Flores medicinales
marim4mTesis1 de Octubre de 2011
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Flores medicinales
Formamos parte de un mundo al que pocas veces le concedemos el tiempo necesario para compensa nuestro desgaste psico-fisico por estar la mayor parte del tiempo concentrados en la labor diaria, económica y/o social que nos ocupa todos nuestros recursos.
El ser humano cree haber encontrado toda la solución en la ciencia de laboratorio, que si bien es increíble por sus hallazgos, tanto más podría ser una ciencia basada en el natural modo de vivir que compense tantas carencias que no se arreglan tan solo con productos sintetizados.
En el vasto campo de nuestro universo natural las plantas nos señalan el origen y la finalidad de la existencia.
Seres orgánicos carentes de autoconciencia pero que se manifiestan en el mundo de las imágenes para darnos cabal idea de que entre el cielo y la tierra hay algo más que simples cosas.
Una planta nace, crece, florece, se reproduce y muere. Un ciclo que observamos en toda la naturaleza, aún en nosotros los ciclos se cumplen inexorablemente. Pero mientras que uno muchas veces se "ve" a sí mismo como separado de todo lo que ve, nada es asi. Un ser humano ha crecido con este aire, se ha alimentado con lo que el suelo produce, ha procesado alimentos a través de la combustión interna similar a la combustion que el sol provoca en la tierra para el desarrollo de la vida tal como la conocemos aqui, ha bebido del agua que en ciclos infinitos se ha destilado a si misma en un eterno retorno.
Nuestra ciencia es nuestra llave para acceder al conocimiento del mundo y mientras en épocas anteriores a ésta, en décadas anteriores, la mirada y el ansia estaba puesta en el logro de remedios milagrosos que se producían en laboratorios, hoy lentamente se está cambiado la concepción de ciencia para saber antes que nada adónde queremos llegar y con medios contamos y de qué medios nos proveeremos para ello.
Nuestros abuelos sabían mucho más que simples cuentos de noches de invierno, ellos sabían por su larga experiencia y por la tradición que la naturaleza estaba siempre presta a un auxilio cuando la ocasión lo requería. Aquellas tisanas para la gripe, esas cataplasmas para los dolores, esos baños curativos, etc., ha sido motivo de olvido ante el inquieto avance de la ciencia que todo lo hacia más rápido, más fácil y más económico, y aquí en este último punto es donde descansa el palo mayor del que hoy en día se monta una estructura terapeutica. Lamentablemente y aunque a muchos no les guste reconocerlo, es asi. Quien no tiene dinero para pagar las medicinas tendrá que recurrir a lo que le queda de sabiduría para subsistir, y quien no lo haga porque dinero no le falte, tal vez se haya dado cuenta que existen muchas medicinas que si bien alivian una dolencia provocan otros malestares, muchas veces con mayores complicaciones en la salud que el motivo primigenio que los llevó a tomarlas.
Esto no quiere decir que uno deba apartarse espantado de la medicina alopática, pero sería bueno recordar que además de una medicina interventiva, lo mejor es hacer una lógica praxis de una medicina preventiva con el fin de corregir desviaciones incipientes de la salud antes que se manifieste una enfermedad en toda su magnitud. Uno como simple receptor del saber que otros manifiestan puede hacer todo lo posible para vivir con salud sin alterar sus ritmos, respetando su cuerpo, su psiquis y sus emociones, pero los profesionales de la salud tambien deberían recordar lo que es la ética y trabajar en conjunto para lograr arrancarle a la naturaleza la sabia manera de curarse a sí misma antes que forzar situaciones con el postulado a priori del saber con las armas de la razón que otros trazaron antes sin ponerlas a prueba ni distorsionarlas.
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