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FASES DE LA EVOLUCIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA Y SU RELACIÓN CON OTRAS CIENCIAS

Leoskachania18 de Junio de 2012

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FASES DE LA EVOLUCIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA Y SU RELACIÓN CON OTRAS CIENCIAS

1. FASE EMPÍRICA DE LA CRIMINOLOGÍA.

El crimen es tan antiguo como la misma humanidad. Caín mato a Abel, según una de las más remotas narraciones. Tan antigua como la culpa es el castigo.

Para PLATÓN el crimen es un producto del medio ambiente. La pobreza y la miseria son factores criminógenos y acuña una frase de indudable valor, “No castigamos porque alguien haya delinquido, sino para que los demás no delincan”, principio fundamental de la penología, o sea, la prevención por medio del castigo.

ARISTÓTELES conviene con Platón en estimar que la pobreza inclina al delito, pero agrega que los crímenes más graves no se comenten para adquirir lo necesario, sino lo superfluo. Agrega que las pasiones pueden llevar al hombre virtuoso a cometer delitos.

En la Edad Media aparecen los juramentos, duelos y juicios, métodos para indagar la verdad, introducidos por el Derecho Germánico.

Sin embargo, en la Alta Edad Media, se abre paso como indiscutido método de investigación el sistema más cruel y terrible, que por desgracia hasta la fecha pervive; la tortura. Se pensó en esta época del Medievo que no era posible condenar, sin contar con la confesión del culpable y para ello fue factor decisivo la tortura.

A pesar de que predominó en este largo periodo de la historia la idea de que Dios protege al inocente y el malvado obra impulsado por el demonio, hubo pensadores como SANTO TOMÁS DE AQUINO que exponía en su famosa obra “Suma Teológica” que la miseria engendra rebelión y delito; que la pobreza es un factor criminógeno, siguiendo las huellas de Aristóteles cuyos trabajos fueron de su pleno dominio.

El renacimiento es la manifestación más acusada de este nuevo estado de cosas, sin embargo, en el terreno criminológico, ni teórica, ni prácticamente, las cosas variaron, ya que siguió imperando el espíritu medieval: la tortura, las penas infamantes, la arbitrariedad, etc. No faltaron voces en este periodo, como antaño, que señalaban que condiciones socio-económicas son el factor determinante de la delincuencia: TOMAS MORO en su obra “Utopía”, afirma que la guerra, la ociosidad, los errores de la educación, etcétera, influyen en el incremento de los delitos y que el Estado debe encaminar sus esfuerzos en combatir esas causas, pues el delito sólo es su manifestación.

Las penas deben ser indeterminadas, afirma Moro, suficientes hasta que el delincuente se haya corregido. Admite las condiciones infrahumanas que privaban en las cárceles de su tiempo, y pugnó por su superación.

MONTESQUIEU, hombre de leyes por excelencia, afirma que el buen legislador, debe preocuparse más por prevenir el delito que por castigarlo y que el espíritu de la ley debe ser el de evitar el delito.

ROUSSEAU, por su parte considera que en un Estado bien organizado existen pocos delincuentes y que su incremento es una prueba de la desorganización social.

VOLTAIRE opina que los delitos contra la propiedad son los delitos de los pobres y que los grandes crímenes han sido cometidos por los más ignorantes, vinculando el delito a la miseria y a la carencia de instrucción.

CESAR BECCARÍA. Una pequeña obra fue la que conmovió en sus cimientos al mundo intelectual de su época. “De los delitos y de las penas”, escrita en latín por el noble italiano César de Bonessana, Marqués de Beccaria (1738-1794) tuvo un éxito inmediato y fue traducido en breve tiempo a varios idiomas.

CONSTANCIO BERNARDO DE QUIRÓS refiere con detalle la influencia decisiva que Pedro y Alejandro Verri ejercieron en Beccaria, quienes dirigían un círculo de jóvenes intelectuales que publicaron una revista denominada “El Café” bebida que por aquél entonces se empezaba a difundir por toda Europa.

ALEJANDRO VERRI tenía el cargo de protector de presos y su hermano Pedro por su parte realizó estudios sobre el tormento y ambos inclinaron a escribir a César Beccaria sobre estos temas. Muy probablemente contribuyo al éxito de su obra el estilo sencillo, claro y breve de Beccaria. Varios de sus capítulos han cobrado fama, como los que se refieren a la pena de muerte, o el dedicado al tormento, o bien el que habla de la propicionalidad de las penas, etc.

