Historia De La Termodinamica
Danielsm2227 de Abril de 2015
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Introducción
La historia vista a través de la energía
La energía es vital para la civilización. De hecho, toda la historia de la humanidad puede verse a través de la lente de la energía. Durante el 99,9 por ciento de la existencia humana las sociedades primitivas fueron nómadas y llevaban una precaria vida de recolección y caza en busca de alimento. La vida era brutal y corta. La energía disponible era de un quinto de caballo de potencia —la potencia de nuestros propios músculos—. Los análisis de los huesos de nuestros antepasados muestran pruebas de enormes deterioros, a causa del impresionante esfuerzo por la supervivencia diaria. La esperanza de vida era de menos de veinte años.
Pero tras el final de la última época glacial hace unos 10.000 años, el ser humano descubrió la agricultura y empezó a domesticar animales, especialmente el caballo, lo que poco a poco aumentó su producción de energía hasta uno o dos caballos de potencia. Esto puso en marcha la primera gran revolución en la historia de la humanidad. Con el caballo o el buey, un hombre tenía energía suficiente para arar un campo entero por sí solo, viajar decenas de kilómetros en un día o mover cientos de kilos de grano o roca de un lugar a otro. Por primera vez en la historia, las familias tenían un excedente de energía, y el resultado fue la fundación de las primeras ciudades. Un exceso de energía significaba que la sociedad podía ofrecer apoyo a una clase de artesanos, arquitectos, constructores y escribas, y así pudo florecer la civilización antigua. Pronto, de las junglas y del desierto surgieron grandes ciudades e imperios. La esperanza de vida llegó a unos treinta años.
Mucho más tarde, hace unos trescientos años, tuvo lugar la segunda gran revolución en la historia. Con la llegada de las máquinas de vapor, la energía disponible para una persona ascendió a decenas de caballos de potencia. Con el dominio del poder de las locomotoras de vapor, era posible cruzar continentes enteros en unos días. Las máquinas podían arar grandes campos, transportar a cientos de pasajeros a miles de kilómetros, y permitían construir ciudades enormes. La esperanza de vida hacia 1900 se había elevado hasta casi los cincuenta años en Estados Unidos.
Hoy estamos inmersos en la tercera gran revolución en la historia. Debido a la explosión demográfica y a nuestro voraz apetito de electricidad y potencia, nuestras necesidades de energía se han disparado y nuestro suministro está llegando al límite. La energía disponible por individuo se mide ahora en miles de caballos de potencia. No es sorprendente que esta demanda haya suscitado el interés por conseguir mayores fuentes de energía, incluidas las máquinas de movimiento perpetuo.
Antecedentes
Durante siglos, una parte de la humanidad ha luchado persistentemente por mejorar las duras condiciones de trabajo, eliminar la devastadora acción del hambre y de las enfermedades, y evadir la certeza de la vejez y de la muerte. De alguna manera para retornar al paraíso original de la tradición judeo-cristiana, un sitio idílico donde todas las especies, incluido el ser humano, conviven en armonía, sin actos de predación ni presiones de selección natural. Muchos esfuerzos se enfocaron en entender y manipular la naturaleza para sacar mejor provecho de ella, conjugando elementos materiales y espirituales.
Así, nos encontramos con la búsqueda de la piedra filosofal, que transmutaría la materia degradada y corrupta en oro incorruptible y puro; o la de la fuente de la eterna juventud, para hacer realidad el sueño de poseer la belleza y el vigor juvenil por siempre; y finalmente, la del perpetuum mobilae, o máquinas de movimiento perpetuo, que desarrollarían trabajo de manera gratuita, eximiendo a los hombres de muchas de
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