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Información para el discurso del uso de armas nucleares en corea

52525052001Tesis26 de Marzo de 2015

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Información para el discurso del uso de armas nucleares en corea:

OIEA preocupado por ensayos nucleares de Corea del Norte y pide negociar

09 de octubre, 2006 — El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Mohamed El-Baradei, expresó hoy gran preocupación y pesar por las informaciones que apuntan a que la República Democrática Popular de Corea ha realizado una prueba nuclear.

Este ensayo “amenaza al régimen de no proliferación nuclear y crea serios desafíos de seguridad no sólo en la región del este asiático, sino para toda la comunidad internacional”, dijo El-Baradei.

La ruptura de la moratoria mundial de ensayos de explosivos nucleares, tras diez años de cumplimiento, y el hecho de que un nuevo país tenga capacidad nuclear “son un claro revés para el compromiso internacional hacia el desarme nuclear”, consideró.

Por otra parte el titular del OIEA, reiteró la “necesidad urgente, más que nunca, de establecer una prohibición universal y legalmente vinculante de pruebas nucleares”, mediante la entrada en vigor anticipada del Tratado para la Prohibición de Pruebas Nucleares

En este sentido, agregó que sigue creyendo “en la importancia de encontrar una solución negociada” a la crisis nuclear en torno a Corea del Norte.

Reanudar el diálogo entre todas las partes involucradas es “indispensable y urgente”, resaltó El Baradei.

El pasado martes 3 de octubre, Pyongyan anunció que planeaba realizar en breve su primera prueba nuclear y anoche afirmó haberla concretado con una explosión bajo tierra en el noroeste del país.

Apenas el viernes 6 de octubre, el Consejo de Seguridad había pedido al gobierno norcoreano regresar a las conversaciones de seis partes para resolver mediante la negociación el asunto de las actividades nucleares en la Península de Corea, así como otras inquietudes relacionadas con la seguridad.

Los participantes en las conversaciones a seis bandas sobre el programa nuclear norcoreano –cuya última reunión se celebró en noviembre del año pasado– son, además de Corea del Norte, China, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Rusia.

Para volver a la mesa de negociaciones, Corea del Norte ha exigido a Estados Unidos que retire las sanciones contra varias entidades financieras internacionales y norcoreanas.

El Consejo de Seguridad deploró el retiro de Corea del Norte del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, ocurrido hace casi cuatro años y conminó al gobierno del país a suspender su programa de misiles.

En este momento, el órgano de seguridad de la ONU celebra una reunión cerrada de emergencia tras el anuncio de la prueba nuclear por parte de Corea del Norte.

La crisis nuclear con Corea del Norte: antecedentes, desarrollo y opciones

Pablo Bustelo

ARI Nº 4-2003 - 16.1.2003

Tema: La crisis nuclear con Corea del Norte es la segunda en menos de un decenio, tras la resuelta en 1994 con la firma del acuerdo-marco (agreed framework) con EEUU. Solventar la crisis actual exige, sin duda alguna, el reingreso de Corea del Norte en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), la paralización de sus programas nucleares y la vuelta de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Pero hay controversia sobre si, para ser resuelta de manera adecuada, bastaría con revitalizar el acuerdo de 1994 o si haría falta un nuevo acuerdo, más amplio, entre Washington y Pyongyang.

Resumen: La crisis nuclear con Corea del Norte que se inició a finales de 2002 es la segunda en menos de un decenio. La primera crisis se produjo en 1993-1994 y fue resuelta con la firma del acuerdo-marco (agreed framework) de 1994 con EEUU. Los acontecimientos registrados desde octubre (desde el reconocimiento por Pyongyang de un programa secreto de enriquecimiento de uranio hasta el abandono norcoreano del TNP) son síntomas de una escalada potencialmente peligrosa. Este análisis repasa los antecedentes y el desarrollo de la crisis actual y aborda las diferentes opciones (revitalizar el acuerdo de 1994 o negociar un nuevo acuerdo) que se presentan a EEUU y a la comunidad internacional.

Análisis: La comprensión adecuada de la crisis exige un breve repaso de sus antecedentes y de su desarrollo. Tras esa revisión, este análisis se detiene en las opciones que existen para solventarla.

