El Productor

EL NUEVO PRODUCTOR

Es necesario plantear un perfil del productor de televisión a partir de una formación como comunicadora social. No sólo deben ser sujetos capaces y competentes técnicamente, sino artistas profesionales sensibles a la realidad, capaces de recrear la cotidianeidad y transformar la sociedad innovando en los modos de producción de bienes culturales. “Ser comunicador significa ser profesionales capaces de recrear su propia cultura y participar como productor de bienes simbólicos dentro de la sociedad que pertenece”

Esto significa comprender los procesos de producción, distribución y consumo de la televisión. Así, como es necesario tener en el staff “comunicadores-estrategas”, debemos también apuntar a tener responsabilidad, es inevitable la incertidumbre de su aceptación o rechazo, pero sólo con un conocimiento del público televidente y de su realidad y de los condicionantes televisivos, extratelevisivos y de género es posible reducirla al mínimo. Es importante la selección de esta persona que como se ve tiene habilidades muy particulares ya que sus atribuciones son de una supercompetencia que lo convierten en un cargo de confianza. Elaborando técnicas previas de evaluación a la realización (pretest) y una preparación y planificación minuciosa; y una permanente evaluación cualitativa (postest) de cada programa emitido, dejaremos todo menos al azar y le daremos más profesionalismo al trabajo de la producción, esto es lo que se llama en círculos académicos “investigación para la producción”

Si las empresas hacen estudios de factibilidad, los publicistas estudios de mercados, la televisión tiene que investigar para producir. Los programas tienen que ser considerados antes que nada proyectos de comunicación y ellos tienen que inscribirse dentro de una estrategia de comunicación, una combinación de mensajes y motivos, medios y frecuencias en función de los públicos. A estas alturas, la intuición no es suficiente hay que plantearse objetivos concretos, conocer los procesos comunicativos y las demandas y gustos de los consumidores y por último ser capaces de evaluar el proceso y resolver los problemas comunicacionales concretos. No puede permitirse dejar algo a la improvisación se necesita eficiencia y eficacia y sólo se puede lograr ello investigando. Muchos expertos en comunicación dan una receta muy simple: “si usted quiere convertirse en un experto pronosticador de tendencias, vaya al cine, escuche música popular y mantenga su vista fija en los detalles, en la vida cotidiana”.

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