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Los productores

MoshRazoTesis5 de Diciembre de 2013

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Los productores

Se puede considerar al prolífico inventor Thomas Alva Edison, como el primer productor cinematográfico, dado que en 1893 inicia la realización de películas en un pequeño estudio. No obstante, desde finales del siglo XIX son numerosos los empresarios que deciden entrar de lleno en la producción de películas. Para ello constituyen sus propias empresas que, con desigual fortuna, van produciendo todo tipo de películas que son las que, en definitiva, permiten el desarrollo del sector de exhibición.

Los grandes Estudios de Hollywood los impulsan productores como Carl Laemmle, William Fox, los hermanos Warner, Samuel Goldwyn o Adolph Zukor, entre otros, además de la irrupción en el sector —especialmente para proteger sus trabajos- de directores y actores como Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Charles Chaplin y David W. Griffith, que fundan la United Artists (1919), y que abren las puertas a muchas otras iniciativas que irán surgiendo a lo largo de los años.

A la par que se consolidan los grandes Estudios surgen en su seno figuras que controlan el proceso de producción que en ellas se desarrolla. Louis B. Mayer, especialmente, e Irving Thalberg fueron claves en la consolidación de la Metro Goldwyn Mayer, y los anteriormente citados en cada una de sus empresas, que no impidieron que fueran apareciendo otros productores independientes como David O. Selznick, Walter Wanger y Stanley Kramer, entre otros, que alcanzarían notable prestigio. Además también permitieron que los directores accediesen al control de sus películas en calidad de productor. Allan Dwan y King Vidor fueron algunos de los que abrieron las puertas a todos los que después asumieron esas funciones dentro de la industria (Roger Corman, Francis Ford Coppola, Stanley Kubrick, Steven Spielberg, James Cameron, etc.).

En Europa también tuvieron una trayectoria muy activa y representativa a nivel nacional y, en algunos casos internacional, productores como Alexander Korda, Arthur Rank y David Puttnam en el Reino Unido, Carlo Ponti y Dino de Laurentiis en Italia, Vicente Casanova, Cesáreo González, Elías Querejeta y Andrés Vicente Gómez en España, entre otros muchos.

La figura del productor ha ido evolucionando con el tiempo, buscando el control absoluto del producto y, por lo tanto, participando en los ingresos obtenidos por la película -y todo lo que surge de su imagen- en la que interviene como tal. En los albores del siglo XXI el cine estadounidense está muy controlado por Steven Spielberg (como socio de las productoras Amblin y Dreamwork SKG) y por actores como Tom Cruise y Jodie Foster, entre otros, dejando muy claro quién decide en muchas cuestiones, aunque también se encuentren George Lucas, Clint Eastwood, Mel Gibson y otros cobrando un determinado protagonismo en la industria cinematográfica.

Los directores

Cuando se puso en marcha la producción de películas de una manera más constante, aquellos primeros fotógrafos-operadores, que se limitaban a la captación de imágenes, fueron dando paso a otros personajes que se dieron en llamar directores artísticos, personas que se encargaban de trasladar una trama redactada en unos folios, a imágenes. Estos profesionales, que fueron adquiriendo experiencia a base de un trabajo continuado, dieron paso a su vez a otros que, con un poco más de dominio de la técnica, fueron consolidándose dentro de la industria como directores.

Durante unos años, estos profesionales permanecieron en el más puro anonimato, siendo el protagonismo para todos los actores que intervenían en las películas. Aunque en las dos primeras décadas del siglo XX se conocen los trabajos firmados por Thomas A. Edison, Louis Lumière, Georges Méliès o Edwin S. Porter, cabe decir que no tienen todavía el protagonismo que muchos años después tendrán tras analizar con detalle sus aportaciones. La industria y el hombre de la calle reconocen sus aportaciones individuales pasados los años, y en cada país se destaca un puñado de profesionales cualificados.

La lista de directores que ha dado la industria del cine ha sido tan larga como interminable. Por eso, cabe destacar aportaciones en cada época, singularidades que confirman no sólo la trayectoria sólida y personales de muchos de ellos, sino la referencia histórica de algunas de sus aportaciones. Es lo que se puede decir de lo sucedido en el periodo mudo con el trabajo de David Wark Griffith, Thomas H. Ince, Fred Niblo o Louis Feuillade además, entre otros, de Charles Chaplin que marcó una impronta destacada. ¿Se puede olvidar la repercusión política, teórica y creativa del cine de Sergei M. Eisenstein? ¿Se pueden comprender los arrebatos creativos de Erich von Stroheim?

