LOBOS DISFRAZADOS DE CORDEROS

LOBOS DISFRAZADOS DE CORDEROS

“Fui perdiendo dominio de mi original y mejor persona, y entregándome lentamente a mi otra y peor personalidad”- Robert Louis Stevenson.

Se dice que el ser humano está compuesto por dos principios opuestos, y que siempre escondemos aquellos aspectos oscuros de nuestra personalidad, aquella entidad que queremos ocultar es la que da nombre a “Mr. Hyde” (nótese que hyde significa escondido u oculto en inglés) el personaje de Robert Louis Stevenson en su novela “El curioso caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde”.

Usualmente cuando estamos solos nos comportamos de una manera muy distinta a como actuamos frente a nuestros colegas o superiores. Cuando estamos en el refugio de nuestras mentes nos invaden desde fantasías sexuales hasta deseos homicidas (en los peores casos) pasando por una amplia gama de pensamientos que no mencionamos por miedo a lo amorales que pueden resultar para nuestros allegados, y ni hablar de llevar esas fantasías a cabo.

Sigmund Freud, destacado psicoanalista. Defiende la existencia de un Yo y un “Superyó”, siendo el Yo quien uno es en la mente y el Superyó quien somos en el exterior, quien mostramos a los demás. El superyó tiene como característica principal la adaptación a la realidad, lo que significa que adopta conductas apropiadas para sobrevivir. Esto incluye comportarse de forma prudente en la sociedad para ser aceptado por un grupo.

Podemos comparar entonces al Superyó con el Dr. Jekyll y al Yo con Mr. Hyde. Cuando nuestro Mr. Hyde (Yo) nos incita a robar, violar y comportarnos solo a nuestro beneficio, Nuestro Dr. Jekyll nos aplaca e inhibe las conductas que pueden resultar dañinas para los demás. Pues al fin y al cabo si lastimamos a los que están a nuestro alrededor ellos responderán de la misma forma.

Sin embargo nuestro Dr. Jekyll puede guardar silencio y esconderse, dejando el dominio a nuestro primitivo Mr. Hyde. Esto suele suceder en situaciones en que las reglar éticas y morales dejan de valer. Por ejemplo bajo enormes cargas de estrés, después de un desastre natural o social, o incluso cuando encontramos lo ridículo de seguir las reglas y un código ético (Característico del nihilismo).

Cuando nos tenemos que liberar de las penas y los prejuicios morales es porque necesitamos que el Dr. Jekyll se aleje un poco, entonces

liberamos a la bestia que siempre está allí oculta en nuestra mente e inscrita en nuestro ADN. ¿Qué pueden valer los códigos morales escritos en papel contra la reglas de la naturaleza, que fueron escritas por millones de generaciones en cada una de nuestras células? La respuesta es: No valen nada.

Cuando callamos a nuestro Dr. Jekyll, Cuando obedecemos la voz susurrante de lo más profundo de nuestro cerebro, nos transformamos en una persona completamente distinta a

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