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Higado Graso


Enviado por   •  28 de Mayo de 2012  •  739 Palabras (3 Páginas)  •  619 Visitas

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ALIMENTACIÓN E HÍGADO GRASO

La alimentación tiene un papel preponderante en el tratamiento del hígado graso no

alcohólico, siendo las recomendaciones actuales la disminución del peso corporal y la

modificación de la dieta. Dentro de las modificaciones podemos mencionar un menor

consumo de calorías (dieta hipocalórica), aumento del consumo de fibra, disminución del

consumo de hidratos de carbono simples, menor consumo de grasas saturadas, mayor

consumo de grasas omega 3 y suprimir totalmente el consumo de bebidas alcohólicas.

Las dietas hipocalóricas que aportan entre 1200 y 1500 calorías, tienen por objetivo

conseguir una disminución del peso corporal paulatina y segura en aquellos pacientes que

presentan sobrepeso u obesidad, puesto que se ha demostrado que dietas muy bajas en

calorías <800 calorías pueden resultar en pérdidas de peso muy rápidas que llevarían a una

complicación de esta enfermedad debido a la mayor producción de sustancias nocivas

(cuerpos cetónicos) y el aumento del riesgo cardiovascular.

Incluir la fibra dietética, que encontramos en cereales integrales (arroz integral, pastas

integrales, avena, pan integral), frutas y verduras dentro de la alimentación habitual es

recomendado debido a su capacidad para disminuir el colesterol en la sangre y producir un

retraso en el incremento de la glicemia que trae como consecuencia una menor liberación de

insulina por parte del páncreas, ayudando de esta forma a controlar la resistencia a la

insulina que habitualmente presentan los pacientes con hígado graso no alcohólico. Junto a

lo anterior cabe destacar el mayor poder de saciedad que presentan estos alimentos, lo que

ayudaría al tratamiento del sobrepeso y obesidad.

Por el contrario, los hidratos de carbono simples, que encontramos en azúcar, fructosa, miel,

mermelada, productos de pastelería, helados, bebidas gaseosas y en general todos aquellos

productos que contengan azúcar entre sus ingredientes, producen un rápido incremento de la

glicemia que trae como consecuencia una mayor liberación de insulina por parte del

páncreas que favorecerá el depósito de mayores cantidades de grasa en el hígado, lo que

agravará esta enfermedad.

Las grasas saturadas se encuentran principalmente en productos de origen animal, tales

como, mantequilla, lácteos enteros, quesos maduros, embutidos, fiambres y cortes de

carnes grasos (lomo vetado, costillar de cerdo, cordero). Está claramente establecido que

dietas con un elevado aporte de grasas saturadas aumentan el depósito de grasas en el

hígado, junto con un aumento de los factores de riesgo cardiovascular, como disminución en

la sangre del colesterol HDL (colesterol bueno) y aumento del colesterol total y LDL

(colesterol malo). Debido a esto es recomendable disminuir el consumo de grasas saturadas

a menos del 10% del total de las calorías

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