Antecedentes

La crisis nuclear con Corea del Norte es la segunda en menos de un decenio. La primera crisis se produjo en 1993-1994 cuando, ante las sospechas internacionales de que disponía de más plutonio que el declarado, Pyongyang rechazó unas inspecciones propuestas por el Organismo Internacional de Energía Atómica, con el que había firmado un acuerdo de garantías en 1992, y amenazó con abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear, al que se había adherido en 1985, y con continuar con su programa nuclear de reprocesamiento de plutonio. Esa crisis fue resuelta con la firma del acuerdo-marco (agreed framework) de 1994 con EEUU. En virtud de ese acuerdo, Corea del Norte se comprometió a abandonar su programa nuclear a cambio del levantamiento progresivo de las sanciones económicas estadounidenses, así como de la construcción de dos reactores nucleares de agua ligera y de la recepción de medio millón de toneladas de petróleo al año hasta que estuviera terminado el primer reactor. La construcción de los reactores y el envío de petróleo se encomendaron a un consorcio internacional creado en 1995 y denominado KEDO (Korean Peninsula Energy Development Organization), formado por 13 países pero financiado fundamentalmente por Washington, Seúl y Tokio.

Desde finales de 1994 hasta octubre de 2002 todo parecía indicar que Corea del Norte se había atenido a sus compromisos. Entre 1994 y 2000, la atención de la Administración Clinton se centró en un segundo problema con Corea del Norte: el desarrollo del programa de misiles y la exportación de misiles y sus componentes o tecnología. El desarrollo de sucesivas generaciones de misiles (Scud-B, Scud-C, No Dong, Taepo Dong 1, Taepo Dong 2) empezó a plantear un serio problema cuando, en agosto de 1998, Corea del Norte probó uno de ellos (un Taepo Dong 1, de tres fases), con un lanzamiento que sobrevoló Japón. Además, era bien conocido que Corea del Norte estaba exportando misiles, sus componentes o su tecnología a diversos países, como Pakistán, Libia, Egipto, Siria, Irán o Yemen. La Administración Clinton no tuvo tiempo para cerrar un acuerdo al respecto antes de las elecciones estadounidenses de 2000 (aunque la secretaria de Estado Madeleine Albright llegó a viajar a Pyongyang en octubre de ese año) pero consiguió en 1999 una moratoria de las pruebas de misiles. Ese acuerdo habría consistido en cancelar el desarrollo y la exportación de misiles a cambio de compensaciones económicas y del acceso gratuito de los norcoreanos a servicios extranjeros de lanzamiento de satélites. Desde 2001, y a pesar del escepticismo de la nueva Administración republicana en Washington, todo indicaba que el programa nuclear norcoreano estaba paralizado. El secretario de Estado Colin Powell declaró en febrero de 2002 que los norcoreanos estaban “cumpliendo con la moratoria [de pruebas de misiles] que se habían impuesto y manteniéndose en el marco del acuerdo KEDO”. En marzo, el presidente Bush mantuvo la financiación estadounidense del programa KEDO.

Desarrollo de la crisis

Las cosas cambiaron sustancialmente cuando Washington hizo público, el 16 de octubre de 2002, que Corea del Norte había admitido el 4 de octubre, durante un encuentro en Pyongyang entre James A. Kelly, subsecretario estadounidense para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, y Kang Sok Chu, viceministro norcoreano de Asuntos Exteriores, que estaba desarrollando un programa nuclear secreto de enriquecimiento de uranio. Tal programa era una clara violación del TNP y de varios acuerdos internacionales firmados por Corea del Norte: la declaración Corea del Sur-Corea del Norte sobre desnuclearización de la península (1991), el acuerdo de salvaguardias con el OIEA (1992), el acuerdo-marco firmado con EEUU en 1994 y la declaración Corea del Norte-Japón de septiembre de 2002.

Todo parece indicar que esa confesión fue en parte forzada y en parte deliberada. Por una parte, Kelly aparentemente presentó a Kang pruebas de que Corea del Norte había recibido tecnología nuclear (de centrifugadoras de gas) desde Pakistán a cambio de misiles y de que Pyongyang estaba intentando adquirir tanto aluminio fuerte (que se usa en los equipos destinados a enriquecer uranio para fabricar bombas nucleares) como tecnologías de láser para instalaciones nucleares. Por otro lado, Corea del Norte llevaba meses muy molesta con la nueva política de la Administración Bush. Como es sabido, desde 2001 Washington, desmarcándose abiertamente de la estrategia de Clinton, se opuso a la política de apertura al Norte (sunshine policy) del presidente surcoreano Kim Dae Jung, frenó la iniciativa de negociar el final del programa norcoreano de misiles, presentó (en junio de 2001) una nueva política respecto de Corea del Norte consistente en entablar negociaciones “amplias” con vertientes novedosas (armas convencionales y derechos humanos) y, a finales de ese año, incluyó a Corea del Norte en la lista de los siete países susceptibles de ser objeto de un ataque nuclear preventivo. En enero de 2002, en su discurso sobre el estado de la Unión, el presidente

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