La Vida En Los Desiertos Mexicanos

A VIDA EN LOS DESIERTOS MEXICANOS

Reseña crítica

De la colección: La ciencia para todos con el no. 213, publicada por la editorial Fondo de Cultura Económica en coordinación con la SEP se da a conocer en el año 2006 la obra: La Vida en los Desiertos Mexicanos, escrita por el doctor Héctor Hernández investigador titular del Instituto de Biología de la UNAM, y presidente del Grupo de Especialistas en Cactáceas y Plantas Suculentas, de la Comisión para la Supervivencia de las Especies de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). Entre sus líneas de investigación se encuentran los patrones espaciales y la conservación de cactáceas en el Desierto Chihuahuense, y la filogenia de géneros de cactáceas mexicanas. En el FCE ha publicado, junto con otros autores. Enfoques contemporáneos para el estudio de la biodiversidad (2001). Pretende informar que los desiertos no son terrenos inhóspitos, por el contrario poseen un complejo ecosistema.

De motu proprio el doctor Héctor Hernández define los desiertos como sistemas ecológicos complejos, ricos en organismos que interaccionan entre sí y con su medio físico, además, un fascinante repertorio de plantas y animales con formas extraordinarias de vida, siendo la aridez (perdida potencial de agua de agua mediante la evaporación y transpiración de las plantas) el factor determinante de su desarrollo.

Los desiertos ocupan aproximadamente el 12% de la superficie continental (McGinnies 1979). De acuerdo con el autor en promedio las zonas desérticasreciben una cantidad de lluvia de 33 mm por año. Se clasifican en fríos y cálidos, los últimos se encuentran en las regiones subtropicales. Pueden presentar una variación de más de 30°C en el día

“Los seres vivos del desierto encontraron soluciones evolutivas al problema de la aridez severa” tal es el caso de las plantas suculentas que tienen la capacidad de absorber y almacenar grandes cantidades de agua, por otra parte las freatofitas pueden aprovechar la humedad de las capas profundas hasta 50 m o el desarrollo de espinas que evita la congelación y reduce los riesgos de sobrecalentamiento. Así mismo Héctor Hernández señala que “la mayoría de los animales evitan la actividad cuando las temperaturas ascienden al máximo.

De acuerdo con el INEGI la obra cita que “49.1% del territorio de México es semiárido o árido” comprendido por los desiertos Chihuahuense y Sonorense además del complejo de valles de Tehuacán-Cuicatlán.

Con 507 000 km2 el Desierto Chihuahuense es el más extenso de Norteamérica según el autor. Debido a su rica biodiversidad y al gran número de especies endémicas con el que cuenta se le considera dentro de las 3 eco regiones desérticas más importantes del mundo. Su flora abarca 3500 especies mientras que su fauna cuenta con 176 especies de mamíferos, 325 de aves, 156 de reptiles y 46 de anfibios. Sin embargo cuenta Hernández que víctimas de la cacería, el envenenamiento y el deterioro del hábitat existen especies que han desaparecido como el oso polar mexicano, el borrego cimarrón y el lobo gris.

A través de la lectura de esta obra sabemos que el Desierto Sonorense cuenta con una extensión estimada de 260 000 km2, siendo el más tropical de los desiertos norteamericanos. Recibe una precipitación anual promedio que varía de 76mm hasta 400mm. “La diversidad vegetal se estima en 3300 especies, de las cuales aproximadamente la mitad es endémica”. Dentro de su fauna destaca el Monstruo de Gila una de las 2 especies de lagartijas venenosas en el mundo, además “es donde existe la más alta diversidad de especies de serpientes de cascabel” También se han registrado más de 100 especies de abejas.

Hernández informa que existen otros organismos en los desiertos que podría considerarse invisible debido a su pequeño tamaño tal es el caso de las termitas que “constituyen el grupo mas abundante de la fauna que habita en los suelos de los desiertos cálidos”. Sin embargo constituyen el grupo más importante en lo que se refiere a la descomposición de la materia orgánica, un dato curioso que nos proporciona el autor es que su biomasa sobrepasa la de los mamíferos herbívoros.

Dentro del ecosistema de acuerdo con el autor existen costas microbioticas que incrementan la capacidad del suelo para absorber y retener el agua, además reducen la erosión y tienen la capacidad de fijar el nitrógeno de la atmósfera así como tienen la capacidad de fijar el nitrógeno de la atmósfera y enriquecen el suelo mediante la adición de carbono, fósforo y potasio.

Hernández aclara que el

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