LA DIVINA PROPORCIÓN EN ORTODONCIA

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA EQUINOCCIAL[pic 1]

FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD EUGENIO ESPEJO

ORTODONCIA Y ORTOPEDIA I

ARCOS LÓPEZ CÉSAR SEBASTIÁN

SEXTO NIVEL “A”

28/04/2017

LA DIVINA PROPORCIÓN EN ORTODONCIA

     Los pacientes acuden cada vez con más frecuencia a la estética dental en busca de mejorar su aspecto físico ante la sociedad, esto ha sido determinante ya que expresa un rol muy importante del atractivo facial en la incorporación social del ser humano, de ahí la importancia de poder contar con criterios diagnósticos más efectivos en la evaluación de sus alteraciones. Uno de los métodos más polémicos para poder realizar el examen de la estética lo constituyen aquellos profesionales que se basan en el empleo de la proporción divina. “La proporción divina es una herramienta sugerida en la actualidad para el diagnóstico de las alteraciones estéticas en ortodoncia.” (Companioni, 2015, p. 01)^[1].

     La denominada proporción divina es un término que expresa una serie de teorías las cuales se basan en leyes matemáticas, geométricas y físicas que están estrechamente relacionadas con conceptos de armonía y belleza para el ser humano, las cuales están relacionadas estrechamente  en la percepción visual como en su aceptación psicológica.

     Gutiérrez (2012)^[2] nos señala que las proporciones Divinas o el radio dorado fueron empleadas por Phidias, un escultor griego, en su trabajo utilizando el número de 1.618 y se le dio el nombre de Phi. En la literatura Fue por primera vez mencionado por Euclides en el año 300 d.C. en su segundo libro Elementos. (p.26)

     Ferring (2008)^[3] nos señala que Ricketts fue el primer odontólogo en describir las proporciones estéticas ideales y asociarlas a rostros considerados atractivos. Con el mismo interés, las disciplinas médicas con finalidades estéticas como ortodoncia han propuesto diferentes tipos de análisis facial, que clasifican la morfología de la cara de acuerdo a las mediciones antropométricas o fotogramétricas. Estas herramientas entregan información que puede ser útil para el diagnóstico y tratamiento, pero no está claro si esta evaluación se corresponde o no con la valoración estética que tiene un paciente sobre su propio rostro. (p.472)

     Este aspecto es un punto clave, ya que pueden existir diferencias entre la percepción estética tanto de los pacientes como de los odontólogos o incluso profesionales de la salud, las que podrían ser causa de discrepancias durante el tratamiento si es que no son reconocidas y abordadas apropiadamente.

     Por todo ello parece tener implicaciones biológicas muy significativas, por lo tanto, puede emplearse como un gran apoyo respecto de los objetivos de equilibrio y armonía estructural al realizar planes de tratamiento ortodótico.

     Rodríguez (2009)^[4] nos indica que estas proporciones podrían representar lo que nos gustaría conseguir una vez finalizado el tratamiento de la correspondiente maloclusión. Es decir, por lo tanto, hablar de un tipo de filosofía acerca de la estética la cual nos permite seguir unas directrices orientativas, pero que no impondrá normas rígidas inamovibles que puedan utilizarse como una única solución de nuestro problema. (p.10)

     Marcuschamer (2003)^[5]  sugirió el empleo de la proporción divina para establecer desde el inicio del tratamiento de ortodoncia la proporción presente entre la cantidad de tejido dentario de ambas arcadas como método individualizado, para que al culminar el tratamiento el paciente presente un resultado estético y funcional adecuado. Similar al método sugerido por Bolton en su análisis.  (p.14)

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