Y más allá de la revolución que supuso Orson Welles a partir de 1940, cada género contó con numerosos maestros. El western estuvo marcado por John Ford o Sam Pekinpah, el cine de terror por James Whale o Ridley Scott, el cine espectáculo por Cecil B. De Mille o Steven Spielberg, la comedia por Billy Wilder o Woody Allen, el documental por Robert Flaherty, el cine de suspense por Alfred Hitchcock, el musical por Busby Berkeley y Stanley Donen y el cine de acción por John Woo, por citar algunos.

Al Academia de Hollywood siempre tuvo en cuenta este sector a la hora de conceder premios anuales a los más interesantes. Frank Borzage [Adiós a la armas (A farewell to arms, 1931], Frank Capra [Sucedió una noche (It happened one night, 1934], Michael Curtiz (Casablanca, 1943), George Cukor [Luz que agoniza (Gaslight, 1944], Robert Aldrich [¿Qué fue de Baby Jane? (Whatever happened to Baby Jane?, 1962],Francis Ford Coppola [El padrino (The Godfather, 1972], fueron algunos de los nombres que sonaron a lo largo del siglo XX. Pero también contempló la originalidad de otros directores surgidos en diversas cinematografías europeas y asiáticas como la representada por Ingmar Bergman, Federico Fellini, Vittorio De Sica, Stephen Frears, David Lean, Michael Powell, Carol Reed, Román Polanski, Louis Malle, François Truffaut, Luis Buñuel, Peter Weir o Akira Kurosawa.

Los actores

Todos los que intervenían en las primeras imágenes filmadas no dejaban de ser ciudadanos que eventualmente pasaban por delante de la cámara del operador de turno. Cuando las historias comienzan a tener un argumento —dramático o cómico- se necesitan actores —rostros- que den en pantalla la interpretación precisa del personaje que representan. Es así, como poco a poco los actores —que sobreviven en el más puro anonimato durante muchos años- pasan a convertirse en estrellas y a ser reclamadas por los espectadores de todo el mundo.

La importancia de los actores-estrellas se manifiesta en la organización de la producción de una película, pues en la mayoría de los casos —sobre todo en el cine estadounidense- algunas películas funcionan en taquilla por contar, especialmente, con un actor. Es así como de ser personajes anónimos pasan a dominar el contexto de una producción, lo que influye en su emolumentos: los salarios de las estrellas van creciendo con el tiempo hasta alcanzar las cifras astronómicas que se manejan a finales del siglo XX.

A lo largo del periodo mudo sobresalen muchos actores de la talla de Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Ramon Novarro, Buster Keaton o Lon Chaney. Su proyección social repercute en otros sectores que, inmediatamente, aprovecha la industria de Hollywood para complementar su popularidad. Salvo algunas circunstancias muy concretas, se debe decir que es a partir de la década de 1920 cuando la popularidad de una estrella arrastra consigo todo lo que pertenece a su mundo privado en el que, aparentemente, todo está permitido porque su trabajo se tiene que complementar con fiestas, juego y otros entretenimientos. Es así como se van construyendo las figuras desde la intervención de Errol Flynn, Fred Astaire, Humphrey Bogart, John Wayne, Gary Cooper, Frank Sinatra o Jack Lemmon, hasta los trabajos de Marlon Brando, Robert de Niro, Clint Eastwood, Arnold Schwarzenegger, Kevin Costner, Tom Cruise y un largo etcétera. Cada personaje no sólo da cuerpo a numerosos personajes sino que también proyecta múltiples argumentos en torno a su vida que trasciende a la sociedad y que son seguidas con apasionamiento.

La humanidad y acciones benéficas, la entrega por la familia, los romances, la tragedia que rodea a los niños de Hollywood... son muchos los ríos de tinta que han corrido en las páginas de los diarios y revistas especializadas, y muchas las horas dedicadas en las emisoras de radio y en los espacios de televisión como para no entender el alcance de sus imágenes y acciones, y no sólo en el día a día, sino también en los momentos que el país demanda su apoyo en acontecimientos patrióticos de gran importancia (recuérdese la visita que muchos actores y actrices realizan a las tropas estadounidenses en los diversos conflicto bélicos en los que se han visto inmersos los Estados Unidos de América: desde Clark Gable hasta Robin Williams).

Y si las estrellas estadounidenses son las más recordadas a nivel mundial, por la proyección indiscutible de su cine, también cabe recordar algunos de los nombres que más han brillado en otros países como los británicos Charles Laughton, Laurence Olivier y Sean Connery, los italianos Vittorio De Sica, Vittorio Gassman, Alberto Sordi y Marcello Mastroianni, el alemán Emil Jannings, los franceses Jean Gabin, Alain Delon, Jean Paul Balmondo y Gerard Depardieu, los españoles Fernando Rey y Francisco Rabal, los mexicanos Mario Moreno "Cantinflas" y Pedro Arméndáriz, o el japonés Toshiro Mifune, y así hasta completar la larga nómina de actores protagonistas y secundarios, sin los cuales, por mucho que lo buscaran, los productores

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