La Conciencia Historica Corporal

LA CONSCIENCIA HISTORICA CORPORAL

Nuestro cuerpo, es una constante el auténtico a priori del conocimiento y de la acción. La experiencia histórica nos muestra sin embargo que interpretamos el mundo y construimos el hábitat humano de maneras muy diversas e inclusive opuesta entre si. La conciencia reflexiva o autoconciencia, disposición psico-social de nuestra mente, la responsable de las múltiples y a menudo contradictorias interpretaciones del cuerpo y su entorno.

Marx y Freud contribuyeron de manera determinante a la postulación del carácter social de la conciencia. Marx destaco su sentido de clase, su manipulación ideológica conforme al lugar ocupado por el sujeto en relaciones de producción. Freud hizo hincapié en el modo en cómo se estructura la conciencia moral y superego a resultas de la introyección de las normas y actitudes paternas. En lo social nos referimos a lo histórico cada ser vivo en lo individual tiene cierta biografía. Mientras que la herencia animal es puramente biológica y por ende genética. La humana se da igualmente a través de la transmisión cultural.

Se propone cuatro hipótesis que explican la conciencia histórica corporal:

1.- Que la conciencia sea de índole espiritual y por tanto distinta y distante al cuerpo físico.

2.- Que la conciencia se sobreponga al cuerpo natural como lo adquirido a lo heredado.

3.- Que el lenguaje sea un intermediario imperfecto para desfocar el objeto de conocimiento en cuestión.

4.- Que el autoconocimiento tenga el carácter de facultad congénita del cuerpo, al igual que las aptitudes biológicas y psíquicas.

De las 4 explicaciones propuestas las tres primeras se inclinan a sostener una doble naturaleza humana y la última favorece un tratamiento nuevo e integral del hombre. Nuestro proyecto actual será abordar la cuarta hipótesis, atendiendo a la necesidad teórica de congruencia y compatibilidad entre la reflexión filosófica y las investigaciones más recientes de las ciencias en torno al hombre.

Si la porción visible del cuerpo-que-somos es poco o muy significativa, debe ser motivo de estimación aparte; lo primero es reconocerle su ubicación dentro del sistema general de nuestro ser y no estigmatizarlo con el rango de receptáculo temporal de nuestra auténtica realidad. Escindir nuestra naturaleza en dos o más substancias genera problemas teóricos insolubles, bajo supuestos metafísicos incomprobables; en efecto, ¿cómo saber si no son todos los aspectos humanos manifestaciones de una sola argamasa original en estadios de permanencia diferentes?

Hablar del cuerpo en su sentido holístico permite apreciar en toda su magnitud el dinamismo de la naturaleza humana, sin restringirlo a una de sus formas, la

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