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Evolución de las pruebas del VIH y su confiabilidad


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  2.023 Palabras (9 Páginas)  •  230 Visitas

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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

Seminario de educación sexual

Mayra Daniela Castillo Poveda

Código: 2012138056

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EVOLUCIÓN DE LAS PRUEBAS UTILIZADAS PARA EL DIAGNÓSTICO DEL VIH Y SU CONFIABILIDAD

En  este ensayo se pretende responder a la pregunta, ¿Cuál ha sido la evolución de las pruebas utilizadas para el diagnóstico del VIH y qué nivel de confiabilidad tienen sus resultados?; para esto, es necesario remontarse al descubrimiento del virus y cómo se empezó a diagnosticar el virus en la década de los 80s, cómo era visto el virus y sus consecuencias en ese entonces y el acceso a estas pruebas diagnósticas.

Para dar respuesta a la pregunta planteada, se tendrá en cuenta el libro “Sida” escrito por Shereen Usdin, donde se hace un recuento de los inicios del virus, su descubrimiento y el hallazgo de las formas de transmisión del virus, por medio de esta película se mirará la historia a nivel general del virus. Por otro lado, se tomará en cuenta el artículo publicado en 1999 por la revista “El pequeño periódico” donde el doctor Roberto Giraldo ofrece una serie de elementos y pruebas que pueden justificar el hecho de que las pruebas que se utilizan para la detección del VIH posiblemente no proporcionen un resultado completamente verídico, de igual forma se tomarán otras fuentes bibliográficas.

Para comenzar, es importante identificar a grandes rasgos el descubrimiento del virus; los inicios del virus datan de los años 80, cuando se detectan varios casos de neumonía y sarcoma de Kaposi, una variante de cáncer de piel. El hecho de que estos casos en su mayoría tuvieran lugar en pacientes homosexuales, con otras patologías crónicas, dio pie a una investigación más exhaustiva que concluyó con una carencia similar en todos ellos, de un tipo de células sanguíneas. La enfermedad comienza a conocerse como “La peste rosa”, en un principio, asociándolo con la tendencia homosexual de la mayoría de estos primeros casos, luego de esto se extendió la idea de que había constancia de otros afectados que también padecían la enfermedad como inmigrantes, receptores de transfusiones sanguíneas, personas que se inyectaban droga y mujeres heterosexuales, a partir de esto, en 1984 se empieza a considerar la enfermedad como epidemia. Luego de realizar posteriores estudios, dos científicos franceses lograron desarrollar un anticuerpo que identificaba a los infectados entre los grupos de riesgo.

El virus se propagó rápidamente por todo el mundo, llegando a lugares recónditos; en su libro llamado “SIDA” Shereen Usdin nos dice a propósito de esto:

Han pasado poco más de dos décadas desde que la epidemia salió a la luz y, en este tiempo, el VIH/SIDA se ha extendido a todos los rincones del mundo. Ha infectado a más de 60 millones de personas y se ha cobrado casi 22 millones de vidas, el equivalente a 7.000 desastres como el del World Trade Center, 4 holocaustos y más de 22 genocidios de Ruanda.(Usdin, Shereen, 2004, p 15)

En este orden de ideas, se hace posible iniciar el análisis de los avances que ha tenido el diagnóstico y tratamiento del virus.

Existen varias pruebas que permiten detectar la presencia del virus en el organismo, la organización inspiraction, organización no gubernamental de desarrollo española cuyo objetivo es acabar con la pobreza desde todas sus facetas[1], proporciona una amplia información acerca de las pruebas existentes para diagnosticar el virus.

Existen 3 grandes métodos y de ellos se desprenden varias técnicas para dicho diagnóstico.

En primer lugar se encuentran los métodos indirectos, Estos métodos reconocen una reacción o respuesta inmune por parte del paciente; de esta se desprenden las técnicas de cribado como la ELISA o la OraSure que básicamente analizan la presencia de los anticuerpos del VIH y las técnicas de confirmación como la Western Blot, IFI/IFA o RIPA, estas técnicas se utilizan para confirmar o verificar el primer test.

Por otro lado se encuentran los métodos indirectos que son aquellos capaces de detectar el virus como infección, como partícula viral, o bien, la presencia de organismos que puedan repeler al anticuerpo del VIH y ácidos nucleicos virales. Las técnicas utilizadas en estos métodos son el cultivo vírico o aislamiento viral, la detección de antígeno p2 y la investigación de ácidos nucleicos virales.

Por último, se encuentran los métodos rápidos, estos métodos se toman en muestras de sangre u orina, se pueden determinar en minutos si los anticuerpos del VIH están presentes en el paciente. Dentro de estos métodos se utilizan el Dot-Blot, SUDS, Prueba de orina (prueba "Sentinel") y OraQuick-Advanced.

En los últimos años, se ha generado una fuerte controversia en torno a la viabilidad del resultado que aportan estas pruebas, el doctor Roberto Giraldo expuso en una conferencia en la Universidad de Antioquia[2], indica que las pruebas para la detección del VIH se reconocen a nivel mundial, se realiza la misma prueba para todo tipo de persona, ante lo que el doctor expone que su resultado no es confiable y no garantiza que una persona esté o no infectada; el problema ante la viabilidad del resultado de estas pruebas radica en el hecho de que no existe un resultado estándar a nivel mundial, lo que significa que lo que es un resultado positivo de VIH en Australia puede que no lo sea en Canadá debido al rango de resultados que se maneja en cada laboratorio.

Por otro lado, las compañías farmacéuticas que fabrican y comercializan los reactivos para estas pruebas reconocen lo inapropiado de las mismas, y es así como en las instrucciones que vienen con los reactivos afirman: "La prueba de ELISA sola no puede ser usada para el diagnóstico del SIDA, ni siquiera cuando las muestras que reaccionan positivamente sugieran con alta probabilidad la presencia de anticuerpos anti VIH-1"[3]. Las instrucciones para una de las más conocidas pruebas de Western blot especifican: "No use esta prueba como la única base para el diagnóstico de la infección VIH-1"[4]. Las instrucciones que vienen con los reactivos más comúnmente usadas en la prueba de carga viral establecen que "La prueba Amplicor para monitorizar al VIH-1 no debe usarse como una prueba rastreadora ni como una prueba diagnóstica para confirmar la presencia de la infección VIH"[5].

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