El HECHO ANDRAGÓGICO EN LAS FUNCIONES UNIVERSITARIA

El HECHO ANDRAGÓGICO EN LAS FUNCIONES UNIVERSITARIA

Tras el devenir de una sociedad signada por las transformaciones, la educación universitaria afronta retos de gran significación, entre otras razones, por ser factor determinante, no sólo por tener bajo su responsabilidad la formación de recurso humano profesional; sino también, por lo beneficioso que resultan sus aportes en materia de creación científica, con fines de dar respuesta a las diferentes problemáticas que el país advierte. En el marco de la transformación universitaria, la educación andragógica tiene como propósito plantear un ambiente analítico, que de pautas para estimular procesos colectivos de reflexión y construcción de lo humano y social.

En este orden de ideas, Adam (1970) plantea, que el hecho andragógico es todo proceso, fenómeno relación o interrelación, que genera o produce aprendizajes, adquiridos o por adquirir en forma intencional, organizada, deliberada y sistematizada, que toda persona puede lograr por medio de la autoeducación independiente, en grupo o comunidad, como participante activo en tal hecho. Imbricando estos aspectos a las funciones universitaria de docencia, investigación y de extensión, se puede lograr orientar la satisfacción de las necesidades crecientes de las mayorías, tomando en cuenta que el conocimiento no se estudia por sí mismo, sino que es contemplado como una mediación entre el individuo y la realidad social más amplia. Coldstream (1994) asevera, que la educación universitaria debe entrenar mentes para el mañana y que esta es una responsabilidad compartida.

En conformidad con lo antes expuesto, el esfuerzo de mejoras, se debe dar en busca de una educación integral como proceso, que asegure la adquisición de conocimientos significativos; de igual manera, el desarrollo de capacidades que permitan al estudiante universitario concebirse inmerso en una realidad social de la que es parte activa, y frente a la cual se desempeña no sólo como experto del conocimiento en un ámbito específico, sino como ciudadano competente. Por lo tanto, el profesional universitario debe estar formado como andragogo, y no seguir viendo estos espacios bajo una concepción netamente pedagógica. En consecuencia, se requiere en estos ambientes, una praxis andragógica, pensada como un proceso de reflexión compartida (facilitador- participante), que estimule el aprendizaje de una manera creativa, libres y participativa, donde ambos, se sientas capaces de dar respuestas a los retos que plantea la sociedad.

...