La ciencia y la tecnología

La ciencia y la tecnología se cuentan entre los logros socialmente más importante de nuestra especie. A estas alturas, pocas estrategias pueden competir con la ciencia y la tecnología contemporáneas a la hora de satisfacer las necesidades y los deseos de los seres humanos. Pero esta destacada posición ha sido ocupada por la ciencia y la tecnología recientemente, a pesar que tiene sus raíces desde los inicios del hombre tuvo su auge a lo largo del siglo XX cuando las distintas disciplinas científicas han hecho posible un conocimiento del mundo natural y social que siglos atrás, ni siquiera se hubiera resultado tan impensable como la capacidad de control y transformación de la naturaleza que ha alcanzado la tecnología contemporánea. Ahora bien, esta época de máximo desarrollo científico y tecnológico no ha traído la solución automática de los grandes males de la Humanidad pero sí en parte de ello. A comienzos del siglo XXI, es frecuente que la ciencia y la tecnología sean vistas no sólo como la solución a los problemas humanos, sino también como causas de algunos de ellos; ( problemas y soluciones: ambientales, demográficos, sanitarios, económicos, políticos, en el campo de la medicina etc.).

Si nos situamos en el siglo XX se destacan algunos de los acontecimientos más destacados de dicha época, las dos guerras mundiales, la Revolución Soviética de 1917 o la salida de los seres humanos al espacio, como también para este siglo la ciencia pasó de ser una ocupación minoritaria y con escasa repercusión social a convertirse en la institución con mayor capacidad para cambiar la vida humana y la realidad social.

Todavía a finales del siglo XIX se podían encontrar figuras como la de T.A. Edison, un individuo creativo que, a pesar de una escasa instrucción científica, era capaz de realizar invenciones de importancia (la bombilla, el fonógrafo que luego avanzaría hasta convertirse en el teléfono; las imágenes en movimiento que daría lugar a lo que conocemos por cine).

Las grandes innovaciones del siglo XX han sido obra, en la mayoría de ingenieros (habitualmente en equipo) con una sólida formación científica. Por fin para este momento el hombre empieza por el dominio humano sobre la naturaleza mediante el conocimiento científico de ésta. Para conseguir ese dominio consistiría en una aplicación a los problemas técnicos, por parte de los ingenieros, del conocimiento científico previamente acumulado como resultado de la investigación desinteresada. De esta forma, se estableció la distinción entre la ciencia “pura”, en la que era posible reconocer el ideal aristotélico de los investigadores que buscan el conocimiento por el conocimiento, y la ciencia “aplicada”, la tecnología desarrollada por los ingenieros, utilizando el conocimiento científico disponible, para satisfacer las necesidades de la industria.

En los países del denominado Tercer Mundo, Argentina,

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