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El análisis de los libros de las Aproximaciones sobre el ensayo literario


Enviado por   •  20 de Mayo de 2015  •  Resúmenes  •  2.083 Palabras (9 Páginas)  •  171 Visitas

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Durante muchos tiempo se consideró que el arte representativo por antonomasia de muchos países, entre ellos México, era la pintura y junto a ella todas las demás expresiones artísticas aparecían disminuidas, sin alcanzar la altura que las hiciera dignas de tomarse en cuenta. Recuerdo que fue Octavio Paz quien se encargó de denunciar esa falacia. No hay pueblos que gocen del don de la vista, y por ello sean sordos y mudos. Lo que es más, en todas partes, las diferentes expresiones artísticas se corresponden. Blake hacía poesía dibujando y dibujaba con las imágenes de sus poemas. Los cuadros de Velázquez, Zurbarán y Goya no se separan, sino que se suman a los de Góngora o Quevedo. La poblada visión circular de los paraísos e infiernos de Dante reaparece en las abigarradas tablas primitivas de Giovanni de Paolo. Esto ocurre con la poesía mexicana en relación con la pintura y las demás artes, pero no otra cosa sucede con la pintura colombiana como Fernando Botero, Obregón y David Manzur y Enrique Grau que se acompañan con Eduardo Gómez; Harold Alvarado Tenorio, Juan Gustavo Cobo Borda y con quien tenemos el honor de presentar: César Valencia. No en vano en su día Octavio Paz escribió que “La poesía es la manifestación verbal, la encarnación en palabras, de la mitología de una época. De ahí que la función mítica sea casi indistinguible de la función poética. Aunque el poeta no es inventor de mitos, a él le toca nombrar a todo ese conjunto de héroes, sucesos reales e imaginarios, creencias y pasiones que constituyen lo que se llama la “imagen del mundo de una sociedad, su mitología. El poeta convierte en imagen a todos esos signos: los configura, les da figura”

.

Comento todo esto porque cuando abro el libro que nos concita: Ensayos de la Media Luna, de César Valencia, no pude por menos pensar que esa manifestación verbal, esa encarnación en palabras, de la mitología de una época, de la que nos habla Paz, no quedan sólo en los poemas sino también en ese arte huxlesiano que es un artificio literario y que sirve para hablar de casi todo diciendo casi todo: el ensayo. Porque no hay duda de que en la literatura latinoamericana la poesía como el ensayo nutren el espacio de la creación: “el ensayo siempre abre puertas y ventanas, complacencias con la vida, asombro frente a la sugestividad y la inteligencia”

Este libro es muestra de ello. Tejido de cinco grandes trabajos el discurso transcurre a la duermevela de un asombro poético. El ensayo sobre el ensayo; la develación de un misterioso Quijote que de infiltra en la voz y en la sangre del príncipe Mischkin que “desfacía entuertos” a la manera del Quijote de Cervantes, pero ahora de Dostoievsky; la revelación de la estética de la brevedad o minimalista de Monterroso y la voz apesadumbrada y en penumbras de Juan Rulfo para culminar en ese periplo de audacia e inteligencia que es “La historia posible en la ficción narrativa de Germán Espinosa”, una historia literalmente escrita de esas cosas dichas, en su realidad misma de cosas dichas, que no son, como tenemos demasiada tendencia a pensarlo a veces, una suerte de viento que pasa sin dejar huellas; sino que ellas subsisten, y nosotros vivimos en un mundo que está todo tramado, todo entrelazado de discurso, de enunciados que han sido pronunciados, de cosas que han sido dichas, de afirmaciones, interrogaciones, discusiones, etc. que se han ido sucediendo en ese territorio que estructura la cartografía de la novela y, por qué no, de la identidad colombiana, pues como César Valencia señala, luego de enumerar las características que Germán Espinosa escribe como características principales de la novel colombiana, Valencia apunta a la segunda: “búsqueda de la identidad individual y colectiva mediante la reconstrucción crítica del pasado”

como la que más se acerca a su propia propuesta.

No se puede disociar el pasado de nuestro presente, acaso es desde ahí desde donde escribimos y nos reescribimos. Me parece claro que Valencia cuando lee a Germán Espinosa, o a Dostoievsky o a Rulfo y Monterroso no acompaña simplemente los textos llevándolos a una segunda resonancia, sino que los “asedia” con las preocupaciones que le tocan, y que trata en consecuencia a la manera de un revelador fotográfico. Lo prueba todo el libro.

En esa medida, no se puede disociar el ensayo tal y como César Valencia nos lo expone aquí con un mundo histórico en el cual vivimos de todos los elementos discursivos que han habitado este mundo y lo habitan aún. Permítanme detenerme en el primer trabajo. Cuando César Valencia escribe su ensayo sobre el ensayo creo que su intención más aparente no es la de recalcar la bien conocida libertad de elección de que dispone el ensayista frente a la infinita variedad de temas posibles. Mucho menos es la de insinuar que el ensayista, por el hecho sólo de adoptar este artificio, quede desligado de todo compromiso con la realidad circundante, piénsese si no cuando al comentar la obra ensayística de Espinosa dice: “Algunos de los libros de ensayos de nuestro autor pueden ser considerados incluso, como hitos claves para la reflexión literaria en Colombia”

; el ensayo entonces no es un género entre otros que, por no decir lo último, pueda decir lo primero que le pase por la mente. Porque el artificio es literario, pero el producto no es artificial o ficticio, no es pura literatura, como la novela. Puede ser o versar sobre la literatura

, como nos dice César Valencia, pero justo eso que nos dice ya nos habla de que no es pura literatura.

El ensayista requiere inventiva pero no es pura invención. Feliz el novelista que puede poner en las palabras y en los actos de sus personajes todas las arbitrariedades que se le antojen, seguro de que así no disminuye su realidad humana, pues la vida le ofrece más variedad y abundancia de situaciones extremosas, inverosímiles, de las que pueda fraguar su imaginación y pueda ésta desbordarse como quiera sin temor de faltar a la verdad. Vean Ustedes si no: dice César Valencia: “en el ensayo el autor pretende llegar a los seres humanos comunes y corrientes, ‘con una voz más cercana a la conversación que a la lección o al sermón” -y sigue- De esta manera puede

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