HEGEMONIA
LEONES255 de Septiembre de 2013
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INTRODUCCION
Los sectores de poder constituyen un sistema dinámico, siempre en busca de nuevos espacios que ocupar, a costa de otro(s) sector(es) sin importarle a quien o quienes les hacen daño en especial a las clases dominadas. Esto no constituye para ellos una revolución, sino un acomodo de las fuerzas dentro de las mismas clases hegemónicas. Para los sectores dominados puede constituir una revolución por la afectación a la vida diaria, pero al final, todo vuelve hacer igual, los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. La hegemonía puede ser entendida solamente como supremacía o dominación en el campo político, a través de la coerción o el consenso, pero también deben considerarse, sin olvidarlo nunca, aquellos aspectos relacionados con la dirección intelectual y moral. En ese sentido afirma Gramsci “… la supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, como “dominio” y como dirección intelectual y moral”. A partir de lo anterior le hegemonía debe ser política, moral e intelectual.
A lo largo de la historia del pensamiento político del siglo XX, el concepto de hegemonía surge como una respuesta a una crisis que pone en cuestión las categorías tradicionales del marxismo para explicar la contingencia. La reformulación del marxismo en torno a una teoría de la hegemonía requiere por una parte determinar cuáles son las posicionalidades de cuya articulación depende una transformación histórica o la constitución de una nueva hegemonía y, por otra, entender dichas articulaciones como formas históricas concretas y sobre determinadas, y no como etapas predeterminadas, o relaciones necesarias, resultado del despliegue de leyes de la historia.
INDICE
1.- HEGEMONIA Y PENSAMIENTO POLITICO ANTIHEGEMONIA.
2.- TIPOS Y FORMAS DE HEGEMONIA
3.- LA HEGEMONIA ESPAÑOLA Y PORTUGUESA DESDE LA COLONIA HASTA EL SIGLO XIX.
4.- FORMAS DE DOMINACION DE LOS PODERES ESPAÑOLES Y PORTUGUESES EN LO POLITICO, MILITAR, ECONOMICO Y CULTURAL.
5.- LA HEGEMONIA INGLESA DESDE EL SIGLO XIX HASTA EL SIGLO XX.
1.- HEGEMONIA Y PENSAMIENTO POLITICO ANTIHEGEMONIA.
La hegemonía puede ser entendida solamente como supremacía o dominación en el campo político, a través de la coerción o el consenso, pero también deben considerarse, sin olvidarlo nunca, aquellos aspectos relacionados con la dirección intelectual y moral. En ese sentido afirma Gramsci “… la supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, como “dominio” y como dirección intelectual y moral”. A partir de lo anterior le hegemonía debe ser política, moral e intelectual.
El Pensamiento Político antihegemónico, es realizado por un grupo social o representantes de ese grupo social que se considera oprimido, y se ve en la necesidad de tener el poder político moral e intelectual, con la finalidad de favorecer a su clase social o a la elite de su clase social.
2.- TIPOS Y FORMAS DE HEGEMONIA
«Hegemonía mundial» se entiende el dominio del mundo por parte de una sola nación o un grupo de naciones. Es decir, el término hegemonía está relacionado con la supremacía que un Estado ejerce sobre otros o también como la supremacía de cualquier tipo, (partidos políticos, clases sociales, etc.) que poseen el poder sobre otros grupos (partidos políticos, ciudadanía, clase trabajadora, entre otros).
Hegemonía Deportiva:
Ejemplo: El Fútbol Club Barcelona con la conducción técnica de Pop Guardilla ha marcado una hegemonía sobre el resto de equipos de fútbol de la historia, y, siendo así, el mejor equipo de la historia.
Hegemonía cultural: Según la opinión de Gramsci, la hegemonía existe cuando la clase dominante no sólo es capaz de obligar a una clase social subordinada o minoritaria a que satisfaga sus intereses, renunciando a su identidad y a su cultura grupal, sino que también la primera ejerce control total en las formas de relación y producción de la segunda y el resto de la sociedad.
