujer debería estar en plena facultad de DECIDIR por su propia VOLUNTAD, si desea cumplir con el embarazo y sus implicancias, o si desea interrumpir el embarazo. Cabe recordar que la despenalización no es por ningún motivo estimular u obligar el aborto terapéutico. El conflicto reside en los argumentos sobre la defensa de la vida del embrión. Y con ello el difícil problema de definir al embrión como un ser humano o no, y lo que se respalda –inclusive especialistas– es que éste es tal, cuando logra desarrollarse como un ser ontológico, o sea, al nacer y desarrollar sus propiedades trascendentales, y no antes.
En segundo lugar, es cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la madre, y uno de los casos más conocidos es el del embarazo ectópico, el cual se desarrolla comúnmente en las trompas de Falopio, poniendo en grave riesgo la vida de la madre, ya que el crecimiento del feto rompería las paredes de las trompas, provocando una hemorragia fatal. Inclusive en este aspecto, podrían darse otras situaciones que pongan en riesgo inclusive ambas vidas, la del feto y la de la madre. ¿Es sano seguir un embarazo que llevará a la muerte a uno o a ambos? Pues claro que no. Sin embargo, tanto hijo como madre tienen derecho a la vida –en los dos aspectos que he señalado–, pero la madre debe tener la libertad –que también es un derecho– de evaluar las condiciones de ambos y tomar la decisión de realizar el aborto terapéutico. E insisto, el aborto terapéutico tiene un respaldo médico, no es una decisión que se tome arbitrariamente, por lo cual no respalda un aborto en donde la madre y el feto están en buenas u óptimas condiciones.
Y en el caso de violación se forma un foco de discusión en torno a la legitimidad de poder decidir si se desea tener un embarazo –a pesar de que sea sano–, o si se decide poner fin a éste realizando un aborto terapéutico. Bajo mi punto de vista, en el caso de una mujer adulta –física y psicológicamente– debiese dejarse a voluntad la opción de tener al bebé o no. Esto debido a que al haber sido víctima de violación, obliga a la mujer –cuando se queda embarazada– a tener al hijo,
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