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El negacionismo histórico de la medicina


Enviado por   •  1 de Mayo de 2022  •  Ensayos  •  6.611 Palabras (27 Páginas)  •  46 Visitas

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRES

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACION

CARRERA DE HISTORIA

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

EL NEGACIONISMO HISTÓRICO DE LA MEDICINA TRADICIONAL EN BOLIVIA

POR: ROBERTO FERNANDO GONZALES MICHEL

DOCENTE: BEATRIZ ROSSELLS

LA PAZ – BOLIVIA

Junio, 2020

Contenido

El negacionismo histórico de la medicina tradicional en Bolivia 3

I. Introducción. 3

II. La visión del “otro” como salvaje o inferior. 3

III. Esquema de desarrollo educacional boliviano como constructor de imaginarios. 9

IV. La medicina tradicional en Bolivia. 15

V. Conclusiones. 21

VI. Bibliografía. 23

El negacionismo histórico de la medicina tradicional en Bolivia

I. Introducción.

La distorsión tendenciosa de los hechos pasados como arma política de control del imaginario social, ha sido objeto de estudio desde un tiempo relativamente corto. Esto, sin embargo, no significa que la práctica de escoger los hechos históricos más convenientes a una narrativa oficial, o la práctica de ocultar datos que puedan ir en detrimento de tal narrativa, sean un hecho igualmente reciente. Es tanto así, que la práctica de la negación de las contribuciones de una cultura al desarrollo de otra, por la incomodidad política de un momento u otro, se ha dado a lo largo de la historia, y con mucha más virulencia desde el surgimiento del darwinismo social. En el presente trabajo, se intentará enfocar como la negación de la medicina tradicional en Bolivia, hasta el día de hoy, muestra la prevalente existencia de los imaginarios racistas y euro centristas que son tan ubicuos en nuestra sociedad.

II. La visión del “otro” como salvaje o inferior.

El problema identitario de los pueblos americanos conquistados por los españoles ha quedado plasmado en la producción literaria hecha en América: desde las crónicas de Indias hasta ensayos contemporáneos como El espejo enterrado de Carlos Fuentes, en todo momento, se ha puesto en contraste la diferencia y el alejamiento existente entre las dos culturas. En medio de estas obras que son extremos temporales, existe un centenar de ejemplos que, de una u otra manera, ponen en tensión la idea del choque y la hibridación cultural.

Los relatos de la conquista suelen concentrarse en la perspectiva de los vencedores pues la mayor victoria consiste precisamente en la imposición de una nueva cosmogonía a los derrotados. Existen también narraciones desde el punto de vista de los vencidos, que intentan rescatar del olvido a una cultura sometida. Sin embargo, pocas veces se han visto ejemplos en donde las historias que rememoran un pasado consigan ser entendidas como un punto intermedio que traza un puente entre opresores y oprimidos. Podríamos entender la obra del cronista inca Felipe Guamán Poma de Ayala de este modo: él narró en español y en quechua una visión del mundo en la que ideas del catolicismo y la cultura incaica coexistían sin problema .

Los cruces raciales se desarrollaron rápida e ininterrumpidamente desde el primer momento en el que los invasores europeos llegaron al nuevo mundo. El producto de los frecuentes encuentros sexuales planteó una problemática que en algunos sentidos no era tan novedosa: la palabra “mestizo”, del latín mixticius -que significa simplemente “mezclado”-, ya tenía tradición en España y en Europa en general, y fue aplicada inmediatamente al nuevo contexto americano para definir a la “raza híbrida” que estaba surgiendo como resultado de los cruces biológicos entre indígenas y peninsulares. En un primer momento los matrimonios y las uniones “ilegítimas” entre conquistadores y “princesas” indias respondían a ambiciones políticas, ya que los españoles pretendieron aprovecharse de la reciprocidad andina creando redes de parentesco con importantes autoridades originarias a fin de asegurarse el control de los territorios conquistados. La suerte de los “híbridos raciales” varía dependiendo del rango de sus progenitores y la elite de la primera generación mestiza jugó un papel importante dentro la historia colonial andina si consideramos nombres como Garcilaso de la Vega y otros . Estas primeras generaciones racialmente mixtas y descendientes de las elites fueron bien vistas a un principio: parecían indicar que los mestizos estaban destinados a cumplir una función de nexo entre el mundo europeo y el mundo indio y se trataba, en cierta medida, de la consagración de una alianza. Sin embargo, pronto las leyes coloniales pronto no solo prohibieron la vivienda conjunta o vecindad entre indígenas y españoles .

La realidad de la colonia, mostro que la mayor cantidad de mestizos, eran aquellos indios que se habían lanzado a un proceso de movilidad social aprendiendo la lengua castellana y adoptando la vestimenta, las costumbres y ciertos oficios occidentales. En el primer caso, la llamada miscegenación, la mezcla biológica, no conoció limites, pues los blancos se mezclaron con indios y con negros traídos de África de modo tal que los cruces se reprodujeron a todo nivel: el hijo de blanco e india tenía hijos en una negra, o una india tenía hijos de un hombre cuyo padre fue negro y cuya madre fue hija de un blanco y de un hijo de india y blanco. De esta forma, la mezcla de sangres diversas se vuelve inescapable a medida que pasa el tiem¬po y se suceden las generaciones, pero las múltiples uniones, forzadas o no, junto a la importancia asignada a la procedencia de las personas, crearon una nueva terminología societaria basada en la raza y en la jerarquización: en el tope de la pirámide social está el español luego se posiciona el criollo, más abajo están el negro, el mulato, el zambo y el indio, sin mencionar las decenas de categorías inventadas para designar a los hijos resultantes de las distintas posibilidades de cruces sanguíneos.

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