La Vida

Alienación, extrañamiento de uno mismo frente a otros individuos, a la sociedad o al trabajo. Por lo general, se atribuyen al término significados con frecuencia contradictorios. Los psiquiatras, por ejemplo, consideran que la alienación es un bloqueo autoinducido o una disociación de sentimientos que produce en la persona una reducción de su capacidad social y emocional con las consiguientes dificultades para ajustarse a la sociedad. Sin embargo, algunos filósofos creen que el origen de la alienación no está en la persona sino en una sociedad vacía y despersonalizada. El historiador social del arte Arnold Hauser ha relacionado el concepto de alienación con el de narcisismo, caracterizándolos como tendencias propias del arte manierista y su proyección en diversas manifestaciones artísticas y literarias contemporáneas, es decir, desde el siglo XVII hasta el XX. Lejos de una categorización moral de ambos conceptos, Hauser se propone precisar fenómenos que se repiten con frecuencia en la representación artística: la reflexión sobre el propio material de trabajo (la literatura que se refiere a sí misma o, como en el caso de Las Meninas de Diego de Silva Velázquez, el pintor que aparece en la tela usando las posibilidades del juego de espejos). El propio Don Quijote sería un ejemplo de búsqueda de otro (lo ajeno) fuera de sí (lo propio), con la incorporación de un factor importante de distanciamiento: el humor y, junto con él, la parodia.

Hablar de la alienación es hablar a mi manera de pensar de inoculación, porque realmente eso es lo que ocurre, la inoculación de otras ideas, donde las propias salen del ser, sin siquiera darse cuenta y termina el individuo flotando en su propia isla. Bien lo señala Marcuse en su obra, el “Hombre Unidimensional” donde las características del hombre que prevalece en la sociedad tecnológicamente avanzada, indican que este se reconoce en los objetos, en los productos y se identifica con las marcas del mercado.

Siguiendo el pensamiento marxista es el sistema quien ha hecho que el hombre se haya vuelto ajeno al mundo y espacio que lo rodea.

El hombre o mujer alienado pierde el equilibrio entre mente, cuerpo y alma, no logrando una totalidad corpórea, necesaria para enfrentarse a semejante monstruo, pues esta pérdida de sentido de si mismo genera ansiedad, aislamiento, angustia y en un sentido más amplio, conductas neuróticas.

Quién tiene la culpa

A quién echarle la culpa de la alienación, cuando son factores externos que influyen directamente en el ser, factores políticos, económicos, sociales, religiosos, culturales, familiares, que se van inoculando y transformando al ser humano, cómo preparar a la sociedad para que esto no ocurra, cómo enseñarles o advertirles que están a punto de ser alienados o sencillamente expresarle, usted es producto de la alienación, cómo conseguir un hombre nuevo, mínimamente alienado, desde mi punto de vista esto se logra a través de la educación, pero una educación donde el nuevo docente que se pretende formar, sirva solamente de orientador de procesos y escultor de ideas y no que este como dueño absoluto de la verdad, debe ser un maestro que ayude a optimizar las potencialidades de sus estudiantes, un facilitador comprometido con su país y conocedor de la historia, geopolítica y tradiciones de su patria independientemente de la especialización que tenga , un profesor con altos niveles de autoestima y amor por el ser humano, un tutor que sepa reconocerse en sus estudiantes y que sea capaz de trazarles miles de caminos para que sean ellos mismos a través de su libre albedrío y conciencia social, quienes asuman el reto de emprender su verdadero aprendizaje, a mi modo de ver un mentor que sea capaz de dibujar alas imaginarias en sus estudiantes, para darle la libertad de volar , con esos principios muy difícilmente le dará

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