El espacio, bastante antes del infinito

El Espacio- Bastante antes del infinito

El espacio comienza donde la imaginación termina, nuestras vidas giran alrededor de este fenómeno, vivimos en el espacio, aprehendemos el espacio y lo manifestamos, ya sea en ciudades, campos, pasillos o cuartos; describir el espacio no es tarea sencilla puesto que considero que es una creación que ha tomado bastante tiempo asimilar pero que es fundamental para el ser humano, por ende creo que el espacio tienen bastantes interpretaciones, yo creo que infinitas debido a su naturaleza, por lo que para mí me ha sido más fácil entender sus características y plasmarlas a mi realidad.

Si bien la definición de espacio queda a disposición de aquellos que se atrevan a descifrar e interpretar, podemos entender que el espacio de acuerdo con Perec, tiene muchas representaciones tanto en el espacio físico como en la mente misma, pero desde mi punto de vista creo que ambos mundos tienen un común denominador. La cama, el pasillo, las escaleras, la sala, la cocina, la casa, la calle, el barrio, la localidad, la ciudad, la mente, todos ellos presentan un elemento fundamental y que, a pesar de ser considerados especies de espacios, todos conllevan a una limitante y es claramente el límite, el fin.

El espacio nos necesita y nosotros a él, puesto a que estamos destinados a una relación infinita en cuanto a cómo definimos los lugares que influencian nuestras vidas y cómo queremos desarrollarlas en un lugar en específico, son aquellos espacios que nos desenvuelven como seres humanos, pero todo converge una definición, una limitante; desgraciadamente somos seres desgastables, no seres infinitos, no podemos pensar y construir de manera indefinida, de hecho creo que es completamente erróneo decir que el espacio es infinito puesto a que este al estar definido por nosotros tiene un final establecido.

“El espacio es lo que frena la mirada, aquello con que choca la vista [...] El espacio no tiene nada de ectoplasmático; tiene bordes, no va en todas direcciones, hace todo lo que hay que hacer para que los raíles del ferrocarril se encuentren bastante antes del infinito” creo que esta frase de Perec, da a conocer mi interpretación del espacio, no obstante, ¿Es aquel final un elemento propio de nuestra naturaleza humana al no ser seres infinitos?

Pero entonces, si somos arquitectos y nosotros definimos los espacios, definimos, la cama, el pasillo, las escaleras, la sala, la cocina, la casa, la calle, el barrio, la localidad, la ciudad, y nuestra mente puede divagar una infinidad de veces o bueno, así es como nos lo pintan ¿Por qué a menudo nos limitamos? ¿Es acaso el potencial del espacio, su basta y aparente infinidad lo que nos limita, nos aterra, y por ende queremos mantenernos al margen de nuestras capacidades al manejar algo que sugiere una infinidad? o ¿Es acaso el miedo de no poder controlar lo incontrolable? y ¿Si el espacio es aquello que consideramos el límite, aquello que está fuera de este sigue siendo considerado un espacio?

Trazarlo sobre la página en blanco, es el lienzo que permite traspasar nuestra mente a la realidad objetiva y materializar nuestro límites del espacio, nuestras reglas, usos y funciones, es aquí donde hago hincapié en el proceso creativo del arquitecto, en como desde el mero principio, el ser arquitecto tiene sus limitantes espaciales que se ven reflejadas en su labor, porque la libreta, el plano, el lápiz, e incluso la tecnología tiene un límite.

Y es este límite espacial algo que actualmente es considerado un problema de gran naturaleza, lo inhabitable, lo resultante de aquellas limitaciones impuestas por el hombre, y no, no es por la forma del mundo que es ciertamente limitantes, sino que a pesar de eso nosotros seguimos encogiéndonos en arquitectura del desprecio, lo reducido, lo irrespirable, lo pequeño, lo mezquino, lo estrechado, lo calculado justo a tope.

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