Universalmente conocida es la conclusión de su obra que dice “…Para que cualquier pena no sea una violencia de uno o de muchos contra un ciudadano particular, debe ser esencialmente pública, pronta, necesaria, la menor de las penas posibles en las circunstancias dadas, proporcionalmente a los delitos y dictada por las leyes…”

JEREMÍAS BENTHAM (1784-1832) filósofo y economista inglés, se le considera el fundador del Utilitarismos. Sus ideas muy debatidas lograron una transformación legislativa que comprendió algunas medidas de carácter criminológico, como fueron las medidas preventivas de los delitos, esboza además un cuadro de los sustitutivos penales, anticipándose a Enrique Ferri. Sin embargo, es más conocido en este campo por el estudio de una cárcel ideal que llamó “Panopticón”, en la que debe imperar el trabajo, el estudio, el orden y la paz, para lograr la readaptación de los delincuentes.

JOHN HOWARD. De origen inglés (1726-1790) escribió un trabajo sobre las condiciones deplorables de las prisiones en Inglaterra (State of prisions in England and Wales) en 1977. Recorre Europa, trazando, según la elegante frase de Bernardo de Quirós, “un informe sobre la geografía del dolor”, ya que son las cárceles el motivo de su viaje.

En Rusia, contrae la enfermedad del tifus exantemático, padecimiento común en las prisiones y muere a consecuencia de esta enfermedad. Su esfuerzo no fue en vano, ya que se expidieron las leyes llamadas “Howard´s acts” en su honor, y que tratan sobre la liberación de los presos y la conservación de la salud de los reos.

Howard logró que sus denuncias sobre la miseria, promiscuidad, vicios, etc., que predominaban en las prisiones, repercutieran en reformas al sistema penitenciario, tales como el aislamiento nocturno, la separación de reos por sexo, por edades y condición mental; un sistema de trabajo, higiene y alimentación adecuados.

ASTROLOGÍA, para esta, el delincuente ya está destinado a serlo desde su cuna por la influencia de los astros hacia su persona. Semejante a la postura anterior, es la quiromancia que pretende conocer la personalidad y la conducta, por el estudio de las líneas de la mano.

La demología, que tuvo un auge en la Edad Media, también pretendió explicar las causas de la criminalidad, considerando que era el demonio el culpable de la conducta criminal. El diablo y sus acólitos se posesionaban de las personas y las obligaban a cometer crímenes que de otra forma no llevaría a cabo.

FISIONOMISTA, mucha más adelantada que la astrología, la quiromancia o la demología es la Fisiognomía. La frase tan común “tiene cara de criminal”, nos sirve para indicar el fundamento en que se apoya la fisionomía o fisiognomía, ya San Jerónimo, Padre de la Iglesia, en la Baja Edad Media aconsejaba observar directamente a los ojos de las personas para conocerlas.

La fisionomía como disciplina fue fundada en el siglo XVI por Giovani Batista de la Porta, artista italiano que por su actividad estética desarrollo una considerable perspicacia para captar la personalidad de sus modelos y de la gente .

FRENÓLOGOS. La obra de los fisionomistas la continuaron los frenólogos, quienes pretenden encontrar el carácter y los sentimientos de las personas en la configuración externa del cráneo. Los trabajos de los frenólogos parten de los estudios de Juan Francisco Gall (1758-1828) de Lauvergns (1797-1859) y de Mariano Cubi y Soler (1801-1875), quienes pretenden localizar en la configuración del cerebro las áreas del comportamiento humano, anhelan encontrar en algún lugar del cerebro el instinto criminal, y se ocupan de trazar mapas cerebrales .

Respecto a la Frenología, se puede mencionar que Franz Joseph Gall, fue un precursor de las ideas de Broca, Gall creó la frenología en 1802, este mencionaba hay regiones cerebrales específicas con facultades o funciones específicas. Basado en los hundimientos y salientes del cráneo como explicación lógica del desarrollo de esas del cerebro (como huellas externas del cerebro) “mediante el estudio morfológico del cráneo es posible determinar el carácter, personalidad y la criminalidad”.

La esencia del método de Gall de localización pone en correlación las variaciones del carácter con las variaciones de los signos externos craneológicos. La validez de su metodología depende de tres conjeturas decisivas: que el tamaño y la forma del cráneo refleja el tamaño y la forma de las partes subyacentes del cerebro, que las capacidades mentales eran innatas y fijas y que el relativo nivel de desarrollo de una capacidad innata era un reflejo del tamaño del órgano cerebral heredado.

La frenología consideraba que existían funciones mentales con una localización diferenciada en el cerebro. Aunque esta disciplina está considerada actualmente una pseudociencia porque su clasificación y localización de las funciones mentales no se basaba en ningún tipo de evidencia científica, el auge que vivió en el siglo XIX preparó el camino a las teorías de Broca .

Hay debate entre localizacionismo y funcionalismo, un científico muy crítico con las ideas de

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