LOS ESCOMBROS COMO ELEMENTOS CONTAMINANTES Y SU IMPACTO EN EL ESPACIO PÚBLICO.

LAS ÁREAS CONTAMINADAS Y LOS CONTAMINADORES DE LAS ÁREAS: LOS ESCOMBROS COMO ELEMENTOS CONTAMINANTES Y SU IMPACTO EN EL ESPACIO PÚBLICO.

RESUMEN:

Cada vez que se edifica un hospital, se construye una vivienda o se remodela un inmueble, el resultado es el mismo: una montaña de escombros compuestos por madera, hierro, piedra, concreto y plástico, entre otros desperdicios. Este panorama es frecuente sobre todo ahora que el sector de la construcción en Colombia ha venido experimentando un importante incremento durante los últimos años.

Con el aumento del sector de la construcción, se encuentra ligada y de manera proporcional la generación de escombros, por tal motivo, es preocupante ver el manejo que se está dando a tales residuos, a pesar de que existen normas encargadas de regular el manejo de la situación.

Entonces, si existe tal marco normativo, ¿Por qué no se disponen adecuadamente en los lugares destinados para el fin, a sabiendas de que son elementos contaminantes de la ciudad y perjudiciales para los habitantes de la misma?

Palabras clave: Escombros, contaminación, perjuicio, disposición final.

Se pretende analizar la problemática existente en torno a la contaminación del espacio público, haciendo énfasis en la generada por la inadecuada disposición de los escombros. El enfoque en el presente trabajo, se da de tal modo, puesto que es un problema de actualidad que consigue afectar a la comunidad en general, bien sea directa o indirectamente.

En Bogotá, al cabo del año en curso, se generará en promedio 12.5 millones de m3 de escombros, según la proyección 2008-2020 de generación de escombros [1] del sector público y privado, donde por cada metro cuadrado construido se está generando 1.42m3 de escombros y una representación porcentual de generación de escombros equivalente al 60% del sector privado (7.500.000 m3 año) y el 40% restante por el sector público (5.000.000 m3/año).

Por tales cifras, se puede notar la magnitud de la generación de tales residuos y aquí es dónde viene el meollo del asunto, ¿Dónde van a parar los más de diez millones de escombros que se generan al año? Según el decreto 357 de 1997 “ARTÍCULO 5. La disposición final de los materiales a los que se refiere el presente decreto deberá realizarse en las escombreras distritales, en las estaciones de transferencia debidamente autorizadas por el Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente, DAMA, o en los rellenos de obra autorizados por las autoridades de planeación distrital.” [2], lo que da paso a otro interrogante, ¿Efectivamente se está cumpliendo el decreto a cabalidad?

El manejo y destino de los escombros son responsabilidad de la persona o entidad que los produzca, pero para realizar esas acciones, éstas deben estar encauzadas según las normas estipuladas en la ley 1421 de 1993 [3]; la cual menciona que está prohibida su ubicación en espacios públicos y si se llegara a hacer se debe realizar con la debida delimitación y señalización por un periodo de máximo 24 horas, sin embargo, tan sólo basta con recorrer la ciudad para toparse con montañas y motañas de escombros resultantes del sinfín de obras que se realizan ahora en la ciudad, ya que diariamente son arrojados cerca de 600 m3 de escombros clandestinamente en separadores viales, calles, lotes y zonas verdes cuyas consecuencias implican el comprometer la limpieza de la ciudad propiciando, por un lado, el deterioro y afectaciones al paisaje urbano, en especial en los cuerpos de agua como humedales y rondas de río y quebradas, y de las reservas forestales, afectando el patrimonio ambiental nacional y distrital, la formación de puntos críticos de basura generando obstrucción en el espacio público, dificultad en la movilidad peatonal y vehicular además de focos de inseguridad y finalmente, la disposición en sitios sin permiso de la autoridad ambiental o el relleno de terrenos para futuros desarrollos habitacionales, entonces, se puede ver que una buena parte de los generadores de escombros, hacen caso omiso de la norma, acudiendo a carreteros y volqueteros para deshacerse de los residuos, excusándose en muchos casos, por las demoras del servicio de aseo, en la recolección de los mismos.

Pareciera entonces que los esfuerzos

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