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La enfermedad de todos los tiempos


Enviado por   •  8 de Agosto de 2021  •  Ensayos  •  1.439 Palabras (6 Páginas)  •  840 Visitas

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Área de interés 8. Conocimiento científico.

La enfermedad de todos los tiempos


Dulce R. Vargas Lugo

Ana estaba pensativa, ausente, lejos de ese entorno. Matías, su compañero de clase y de reflexiones, lo notó. Al terminar el partido de baloncesto, se acercó a ella con la intención de recuperarla desde su mirada perdida:

—¿Qué sucede, Ana?, ¿te preocupa algo?

Ella demoró unos segundos en contestar, los suficientes para salir de sus pensamientos y comprender la pregunta de Matías.

—Estoy muy preocupada por Horacio. No puedo entender cómo la vida se ha ensañado

con él.


—¿La vida se ha ensañado con él…?, ¿por qué habría de hacerlo? Es más, Ana, ¿la

vida puede ensañarse? —preguntó extrañado Matías.

—¿Cómo?, ¿no lo sabes? Horacio tiene cáncer. Hace días que no asiste a la escuela. Primero porque estaba  en  estudios  para  el  diagnóstico. Ahora no  ha  venido  porque está recibiendo un tratamiento que seguramente le quitará la vida antes de que el cáncer lo haga — respondió Ana con preocupación, pero enfatizando sus palabras con enojo.

Matías permaneció pensativo mientras tomaba asiento junto a ella. Se había enterado de la salud de Horacio, pero ahora las palabras de Ana eran un remolino para él: «¿Puede la vida ensañarse? ¿La vida se ensaña con los enfermos de cáncer? ¿Por qué el tratamiento debe matar y no sanar?». Como si quisiera acomodar ideas, sacudió la cabeza y giró la mirada hacia

Ana.

—¿No crees que estás siendo catastrófica? Los tratamientos no han sido creados para destruir la salud. Por el contrario, son una herramienta para fortalecerla. ¡Hablas de Horacio como si estuviera en el lecho de muerte! Habrá que conocer la opinión de los médicos, ellos son los expertos que ahora se encargan de su bienestar.

—¿Hablas en serio? Todos los enfermos de cáncer de pulmón que he conocido han fallecido.

—Creo que debes aclarar tus ideas. Toma en cuenta que todos los seres humanos, aunque no estemos enfermos de cáncer, algún día falleceremos.

—Hace varios meses, mi tío Raúl fue diagnosticado con cáncer en el intestino — continuó Ana sin atender la observación de Horacio—. Empezaba apenas con las quimioterapias cuando el cáncer ya estaba en el pulmón y, poco después, falleció. ¿Y qué me dices de Manuel, el hermano de Beatriz? Recuerda que cuando estábamos en primer semestre, su mamá vino a la escuela a hacer una colecta para comprar unas ampolletas muy caras que ayudarían con su tratamiento para el cáncer de pulmón, pero a inicios de este año también perdió la batalla. ¿Y sabes por qué? Porque los médicos fallan; no puedes confiar ciegamente en la ciencia.

—Cada caso  es  diferente. Horacio  no  es  totalmente igual  a las  personas  que has mencionado. No sabemos si ellos tenían antecedentes familiares o si estuvieron expuestos a algo que pudiera no ayudar al tratamiento. También debemos considerar la etapa de diagnóstico, el tipo de tratamiento, su edad, su alimentación… son muchos los factores que pueden influir y que hacen que dos personas no sufran la enfermedad de igual manera. En todo caso, los tratamientos y aun el diagnóstico dan resultados probables. Es cierto que no puedes confiar ciegamente en la ciencia, pero debes tomar en cuenta que te da una alta probabilidad al predecir lo que ocurrirá. Por eso se estudian tantos casos.

—Pero si todos los casos son diferentes, ¿cómo saben qué deben hacer en cada caso?. Mejor vamos a analizar la vida de Horacio: diecisiete años de edad, practica Artes marciales desde los cinco, se alimenta sanamente, no fuma ni consume alcohol; y, que yo recuerde, no ha padecido enfermedad crónica; en su casa no cocinan con leña y vive aquí, en plena sierra, donde el aire es limpio porque tenemos muchos pulmones verdes. Estas  circunstancias,

¿podrían generar cáncer en un organismo?

—Me parece que tienes que diferenciar: no son las circunstancias las que producen el

cáncer, más bien el cáncer se genera en esas circunstancias… o a pesar de esas circunstancias.

—¡Pues no sé…! Pero, insisto: la vida se ha ensañado con él.  Lo está haciendo padecer una enfermedad que le arrebata las posibilidades de continuar.

Matías tenía que pensar bien para emitir cualquier comentario, pues Ana no dudaría en refutarlo para sostener su conclusión de que el cáncer es originado por un capricho de la vida, y que llevaría al chico a un negro destino.

—Te contaré algo, Ana. Hace tres años murió mi tía Lola, víctima de cáncer de seno. Ella vivió en el rancho hasta los dieciocho años. Luego salió a la capital para trabajar en una maquiladora. Allá se casó y tuvo tres hijos. Murió a los cuarenta y cinco años.

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