Se puede matizar este argumento señalando que el autor expresa que este proceso no posee un carácter explícito, sino que más bien se da de manera sutil. En ese sentido, la clase social subordinada o minoritaria adopta las concepciones de la clase dominante y las incorpora a su repertorio ideológico, hecho ligado a lo que comúnmente se denomina «sentido común» Papel de las entidades culturales actualmente, la hegemonía se consigue a través del control de los agentes culturales, entre los cuales destacan por su impacto social los medios de comunicación de masas. Ejemplo de ello es lo que se explica a través de la teoría del imperialismo cultural, siendo de especial interés el imperialismo de la industria cinematográfica estadounidense, y se da a entender que la tendencia actual en cuanto a hegemonización se centra en la exposición de modelos de pensamiento y conducta propios de la sociedad estadounidense para que otras sociedades adopten esos mismos modelos (fenómeno conocido como proceso definido en la teoría de la reproducción). Por otro lado, también existen otros agentes socializadores que se están utilizando desde las entidades de poder como herramientas de hegemonización del statu quo, tales como la religión, la educación (mediante el establecimiento de un currículo académico que favorece el aprendizaje de aquellas materias más afines a la ideología dominante), el arte y los medios de consumo (mediante la asociación de estos medios con determinados espectáculos potenciados por la publicidad).
Pos hegemonía: Teniendo en cuenta que la hegemonía se instaura a menudo mediante un conflicto entre ideologías mayoritarias y minoritarias en el que el eje es la persuasión dialéctica, cuando este proceso culmina con el dominio de una ideología sobre otras, comienza a desarrollarse un periodo de instauración paradigmática entendido como «pos hegemonía» en el que la persuasión pasa a un discreto segundo plano, ya que no hace falta convencer, sino controlar y mantener la ideología dominante, es decir: reproducir en los sectores sometidos el modelo establecido. Las personas que viven en el periodo pos hegemónico han interiorizado el discurso y las prácticas de la ideología dominante (marco cultural), y las han integrado en su repertorio comporta mental en los planos conductual, emocional y cognitivo (construcción simbólica de la identidad individual).
3.- LA HEGEMONIA ESPAÑOLA Y PORTUGUESA DESDE LA COLONIA HASTA EL SIGLO XIX.
En la segunda mitad del siglo XVI se produjo un cambio de orientación en las relaciones internacionales: el fin de las aspiraciones de unidad de la Europa cristiana y el surgimiento de los particularismos. La separación de la Casa de Habsburgo en dos ramas significó la formación de una política exterior específica de la Monarquía española y el sometimiento a aquélla de todos los Estados que la componían. En el Imperio, por la paz de Augsburgo de 1555 el emperador reconoció a los príncipes luteranos el derecho a su religión, con la obligación de los súbditos de acatar la de su soberano (cuius regio, eius reeligió), y la secularización de las propiedades eclesiásticas llevada a efecto por los príncipes hasta ese momento, pero vetándola para el futuro. Este acuerdo no sólo significó la aceptación de la división religiosa del Imperio, sino la del particularismo de sus Estados; y, por tanto, los Habsburgo de Viena se centrarán también en los intereses de sus Estados patrimoniales. Por otro lado, se produjo un cambio en las relaciones de las principales Monarquías. Los largos años de lucha entre Francia y los Habsburgo darán paso a un respiro. Desde la paz de Cateau-Cambrésis de 1559, se inició un período de paz entre los viejos contendientes, que no reanudarán sus hostilidades hasta finales de siglo. Por el contrario, a la tradicional amistad anglo-española sucedió una enemistad irreconciliable en el terreno político, religioso y colonial, que no cesará hasta la desaparición del Imperio colonial español, ya en el siglo XIX. Portugal y España se relacionan a lo largo de la época contemporánea teniendo ambas una condición de partida común: la emergencia, el desarrollo y la consolidación del nacionalismo en tanto ideología que habría de estructurar la construcción del Estado. En ambos casos, la sustitución paulatina de las estructuras de Antiguo Régimen guarda relación con los procesos liberales europeos. En ambos, las condiciones de partida -la estabilidad política del Estado, las carencias de las economías internas, el precario desarrollo de las sociedades- son cuando menos difíciles. De tal modo que los procesos de articulación del Estado unitarios, centralizado y moderno son retos comunes a las dos sociedades peninsulares. Desde el optimismo liberal que insufla Europa, España y Portugal se mantienen atentas a los conflictos consustanciales al establecimiento de los regímenes liberales2, y se muestran temerosas del contagio de la revolución. EL Iberismo español de mediados del siglo XIX sigue, como el portugués, la estela de las corrientes románticas –movimientos pan unionistas- que recorren Europa, haciendo de la configuración del Estado-Nación el objetivo de la contemporaneidad. Por primera vez, las esperanzas depositadas
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