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Historia del color en la pintura


Enviado por   •  14 de Octubre de 2014  •  Tesinas  •  9.730 Palabras (39 Páginas)  •  258 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Adentrarse al tema del color es equivalente a penetrar en una selva tropical: nos sentimos sorprendidos y deslumbrados ante la explosión cromática. Una verdadera fiesta para nuestros ojos, pero es menester salir del encantamiento, de la pura contemplación sensitiva, y atribuir al color, con sus diferentes tonos y matices, un trasfondo enriquecido por el conocimiento, ordenado con la mente, para ser capaces de saber qué son y qué significan realmente.

Se racionaliza los porqués del color, su sentido en algunas de las actividades humanas que permiten seguir las huellas del color sin que la sorpresa y el asombro decaigan en los distintos estudios referente al tema. Es importante destacar que dentro de este trabajo implícita o explícitamente se encontrará el objetivo que pretendo, al recordar que el hombre suele obedecer a los colores más que a las palabras, siendo más claro en algunas áreas que en otras. Siguiendo con los mismo se puede dar pie al tema citando a Rafael Alberti, pintor y poeta, quien enardece su favoritismo por el color en la pintura invocando tal sentimiento en los esplendorosos versos que dedica precisamente al color:

A ti, puro, quieto, blando,

incalculable al mar de la paleta,

por quien la neta luz, la sombra neta

en su transmutación pasan soñando.

A ti, por quien la vida combinando

color y color busca ser concreta;

metamorfosis de la forma, neta

del paisaje tranquilo o caminando.

A ti, armónica lengua, cielo abierto,

descompasado dios, orden, concierto,

raudo relieve, lisa investidura.

Los posibles en ti nunca se acaban.

Las materias sin términos te alaban.

A ti, gloria y pasión de la pintura.

HISTORIA DEL COLOR EN LA PINTURA

El color es una creación subjetiva, no está en las cosas ni en los agentes intermediarios y como tal la sinfonía cromática de una obra de arte es el resultado de una astuta combinación de colores, de colores subjetivos, en donde el artista es quien da vida gracias a su inspiración y a su técnica al color experimental. Dentro de este tema podemos ver la diferencia entre el color físico y artístico, en donde el primero se expresa en un número o longitud de onda y en el segundo, importa el valor absoluto de la superficie y contorno, o sea que no es el mismo rojo en un círculo que en un cuadrado. Es por eso que en el juego del color sólo importa la fuerza de imaginación, los materiales elegidos y la técnica de su uso.

Los pintores, maestros del color, tienen una amplia libertad de expresión debido a la acumulación de experiencias que los hacen ser capaces de elegir el color necesario en un espacio y acomodarlo en función conjunta, para que este pueda provocar emociones estéticas con sus ritmos cromáticos. De esta cualidad el color es el protagonista que engendra la obra, sin excluir por supuesto la originalidad de una nueva visión o la influencia de una cultura.

Cada tono, cada sombra tiene un significado o una sugerencia que une en todo mensaje al que lo vea con quien lo recibe, es por eso que lo que importa es el aspecto emocional del color, clasificándolos en cálidos y fríos. Referente a esto los colores fríos expresan apartamiento, distancia, reserva y distinción. Los cálidos evocan proximidad e intimidad, este código ha sido utilizado por años, pero en los últimos tiempos los pintores los han aplicado en sentido inverso, la combinación de estos permite crear lo que se conoce como “ilusión cálida en profundidad”. En cuanto estilo, es Paul Gauguin quien defiende la idea que “sólo un ojo ignorante asigna un color fijo e inmutable a cada objeto”.

El color en la pintura occidental nació moralmente restringido, debido a la rigidez imperante desde el siglo V a.C., a la cual obedecían ya los sabios griegos, para quienes el verdadero arte debe expresar pureza y sobriedad, rechazando todo brillo y resplandor, por lo cual sólo ocupaban cuatro colores: blanco, amarillo, rojo y negro azulado. Se critica duramente todo lo proveniente del Oriente, más bien La India, porque allá se producían magníficos y exóticos colores que se oponen a la idea de mesura cromática. También se negaban a cualquier mezcla de colores porque ello significaba conflicto, cambio, putrefacción, por lo cual preferían el método al encausto, es decir, el de la mezcla óptica.

Al contrario de los griegos, los romanos explotaron una gama más amplia de colores quedando esto de manifiesto en las investigaciones hechas en las ruinas de Pompeya, en donde se han identificado a lo menos 29 pigmentos. Con la llegada del llamado arte gótico se produjo una riqueza cromática, puesta en escena en las vidrieras de las catedrales europeas, donde el azul se coronó el rey de los colores, destacando catedrales como Chartres, Notre Dame y Saint Denis.

En el siglo XIV, las principales escuelas de pintura italiana se encontraban en Florencia y Siena, lugares donde apareció uno de los más importantes pintores de la época, Giotto di Bondone, ya que con él se inauguró el uso de las sombras difuminadas y la mezcla de colores, encontrando en el Flandes del siglo XV el motor de este tiempo: el óleo.

En 1430 la historia del color en la pintura se vio afortunada gracias a que León Battista Alberti, arquitecto y humanista italiano, advirtió sobre los nuevos principios cromáticos rechazando las antiguas definiciones griegas al utilizar todos los tonos, además consideró al gris como clave en toda composición y sugirió contrastar los colores de acuerdo a la regla de los opuestos complementarios. Es la figura más importante del siglo XV, incluso pintores del naturalismo siguieron sus fundamentos. Es así como la revolución del color encontró sus antecedentes en la luminosidad que caracterizó al Renacimiento, cuando pintores italianos expusieron a la luz como una presencia obligada en cada cuadro. Durante este siglo se enfrentan los conceptos disegno, dibujo, y colore en una batalla que alcanzó dimensiones geográficas. El primero era defendido por Florencia y el segundo por Venecia, es así como se conoce el dibujo florentino y el color veneciano.

El gran genio de la época, Leonardo da Vinci, es quien ensaya y crea nuevos tonos de color, que gracias a sus teorías y definiciones influirá irremediablemente en la historia del arte universal. Afirma que el verdadero color de una cosa se encuentra en la parte que no ha sido afectada por sombras o brillo. Para Leonardo, el blanco no era color sino potencia receptiva de todo color, además defiende que la pintura es la madre de las líneas visuales. Dentro de su legado existen dos teorías: una sobre la perspectiva, basada en las dimensiones del cuerpo humano

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