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VIDA, PASION Y MUERTE DEL MEXICANO


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2012  •  1.451 Palabras (6 Páginas)  •  1.473 Visitas

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VIDA, PASION Y MUERTE DEL MEXICANO

EL HOMBRE UN SER COMUNITARIO

JOSE LUIS SEPULVEDA SOTO

AMANDA DEL PILAR TORRES CABRERA

LNI 301

03-09-12

ANALISIS CAPITULOS 1-3

INTRODUCCION

Queridos niños: Lo primero que deseo a ustedes que están por nacer, es que nazcan. Sucede que en el trayecto, a veces el tren de aterrizaje no funciona. Y entonces los viajeros simplemente no llegan. Les ha deparado el privilegio de nacer en México y ser mexicanos, una de las pocas cosas serias que puede ser un hombre. En otros países ustedes hubieran podido ser más ricos que aquí, pongo por caso; pero jamás hubieran disfrutado de la región más transparente del aire, el colorido de nuestro folclor, las bellezas naturales, la gallardía de las charreadas, la picante sabrosura de los guisos, el respeto a las garantías individuales, el clima de libertad, el amor de la madre. Ah, las sorpresas que les esperan. Tengo que decirles que dentro de este territorio el hombre conjuga once verbos: nace, habita, se relaciona, estudia, trabaja, se divierte, hace política, se casa, va a misa el domingo, se enferma y se muere. Como ven, no son muchas cosas las que ustedes podrán hacer, aunque aquí se hacen de dos maneras diferentes. Ustedes pueden, por ejemplo, nacer en una clínica con todas las atenciones o sin ninguna atención en cualquier petate. Ustedes pueden vivir en casa propia o morirse de renteros en la ajena.

DESARROLLO

EL NACIMIENTO

Todavía no nace un mexicano, y ya empieza la discusión de los sexos. ¿Qué quieren niño o niña?

Con un hijo varón el papá asegura la continuidad del apellido, la procesión de la sangre, el orgullo de las dinastías, etc.

La madre resignada de los siglos, prepara dos canastillas, la azul y la rosa, la del niño y la de la niña. Otras mamás, preparan solamente un ropón blanco que sirva para lo que venga. Lo que Dios manda, todo es bueno. Y Dios nunca se equivoca

Durante los nueve meses de rigor las señoras que están de encargo o en estado, reciben recomendaciones de las tías, consejos de las experimentadas, recetas y medicamentos a porrillo de cuanta vecina están rodeadas.

Otras madres no van a aliviarse a la clínica sin antes haber festejado en casa un ‘’baby shower’’.

Después de una inevitable discusión sobre los sexos y un intercambio de remedios y tratamientos, las amigas se echan una ronda de barajas.

En tiempos de don Porfirio Díaz, surgió la historia de que los niños mexicanos venían de París.

Mucho más de un millón de niños al año, son extraídos a la luz por líricas comadronas de pueblo, vejezuelas ignorantes, rinconeras nada higiénicas que curan cicatriz umbilical con tierrita del bracero,

Apenas el llanto del nuevo ser interrumpe, cuando madre, padre hijos y de mas familia, empiezan como ahogarse por preguntar con que sexo vino.

A poco rato se inunda la habitación de visitantes que viene a conocer a la criatura.

Los expertos afirman que el 70% de los niños mexicanos nacen desnutridos

Con ansia de conocer al recién nacido, a cada rato lo despiertan del bendito sueño para saber de que color tiene los ojos, lo descobijan hasta desnudarlo para palparle pies y manos, o lo enrollan en cuanta cobija encuentran hasta temperaturas de baño ruso. Apenas nace el mexicano empiezan la identificación. ¿A quien se parece?

Tan automatizadas como se han vuelto las mamis modernas, acuestan al niño como caiga, le encienden el radio y se van a platicar las muy cansadas con la señora de enfrente.

El nombre de los recién nacidos ya no se busco en almanaques, martirologios, ni en el año cristiano, sino que broto de la barroca imaginación. Así surgen nombres de niños que parecen como de perritas de casa rica o etiquetas de farmacia.

De los apellidos del mexicano solo habrá que decir que siempre ostenta dos. Los únicos mexicanos que no usan dos apellidos, sino que se dejan el materno en el tintero, son los escritores, poetas, pintores, artistas.

No puede darse por consumado el nacimiento de un mexicano mientras no llevan a bautizarlo. Para lo cual felices los padres comienzan escogiendo padrinos de lujo.

Ahí va ya el último de los mexicanos, luciendo el registro civil del nacimiento y la de fe bautismo, como para comenzar la rica colección burocrática de documentos con lo que espera su futuro.

LA CASA

El mexicano se pasa

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