La Capa De Ozono

1. INTRODUCCIÓN

La contaminación del medio ambiente es un proceso que, mucho antes, se veía catalizado por el afán de industrialización, consecuencia de la acogida apresurada de la tecnología. En la actualidad, gracias a esa tecnificación de nuestra cotidianidad, se ha logrado recaudar algunos de esos elementos que siempre serán de importancia vital para nuestra estadía en la Tierra.

Como cualquier otro proceso, éste satisface varias partes a la vez: sus componentes, cada cual con su campo de ataque. Tales componentes -por nombrar algunos- son aquellos que atentan contra el buen estado de los ríos y caudales en general; aquellos que impiden la vistosidad de la flora, hasta el medio acústico se ve perturbado.

La atmósfera, la barrera “invisible” que nos separa de la inmensidad espacial, alcanza a sufrir las consecuencias que tal vez, inconscientemente, provocamos con el transcurso de nuestra vida diaria. El ozono, uno de sus tantos constituyentes, se encarga de transformar la energía voraz del Sol en otra tal que permite la existencia de cualquier ser vivo. Esta maravillosa habilidad se encuentra amenazada debido a la extinción del ozono, literalmente. Por fortuna ahí no acaba todo: éste componente puede regenerarse por sí mismo, pero tenemos que ayudarlo, ya que su recuperación es lenta y sus variados asesinos viven al asecho.

Esta problemática dio origen al Tratado de Montreal, que consiste en un compromiso que existe entre varios países del mundo para darle fin a la producción a los mayores victimarios del ozono: los CFC (clorofluorocarbonos). Con base en este pacto se han llevado cabo hechos trascendentales para la conservación del ozono en la atmosfera, pero aún perdura el peligro.

2. ¿QUÉ ES LA CAPA DE OZONO?

La vida en la Tierra ha sido protegida durante millares de años por una capa de veneno vital en la atmósfera. Esta capa, compuesta de ozono, sirve de escudo para proteger a la Tierra contra las dañinas radiaciones ultravioletas del sol. Hasta donde sabemos, es exclusiva de nuestro planeta. Si desapareciera, la luz ultravioleta del sol esterilizaría la superficie del globo y aniquilaría toda la vida terrestre.

El ozono es una forma de oxígeno cuya molécula tiene tres átomos, en lugar de los dos del oxígeno común. El tercer átomo es el que hace que el gas que respiramos sea venenoso; mortal, si se aspira una pequeñísima porción de esta sustancia. Por medio de procesos atmosféricos naturales, las moléculas de ozono se crean y se destruyen continuamente. Las radiaciones ultravioletas del sol descomponen las moléculas de oxígeno en átomos que entonces se combinan con otras moléculas de oxígeno para formar el ozono.

El ozono no es un gas estable y es muy vulnerable a ser destruido por los compuestos naturales que contienen nitrógeno, hidrógeno y cloro.

Cerca de la superficie de la Tierra (la tropósfera), el ozono es un contaminante que causa muchos problemas; forma parte del smog y del cóctel de contaminantes que se conoce popularmente como la lluvia ácida. Pero en la seguridad de la estratósfera, de 15 Km a 50 Km sobre la superficie, el gas azulado y de olor fuerte es tan importante para la vida como el propio oxígeno.

El ozono forma un frágil escudo, en apariencia inmaterial pero muy eficaz. Está tan esparcido por los 35 km. de espesor de la estratosfera que si se lo comprimiera formaría una capa en torno a la Tierra, no más gruesa que la suela de un zapato. La concentración del ozono estratosférico varía con la altura, pero nunca es más de una cienmilésima de la atmósfera en que se encuentra.

Sin embargo, este filtro tan delgado es suficiente para bloquear casi todas las dañinas radiaciones ultravioletas del sol. Cuanto menor es la longitud de la onda de la luz ultravioleta, más daño pueda causar a la vida, pero también es más fácilmente absorbida por la capa de ozono.

La radiación ultravioleta de menor longitud, conocida como UV, es letal para todas las formas de vida y es bloqueada casi por completo. La radiación UVA, de mayor longitud, es relativamente inofensiva y pasa casi en su totalidad a través de la capa. Entre ambas está la UVB, menos letal que la UVC, pero peligrosa; la capa de ozono la absorbe en su mayor parte, al igual que las nubes y los aerosoles.

3. EFECTOS EN EL MEDIO AMBIENTE Y SOCIEDAD

Cualquier aumento de la radiación UVB que llegue hasta la superficie de la Tierra tiene el potencial para provocar daños al medio ambiente y a la vida terrestre. Los resultados indican que los tipos más comunes y menos peligrosos de cáncer de la piel, no melanomas, son causados por las radiaciones UVA y UVB, teniendo en cuenta que la pérdida de ozono en la estratósfera es menos del 10% de su totalidad, por ahora. Si éste 10% se torna constante, la radiación UVB se convertiría en una causa de los melanomas más raros, malignos y virulentos. La gente de piel blanca que tiene pocos pigmentos protectores es la más susceptible al cáncer cutáneo, aunque todos están expuestos al peligro.

El aumento de la radiación UVB también provocará un aumento de los males oculares tales como las cataratas, la deformación del cristalino y la presbicia.

La radiación UVB, además, tiene un profundo efecto sobre el sistema inmunológico, cuyos cambios podrían aumentar los casos de enfermedades infecciosas con la posible reducción de la eficiencia de los programas de inmunización. La inmunosupresión por la radiación UVB ocurre independientemente de la pigmentación de la piel humana. Tales efectos exacerbarían los problemas de salud de muchos países en desarrollo.

El aumento de la radiación UVB además provocaría cambios en la composición química de varias especies de plantas, cuyo resultado sería una disminución de las cosechas y perjuicios a los bosques. Entre las más vulnerables se incluyeron las de la familia de los guisantes (popularmente conocidas como arvejas) y las habichuelas, los melones, la mostaza y las coles; se determinó también que el aumento de la radiación UVB disminuye la calidad de ciertas variedades del tomate, algunos tubérculos (como la papa), la remolacha azucarera y la soja.

De igual manera, la radiación UVB afecta la vida submarina y provoca daños hasta 20 metros de profundidad, en aguas claras. Es muy perjudicial para las pequeñas criaturas del plancton, las

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