HIPERTENSIÓN ARTERIAL: EL ASESINO SILENCIOSO

HIPERTENSIÓN ARTERIAL: EL ASESINO SILENCIOSO

Por: Mayerlin De la Cruz

A nivel mundial, más de uno de cada cinco adultos viven su día a día sin conocer que están siendo acompañadas por un enemigo, por una enfermedad que al no presentar síntomas daña las arterias y en especial, el corazón.

La hipertensión arterial (HTA) es considerada como una de las causas principales de muerte en el mundo, en la que la fuerza con la que la sangre sale del corazón y se dirige hacia las arterias, también llamada presión arterial, es lo suficientemente alta como para causar graves problemas de salud. Debido a lo antes mencionado, es necesario preguntarse, ¿Quiénes son los más afectados por esta dolencia?, ¿Cuáles son los factores de riesgo que influyen en el origen de esta enfermedad?, ¿Cuáles son las consecuencias en el organismo que presenta la hipertensión arterial?, ¿Existe un tratamiento frente a esta patología?

En principio, la hipertensión arterial es una enfermedad en la que los más afectados son los del sexo masculino, aproximadamente a más del 20% de los adultos entre 40 y 65 años y casi al 50% en las personas de más de 65 años en todo el mundo.

Por otro lado, en la hipertensión arterial influyen múltiples factores de riesgo. En primer lugar, se encuentran los antecedentes familiares. Este puede ser hereditaria como también adquirida. Asimismo, está la edad, debido a que con esta la presión arterial puede incrementar de forma paulatina, ya que las arterias se vuelven más rígidas y estrechas debido a la formación de placa. La hipertensión suele ser más común en personas mayores de 60 años. Seguidamente, se encuentra el índice de masa corporal (IMC), el cual es un método que relaciona la altura y el peso calculando la cantidad de grasa corporal de una persona. Entre 18.5 – 24.9 el peso es normal, menor a este es bajo peso y mayor a este es sobrepeso. Al mismo tiempo, se encuentra el consumo de alcohol y tabaco, los cuáles incrementan la presión arterial de una persona. Simultáneamente, está la falta de actividad física, debido a que las personas inactivas tienden a tener una mayor frecuencia cardíaca. La falta de actividad física también aumenta el riesgo de sufrir sobrepeso. Finalmente, se encuentra el consumo excesivo de sal en la dieta, debido a que este puede hacer que el cuerpo retenga líquidos. Tal es el caso que este aumenta la presión arterial.

También, existen diversas consecuencias que son ocasionadas por este mal. En primer lugar, se encuentra el derrame cerebral, el cual es provocado debido al endurecimiento de las arterias en el cerebro. Este es uno de los más comunes y letales consecuencias y entre otros también causa parálisis cerebral. Asimismo, está el daño a la retina, originado por el daño a los diminutos y delicados vasos sanguíneos que suministran sangre a los ojos. Una característica es cuando el ojo se vuelve rojo. Por otro lado, se encuentra el infarto cardiaco, ocasionado cuando un coágulo de sangre obstruye una arteria. El corazón no soporta altos niveles de presión arterial.  Por último, está la insuficiencia renal, debido a que los vasos sanguíneos de los riñones se dañan, por lo cual dejan de eliminar desechos y el líquido del cuerpo. Grande es el daño ocasionado que se tiene que realizar la diálisis.

Sin embargo, el mejor tratamiento empieza con un cambio de estilo de vida y para ello existen recomendaciones eficaces. En primer lugar, la reducción de peso, por lo cual debemos mantener un peso corporal normal, como ya antes mencionado con un IMC entre 18.5 – 24.9 kg/m². Esto causará una reducción aproximada de TA sistólica en un 5-20 mmHg/10 kg. Esto ayudará mucho para reducir la presión arterial. En segundo lugar, adoptar una dieta DASH, la que se basa en consumir una dieta rica en frutas, vegetales y productos lácteos bajos en grasa con contenido reducido de grasas saturadas y totales. Esto causará una reducción aproximada de TA sistólica en un 8-14 mmHg. Recordar que para un mejor aprovechamiento de los nutrientes de las verduras se debe consumir de manera natural, en otras palabras, sin sancochar. En tercer lugar, reducción de sal en la dieta, donde es recomendada reducir el consumo a no más de 100 mEq/L (2.4 g de sodio al día). Esto causará una reducción aproximada de TA sistólica en un 2-8 mmHg. Es necesario reducir su consumo debido a que incrementar en gran manera la presión arterial. En cuarto lugar, realizar actividad física, al menos 30 minutos por día, casi todos los días de la semana. Esto causará una reducción aproximada de TA sistólica en un 4-9 mmHg. El ejercicio es evidentemente necesario desde antes de padecer esta enfermedad como cuando se padece la enfermedad. Finalmente, la moderación del consumo de alcohol, limitándolo a no más de 2 copas por día o evitando totalmente el consumo. Esto causará una reducción aproximada de TA sistólica en un 2-4 mmHg. Es importante evitar su consumo, debido a que posee químicos que no son aptos para el cuerpo y con el tiempo afecta seriamente a los órganos del cuerpo.

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